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Lo que cuesta esperar el año nuevo en Cuba

¿Cuanto cuesta una cena de fin de año en Cuba?
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¿Cuanto cuesta una cena de fin de año en Cuba?

La severa inflación en la isla transforma el salario en un chiste de mal gusto. Tanto las cenas familiares de Nochebuena como la de fin de año, revelan las desigualdades en Cuba.

Es mediodía. En el escurridero de la cocina de Maritza Gallardo, en el reparto Casino Deportivo, a quince minutos en auto del centro de La Habana, se descongelan cuatro trozos de pavo. Regados por el piso, un puñado de plátanos verdes aguardan ser pelados por sus hijas y nietas, que ahora no están para la faena, y se van a bailar reguetón en la sala, donde un equipo de música revienta los tímpanos.

Mientras las jóvenes bailan despreocupadas, un tipo de vozarrón gutural, ya en la frontera de la ebriedad, canta desafinadamente al compás de Alexander y Gente de Zona, "el arroz con habichuela, Puerto Rico me lo regaló, Miami me lo confirmó". Y mueve las caderas con una botella de cerveza Cristal en una mano.

Maritza, 79 años, ama de casa de toda la vida, intenta que la familia coopere en las labores culinarias. "Cuando llegue la noche van a cenar reguetón y ron. Caballero, ayúdenme que yo sola no puedo", dice con tono plañidero. A regañadientes, los suyos comienzan a pelar ajos, plátanos, yuca o exprimir naranjas agrias.

En una mesa, dos hijas escogen arroz y frijoles negros. Maritza vigila a la tropa, que bajo los efectos del alcohol y la alegría de estar reunidos en familia, se desordenan cuando escuchan la música.

En un fogón improvisado en el patio, dos piernas de cerdo son asadas a fuego lento por un hombre de barriga prominente que espanta a los que se acercan por el olor: "Pa'llá, señores, no me hagan sombra. Aviso cuando estén terminadas".

Una escena similar a la del jueves 24 de diciembre se repetirá el jueves 31 de diciembre de 2015. A pesar de la bulla, la gente que no quiere ayudar y el reguero en la cocina, Maritza Gallardo se considera una mujer feliz.

"Yo vivo los 365 días del año esperando esos dos días de diciembre. Ningún dinero del mundo es capaz de pagar el poder reunir a todos mis hijos, hermanos y nietos. Y todavía falta mi hermana que vive en Estados Unidos. Cuando esa loca aterrice, el fiestón durará tres días con sus noches".

El esposo de Maritza falleció hace dos años. "Es el único que falta. Siempre, con lo que hemos tenido, nos hemos reunido y celebrado Nochebuena y fin de año. Gracias a Dios, ahora podemos comprar bastante comida y bebida. Mi familia es de oro", dice, y sus ojos se humedecen.

Pero no todas las familias en Cuba tienen la misma suerte. A tres kilómetros de la casa de Maritza, en Párraga, barrio al sur de la capital, en un conglomerado de viviendas bajas, humildes y sin pretensiones arquitectónicas, reside Arsenio Sarmiento, expresidario. Padre de tres hijos, a menudo se pregunta cuándo la buena suerte tocará a su puerta. Su vecindario está circundado por callejuelas destrozadas, salideros de agua y olor a m.... "La peste viene de las tuberías de desagüe, rotas hace años", aclara.

Arsenio tuvo una infancia compleja. Junto a una pandilla juvenil comenzó a robar neumáticos de autos, sillones de los portales o lo que se le pusiera en el camino. Después de lo robado, compraba cigarrillos de marihuana y tomaba ron peleón.

La cárcel fueron unas vacaciones. Hoy, con 40 años, quiere cambiar, ser un buen padre y mantener a su familia trabajando honradamente. Pero el destino y la mala suerte siempre lo han convocado a delinquir.

Para Arsenio Sarmiento, eso de cenar en Nochebuena y en fin de año, es cosa de películas americanas. "No hay astilla (dinero), brother. El 24 de diciembre para mí es un día cualquiera".

