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La Habana manipula bombardeos rusos en Siria


Preparan avión de combate SU-34 ruso en la base siria de Hmeymim, a las afueras de Latakia (Siria) el pasado 4 de octubre.
Preparan avión de combate SU-34 ruso en la base siria de Hmeymim, a las afueras de Latakia (Siria) el pasado 4 de octubre.

El gobierno de la isla se escuda en el denominado Estado Islámico -que nadie no lo quiere- para ningunear a la oposición al dictador Bashar al-Assad.

En el artículo Una estrategia diferente, publicado en “Granma” el pasado domingo 4, el periodista Elson Concepción se las ingenia para realzar la incursión rusa en el conflicto sirio, la guerra civil, que ya va para cinco años. El escrito deja mal parado a Estados Unidos, aunque hay que reconocer que lo hace discretamente.

En primer lugar, volvemos a encontrar esos titulares que no dicen nada (Una estrategia diferente) encima de un texto tendencioso que se ha propuesto obviar las bombas rusas que cayeron sobre civiles, precisamente en posiciones de los rebeldes sirios. El sitio digital de la BBC, sin embargo, dice que los bombardeos rusos, con sus modernos aviones SU-34, “sorprendieron con el inicio de una campaña aérea que, según los primeros reportes, comenzó en Homs, bastión de los rebeldes que combaten contra el gobierno de Al Asad, y continuó en otras localidades donde tampoco está documentada la presencia de EI” (autodenominado Estado Islámico). BBC también muestra un video de los bombardeos rusos tomado en el lugar de los hechos.

“Granma” se encarga de remarcar que Rusia tiene la autorización del gobierno sirio para bombardear, la autorización de “un gobierno legítimo”. Nada más lejos de la realidad que se trate de un gobierno legitimado por el pueblo. De hecho, la guerra civil ocurre precisamente porque el pueblo quiere quitarse de encima al dictador.

Pero no, la prensa oficialista cubana no habla de eso; casi lo obvia y a todas luces lo ningunea. Como si no existieran. Concepción desliza el tema muy por lo bajo, como si realmente fuera su punto de vista:

“En mi opinión, no puede apoyarse a una llamada 'oposición moderada' contraria a un gobierno genuino, como tampoco puede actuarse militarmente en un país a espaldas de sus autoridades. Eso lo ha hecho Occidente y es hora de rectificar”. ¡Toma ya!

Pero bueno, a fin de cuentas había que explicar la oscuridad del título. El periodista lo despeja así:

“No hay dudas que Rusia aplica en Siria una estrategia distinta a la de Occidente. Moscú apoya a un gobierno legítimo y a una población que ya ha sufrido más de 200 000 muertos, cientos de miles de heridos, millones de desplazados y la destrucción de su patrimonio nacional y universal”.

Según esta presentación de la noticia, la culpa de todo la tendría el terrorífico Estado Islámico, el pretexto perfecto para algunos dictadores.

Desde Cuba, y específicamente desde el libelo “Granma”, es fácil crear un discurso distorsionado que pretende engañar a la opinión pública en la isla. Decimos “pretende engañar” porque a estas alturas el cubano de a pie no cree absolutamente nada de los medios nacionales. Más bien está acostumbrado a darle la vuelta y pensar que lo que dice “Granma” es todo lo contrario a la realidad. Además, el cubano de a pie no tiene tiempo para pensar en la desgracia de los sirios. La desdicha de buscar comida en el mercado negro le ocupa todo el día y parte de la noche.

Desde estas mismas páginas lo decíamos hace pocos días: la dictadura cubana no tiene inconvenientes en hacer una fiesta por los 50 años de relaciones políticas con los dictadores Al-Assad, toda una dinastía en Oriente Próximo que ha resistido a la andanada civil de la Primavera Árabe. Si la dictadura de Al-Assad sigue allí es porque cuenta con aliados poderosos, como los rusos y como los Castro, que tanta influencia ejercen en América Latina. Y porque masacra a su pueblo, nunca está de más repetirlo.

Los artículos de “Granma”, aunque vayan firmados, sabemos que son editoriales. Para muestra, un botón.

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    Jorge Ignacio Pérez

    Nació en La Habana en 1965. Luego de ser tanquista en el servicio militar obligatorio, se graduó en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana, en 1992. Trabajó como redactor y fotógrafo de prensa, columnista de teatro y editor en varias publicaciones de la isla. En 2001 se exilió en Barcelona, hasta el año 2012 en que se afincó en Miami, donde reside actualmente. Fue editor del portal on line de asuntos cubanos Cubanet.org. Desde 2007 lleva el blog personal Segunda Naturaleza. Además del libro de memorias Historias de depiladoras y batidoras americanas (Neo Club Press Ediciones, 2014), tiene otro inédito titulado Pasajeros en tránsito.

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