Uno de los muchos problemas que afronta el problema racial cubano es el de los estereotipos que sobreviven dentro de la conciencia social y se reproducen de manera constante de una generación a otra y siempre en condiciones negativas para los negros. Juan Antonio Alvarado en su trabajo "Relaciones raciales en Cuba" asegura que las valoraciones portadoras de prejuicios raciales sobre el comportamiento social, actitudes, conductas, estilos de vida y relaciones familiares son comunes en Cuba.
"La imposición durante siglos de valores culturales y estéticos sustentados por la población blanca, condicionó que esa cultura blanca se convirtiera en un modelo ideal para toda la sociedad. Por consiguiente, las evaluaciones que se hacen de los distintos grupos raciales parten, casi siempre, de la comparación con esos arquetipos", afirma Alvarado.
Esa ideología es la que justifica una frase de uso popular en Cuba y que contiene un fuerte componente racista: "ser blanco y rubio es una carrera universitaria." Esos estereotipos incluso son repetidos por la propia población negra que por el uso continuo de la frase, en muchas ocasiones no se percata de lo negativa que es. En cierta medida los negros que repiten frases discriminatorias y ratifican los estereotipos están justificados por la sencilla razón de que no tiene referencias positivas de su historia social y por tal motivo la reniegan.
La ideología de supremacía racista blanca diseñó fetiches de temor a partir de la revolución haitiana y cultivó lo que se conoció como el miedo al negro. Si a eso le sumamos que la historia de Cuba es de una hegemonía total blanca y tiene muy poco contenido que resalte el positivo papel de los esclavos y mestizos en la formación de la nación, que las culturas negras que llegaron de África son vistas como ignorantes y se desconoce su filosofía, arte y pensamiento y que la televisión solo ofrece papeles secundarios a los negros y en muchas ocasiones lo muestra como un elemento marginal, es fácil entender como los propios negros a menudo se hacen eco de estereotipos negativos.
Así frases como "hay negros muy decentes" o "hay veces que los blancos son mas chusmas que los negros", que se refiere al comportamiento social o aquella que califica profesionalmente como "es negro, pero es más buen médico" o la que define que los negros siempre actúan mal como "los negros si no lo hacen a la entrada lo hacen a la salida" son muy comunes dentro de la sociedad cubana.
La identidad del mestizo, sobre todo la del negro, es muy agredida. En la misma medida en que tiene que abrirse paso a través del campo de batalla del no reconocimiento, de la no aceptación, del estereotipo negativo, de la discriminación, del juicio de valor hegemónico que ataca su otredad. Según una encuesta realizada en La Habana y Santiago de Cuba en 1995, el 75% de las personas estuvieron de acuerdo en que el prejuicio racial es común en la Isla; en tres barrios habaneros, la encuesta ofreció como resultado que: el 58% de los blancos consideran que los negros son menos inteligentes; el 69% afirmó que los negros no tienen los mismos valores y decencia que los blancos; y el 68% se opuso al matrimonio interracial. (Centro de Antropología, La Habana, 1995)
Todo eso conlleva a que muy a menudo el interés de los negros y mestizos en "adelantar la raza", es decir tener menos facciones negroides, gracias a la unión matrimonial de personas blancas. Estos indicativos por parte de la población negra a rechazar sus propios valores lo analiza Fernando Ortiz, quien dice:"Resulta perfectamente comprensible, conociendo la enorme presión con que las fuerzas dominadoras han aplastado durante siglos a los grupos humanos sometidos a la tremenda y singular hostilidad del ambiente social"
Los estereotipos es otra forma indirecta de mantener separado a un grupo social al disminuir sus valores. No se trata de construir identidades raciales, sino acabar de solucionar el problema de la diversidad. El profesor Esteban Morales en un ensayo publicado afirmaba, "Lo típico de nuestra realidad social, históricamente, ha sido comportarse ante la otredad sobre la base de un criterio de hegemonía racial. Ello es parte de nuestra cultura, aunque muchos vergonzosamente lo nieguen. Otros muchos no lo acepten, otros tantos ni siquiera se lo pregunten y que sea tan difícil debatirlo".
Y ratificaba Morales, "para que alguien pueda sentirse parte de una nación o de un grupo cualquiera, es condición indispensable que sienta, ante todo, su mismidad. Solo se puede ser parte de algo, si se es uno mismo primero que todo".