El 31 de diciembre sí lo entusiasma. "Pienso vender dos sacos de cemento y con mi salario de plomero, comprar un pedazo de puerco, frijoles negros y un racimo de plátanos. Lo que sí está garantizado es el vacilón. A Menocal (una plaza donde el Estado organiza bailables) vendrán grupos de reguetón y música salsa y uno puede bailar gratis con su jevita".

Con la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, en Cuba desapareció la cultura navideña. A partir de entonces, Castro comenzó a suplantar las tradiciones, hasta eliminarlas por completo. Santa Claus y los Reyes Magos fueron desterrados de la memoria colectiva. O al menos eso intentó.

Después, el barbudo y su gobierno hicieron las paces con la Iglesia Católica. En diciembre de 1997, a raíz de la visita del Papa polaco Juan Pablo II, la Navidad volvió al almanaque. Lentamente, el espíritu navideño ha ido cuajando en la mayoría de una población que se supone es católica.

Al margen de sus creencias, muchas familias, casi todos los negocios privados y centros turísticos estatales tiran la casa por la ventana estos días. Pero las calles, parques e instituciones oficiales no son adornados. En Cuba no hay viernes negro ni rebajas de precio en el mes de diciembre.

Y no todos pueden darse el lujo de cenar el 24 y también el 31 de diciembre. Una cena para una familia de cinco personas, a base de cerdo, dos o tres turrones, arroz blanco, frijoles negros, tostones de plátanos verdes, ensalada de tomate y lechuga, una botella de vino tinto y dos decenas de cerveza, cuesta alrededor de $70.

A simple vista, en la isla se identifican tres clases sociales.

En primer lugar, los intocables, ministros y altos oficiales militares, que en nombre de la Revolución viajan por medio mundo, hacen dos comidas de calidad al día, desayunan como si fueran estadounidenses (café con leche, tostadas con mantequilla, jugo, huevos fritos y bacon) y pueden pagar $300 para esperar el año nuevo en Tropicana o en la Plaza de la Catedral.

Luego, le siguen aquéllos que reciben remesas, tienen negocios privados, son artistas y deportistas de éxito, jineteras de nivel o burócratas corruptos. Ellos también pueden hacer celebraciones sin necesidad de abrir las alcancías ni contar los pesos que quedan en el monedero.

Y en último lugar, los cubanos de a pie, ésos que no reciben remesas y en 57 años de castrismo siguen viviendo mal y comiendo peor. Para ellos, diciembre es el último mes del año y no un mes de festejos, adornos, cenas y brindis.

Así están los precios en un agromercado habanero este fin de año.
Así están los precios en un agromercado habanero este fin de año.

Justo cuando se acerca el 31 de diciembre, los precios de alimentos como la carne de cerdo se disparan. En los agromercados habaneros, la libra de cerdo ronda los 40 pesos. Medio kilo de tomates, 15 pesos. Una libra de malanga, 7 pesos. Y un turrón español, 3.50 pesos convertibles.

Algunos restaurantes ofertan cenas especiales de fin año. En El Asia, mugriento restaurante a un costado del antiguo paradero de La Víbora, en un cartel escrito a mano, anuncian ofertas para ocho y doce personas, a 1.220 pesos y 1.444 pesos (el salario promedio en Cuba es de 600 pesos, unos $24).

Así están los precios en las tiendas en dólares este fin de año.
Así están los precios en las tiendas en dólares este fin de año.

Mientras Maritza Gallardo puede reunirse con toda su familia, comer sin restricciones y pasarla bien el 31, Arsenio Sarmiento tiene que conformarse con ir a un agromercado de anaqueles desvencijados y comprar un pedazo de cerdo, unas libras de frijoles negros y un racimo de plátanos verde.

Después de su pobre cena, Arsenio se llegará hasta la plaza pública. Allí, con cientos de personas más, esperará la llegada de 2016, bebiendo cerveza a granel o ron barato, bailando reguetón y música salsa con su jevita.

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EN IMÁGENES: La situación de la basura en La Habana

Devuelven a Cuba a 19 balseros interceptados cerca de Cayo Hueso

Una embarcación de fabricación casera en la que viajaban migrantes cubanos. (Foto: @USCGSoutheast)
Una embarcación de fabricación casera en la que viajaban migrantes cubanos. (Foto: @USCGSoutheast)

La tripulación del guardacostas William Trump, de la Guardia Costera de EEUU (USCG), repatrió a 19 migrantes a Cuba el viernes, interceptados en el mar cerca de Cayo Hueso, Florida, cuando intentaban arribar al país de forma irregular.

