Katrina tenía potencial para generar en el mar una marea de tormenta de 18 a 28 pies de altura (6 a 9.5 metros) que pudiera desbordar fácilmente las compuertas de protección. Esto, sin contar con olas aún más altas y aguaceros de 15 pulgadas de acumulación.
Nueva Orleáns es una ciudad construida dentro de un enorme tazón a 10 pies (unos 3.5 metros) por debajo del nivel del mar en ciertos puntos. Depende para no inundarse de un sistema de compuertas, canales y bombas que en condiciones normales sirven de freno al caudaloso río Misisipí de un lado y el gran Lago Pontchartrain del otro.
El gran temor es que una inundación pueda superar las compuertas y convertir a Nueva Orleáns en un lago tóxico, lleno de sustancias químicas y el petróleo de las refinerías y de sistemas sépticos arruinados.
El alcalde Ray Nagin dijo que se espera que en lo peor de Karina el sistema de bombeo falle y que aunque el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estará listo a entrar en acción para restaurar el bombeo, primero habría que esperar a que baje el nivel del agua.
“Estamos frente a una tormenta que la mayoría de nosotros hemos temido por mucho tiempo”, dijo el Alcalde. “Este es un acontecimiento que se presenta solamente una vez en la vida”.
Las principales carreteras de Nueva Orleáns se despejaron tarde el domingo después de más de 24 horas de estar atascadas por la gente que escapaba tierra adentro. En el momento culminante de la evacuación, más de 18,000 personas por hora escapaban del sudeste de Luisiana, dijo la policía estatal.
También había orden de evacuación a lo largo de la costa del vecino Estado de Misisipí y ya desde el sábado cerraron los casinos flotantes construidos en barcazas.
También las autoridades del Estado de Alabama emitieron órdenes de evacuación forzosa en las zonas bajas de la costa. El Alcalde de Mobile, Michael C. Dow, dijo que la inundación podría ser peor que la de 9 pies (tres metros) que ocurrió en el centro de la ciudad durante el huracán Georges en 1998.