Los migrantes fueron avistados el sábado, 13 de abril, por la tripulación de un avión de Control de Aduanas y Protección Fronteriza que notificó inmediatamente a los guardacostas del sector de Cayo Hueso sobre un presunto viaje de migrantes, dijo la USCG en un comunicado de prensa.

“Los inmigrantes que intenten ingresar ilegalmente a Estados Unidos por mar serán descalificados indefinidamente de la política de libertad condicional de inmigración legal para cubanos y haitianos”, dijo el teniente Peter Hutchison, de la División de Cumplimiento del Séptimo Distrito de la Guardia Costera.

Añadió que a los migrantes interceptados en el mar, independientemente de su nacionalidad, no se les permitirá ingresar a territorio estadounidense, y que aquellos que no tengan una base legal para permanecer en el país también serán expulsados.

El Ministerio del Interior de Cuba, por su parte, señaló en un post en su cuenta de X que los migrantes llegaron al Puerto de Orozco, en Bahía Honda, Artemisa.

La devolución de los 19 balseros repatriados por Estados Unidos es la "vigésimo novena operación de retorno de migrantes irregulares desde diferentes países de la región, con 374 personas devueltas", dijo el MININT.

El pasado 13 de abril, otro grupo de balseros interceptado en la misma zona de Cayo Hueso fue repatriado a la isla. Los equipos de la Guardia Costera han devuelto a un total de 367 migrantes a Cuba en lo que va de año fiscal 2024, que comenzó el 1 de octubre de 2023.

"La Guardia Costera y su Grupo de Trabajo de Seguridad Nacional - Socios del Sudeste seguirán teniendo presencia en el aire y en las aguas para detectar y disuadir a los migrantes de intentar ingresar ilegalmente a los Estados Unidos por mar", subraya la nota.

Los cubanos continúan lanzándose al mar y a las rutas irregulares de Centroamérica pese a las reiteradas advertencias de las autoridades estadounidenses. Un total de 19.571 migrantes procedentes de la isla llegaron a la frontera de EEUU en marzo pasado, la mayoría por los diferentes puntos de la frontera sur y por vía marítima, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de EEUU.

Gobierno cubano reconoce crisis profunda con servicio de transporte público (VIDEO)

El transporte público en Cuba transporta actualmente a menos del 50% de las personas que trasladaba hace cinco años, según cifras oficiales. (AP Foto/Ramón Espinosa, Archivo)
El transporte público en Cuba transporta actualmente a menos del 50% de las personas que trasladaba hace cinco años, según cifras oficiales. (AP Foto/Ramón Espinosa, Archivo)

El servicio de transporte público en Cuba ha visto reducidas sus operaciones de traslado de pasajeros en un 50% en los últimos cinco años, en medio del deterioro del parque automotor y la crisis energética, reconoció la semana pasada el ministro del sector, Eduardo Rodríguez Dávila.

“Estamos en uno de los peores momentos de los últimos años. Estamos trabajando, aproximadamente, con el 50 % de la transportación de pasajeros que teníamos hace cinco años. Diariamente, hace cinco años, en Cuba se transportaban unos 5.8 o 5.9 millones de pasajeros diarios y hoy se están transportando 2.7 millones”, dijo el ministro en el programa Desde La Presidencia, que conduce el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel.

Según Dávila, la mitad de las rutas estatales de transporte no tienen un funcionamiento estable. "Una parte de los ómnibus tiene problema de paralización técnica y otra parte tiene problemas de abastecimiento de combustible", explicó.

Esta situación deja a la mayoría de la población con una única opción, utilizar el servicio que ofrecen los porteadores privados, dijo el ministro, y recalcó que una de las principales quejas de las personas se relaciona con los elevados precios de este servicio, que responde, dijo, a la inflación.

El "estado de opinión" de la población también señala, dijo el ministro, que los vehículos estatales no paran en las paradas. "Eso lo hemos enfrentado con reuniones, con sanciones, y tengo que reconocer, presidente, que esa es una temática que no hemos logrado resolver".

Info Martí | “De crisis en crisis”, el podcast de Díaz-Canel
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En cuanto al ferrocarril y la aviación, mencionó que requieren productos de importación para su mantenimiento, y los de producción nacional requieren de materias primas importadas, una cadena de desgracias que termina en la canibalización de los vehículos existentes para el cambio de piezas y componentes dañados.

La génesis del problema está en "la falta del suministro oportuno de piezas de repuesto, un problema largo, viejo, que tenemos en Cuba, que hacemos las inversiones en los medios de transporte, sin embargo, no logramos sotener el mantenimiento", señaló.

Dávila mencionó, además, que las necesidades del sector no se cubren con el ingreso por cobro de pasajes, ni con lo que aporta el presupuesto nacional. "¿Cómo resolver lo de las tarifas, si no podemos incrementar más las tarifas a la población? ¿Como resolver si el presupuesto no alcanza para mantener la infraestructura?", se cuestionó. Añadió que el costo del combustible abarca un 20% de la operación del sector.

Una de las medidas del "paquetazo" económico, cuya entrada en vigor fue detenida en febrero pasado tras expresiones de descontento popular, prevé el aumento de las tarifas del transporte estatal. Díaz-Canel intentó explicar en el programa, con algunos ejemplos de exenciones, que la proposición de aumento de tarifas no afectará el bolsillo de sectores vulnerables de la población.

También en el área de transportación de cargas han ocurrido afectaciones considerables, operando actualmente a “la mitad” que hace dos o tres años, apuntó el ministro.

Díaz-Canel, por su parte, señaló que la crisis con el transporte repercute en todos los sectores de la economía y afecta la vida diaria de la población en "aspectos tan sensibles" como la distribución de los productos de la canasta básica que el estado vende en la red de bodegas estatales.

El gobernante cubano, que suele culpar de las dificultades nacionales a las sanciones económicas de Estados Unidos a la isla, atribuyó nuevamente el problema al "recrudecimiento del bloqueo" y la "persecución energética". También mencionó los efectos negativos de la "crisis global" y la pandemia de Covid-19 sobre el sector.

Sobre las posibles soluciones a la crisis del transporte, Dávila mencionó, sin agregar detalles, que se trabaja en "el ensamblaje en Cuba de ómnibus" y en programas centrados en el uso de energías renovables, como la implementación de ómnibus y triciclos eléctricos. Tanto Díaz-Canel como el ministro apuntaron que la ayuda solidaria de algunos países y de organizaciones como Naciones Unidas puede ayudar en la materialización de esos programas.

Dávila habló también de una "actualización en la política de comercialización de vehículos en Cuba, algo que ha sido también una petición de la población y que creemos que va a traer un impacto importante", y del impacto de la inversión extrajera en la recaudación de divisas para el sector.

En febrero pasado, EEUU exportó a Cuba más de 5 millones de dólares en vehículos nuevos y de uso. Según un informe del Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba, los vehículos nuevos sumaron 4.983.708 dólares y los usados 109.500. A ello se suman 2.881 en vehículos de propósito especial; 21.895 en camiones eléctricos autopropulsados, 30.000 en montacargas y 245.797 en palas cargadoras frontales.

El cambio de 360 pesos cubanos por un dólar enciende las alertas

Los funcionarios cubanos han mencionado como prioridad "el redimensionamiento del mercado cambiario" pero hasta el momento no se han mencionado detalles de ese proceso.
Los funcionarios cubanos han mencionado como prioridad "el redimensionamiento del mercado cambiario" pero hasta el momento no se han mencionado detalles de ese proceso.

La Tasa Representativa del Mercado Informal (TRMI) que elabora la publicación elTOQUE activó en las últimas horas una alerta de inestabilidad porque la moneda estadounidense subió de 355 a 360 pesos cubanos.

Cuba tiene tres tipos de cambios efectivos. El Gobierno mantiene una tasa fija de 24 pesos por dólar; una tasa discrecional de 120 pesos utilizada, por ejemplo, para los precios de los turistas y la gasolina, entre otros, y luego una informal.

El ascenso de las últimas horas representa un cambio brusco e inesperado en comparación a la tendencia de los últimos 20 días, por ello se activó la alerta.

La herramienta de monitoreo, a la que el régimen de Cuba ha intentado desacreditar en numerosas ocasiones, se alimenta -como han dicho sus creadores- a partir de los anuncios de compra y venta de divisas en grupos de redes sociales y sitios de clasificados.

El mes pasado el economista cubano Pavel Vidal había pronosticado que el peso cubano se depreciaría entre un 5% y un 9% cada mes, por el déficit fiscal récord, una caída de la producción y la ausencia de un programa de estabilización y reformas de amplio alcance.

Los funcionarios cubanos han mencionado como prioridad "el redimensionamiento del mercado cambiario" pero hasta el momento no se han mencionado detalles de ese proceso.

"Con mi jubilación de un mes compro medio cartón de huevos"

Pañales, cigarrillos y huevos en venta en una casa de La Habana. La inflación continúa en aumento por segundo mes consecutivo, una jubilación no alcanza para comprar un cartón de huevos.
Pañales, cigarrillos y huevos en venta en una casa de La Habana. La inflación continúa en aumento por segundo mes consecutivo, una jubilación no alcanza para comprar un cartón de huevos.

El sociólogo y escritor Dimas Castellanos contó esta semana a Martí Noticias que el dinero de su jubilación apenas le alcanza para comprar medio cartón de huevos, debido a la gran inflación que hay en el país.

"Yo tengo la jubilación más baja, gano 1528 pesos mensualmente y ya eso apenas me alcanza para comprar la mitad de un cartón de huevo (15 unidades)", dijo.

Dimas apuntó que en los últimos días ese precio incluso ha subido. "La vida se encarece cada día más para los cubanos. Los precios de los productos están más altos y en la isla se está produciendo menos alimentos".

El escritor cree que los gobernantes "tienen que saber lo que el pueblo está pasando, lo que el pueblo está sufriendo, el hambre que se está pasando, cómo va creciendo la miseria, ante una indolencia total".

La inflación alcanzó el 33,17% en marzo, un 1,09% más que en febrero, según los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC), publicados por la estatal Oficina de Estadísticas e Información (ONEI).

El economista Pedro Monreal en un hilo en X opinó que esta aceleración por segundo mes consecutivo se debe en parte al aumento de precios de los combustibles aplicado en marzo, "pero el alza de precios continúa explicándose principalmente por el creciente precio de los alimentos".

"El incremento de precios de los alimentos sigue liderando, por amplio margen, el aumento general de los precios al consumidor. Explica más del 50%. Sin aumento de oferta de alimentos es difícil asumir que se reduciría sustancialmente la inflación en Cuba", señaló el analista.

El salario no alcanza para comer en Cuba
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Para el escritor y periodista Ernesto Pérez Chang, en la isla hay evidencia "irrefutable de que Cuba se hunde en una nueva fase crítica del Período Especial".

"Más de la mitad de la población de la Isla continúa viviendo con menos de un dólar diario o, en el común de los hogares de obreros e incluso de trabajadores profesionales altamente calificados, hace más de dos décadas que desayuno, almuerzo y cena se fusionaron en un solo bocado como único milagro del día", escribió en uno de sus artículos en Cubanet.

"Nos adentramos en una crisis profunda, probablemente insalvable, que para muchos sobrevivientes de la anterior, hoy en la tercera edad o camino a ella, será mortífera como lo fue para miles de cubanos en esos infernales años 90", opinó Pérez Chang.

Así mismo opinó, en entrevista con Martí Noticias, el periodista Boris González Arenas, quien consideró que tanto la inflación como los bajos salarios terminan "en hambre y en víctimas mortales de personas que con enfermedades sencillamente no tienen cómo sobrevivir".

El gobernante Miguel Díaz-Canel dijo el mes pasado en una reunión con funcionarios del Ministerio de la Industria Alimentaria que las familias gastan más del 70% de sus ingresos en comprar comida.

"Pero ese mismo análisis que se hace desde el punto de vista teórico, lo está haciendo cada familia a la hora de su comida, que cada vez es peor", explicó Dimas.

(Con reportaje de José Luis Ramos para Martí Noticias)

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