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Arte y Cultura

Cineasta cubano Enrique Colina condena censura al teatrista Juan Carlos Cremata

Enrique Colina, cineasta cubano.

Colina, autor de varios documentales y con experiencia en la docencia del cine en Cuba, arremete contra la censura a la que ha sido expuesto Cremata, autor de la pieza "El rey se muere".

El cineasta y docente cubano Enrique Colina escribió una misiva a su censurado colega Juan Carlos Cremata, en la que arremete contra la censura, la intolerancia y la estrechez de miras que ha prevalecido en la "revolución" cubana.

Cremata es autor de la pieza El rey se muere, de Eugène Ionesco, estrenada el 4 de julio y suspendida definitivamente días después. La compañía teatral dirigida por él fue borrada del mapa escénico cubano y Cremata impedido de volver a ejercer este arte, pero varios de sus colegas en Cuba y el mundo se han solidarizado con él.

A continuación Martí Noticias reproduce el mensaje solidario enviado por Colina a Cremata y la carta donde explica los entresijos de la censura por parte del régimen castrista.

Hola Juan Carlos,

Tienes luz verde. Creo que no tratar el tema públicamente y callarse es plegarse a la arbitrariedad de decisiones que potencialmente nos afectan a todos como creadores, pero también como ciudadanos.

No veo contradicción en que se discuta una ley de cine por la que luchamos en la que explícitamente se garantice el derecho que nos asiste para defender la cultura contra el ejercicio de una censura que se autodenomina revolucionaria cuando en la práctica de todos estos años ha negado con sus desafueros y su mediocridad la esencia anti-dogmática que defendemos, único garante de la revitalización y reanimación de esa rebeldía que necesitamos para mejorarnos como seres humanos individual y colectivamente como pueblo.

Para rescatar esos valores, cuya pérdida ha sido y es denunciada oficialmente como resultado del deterioro ético alimentado por la desidia, la corrupción y la más cobarde y oportunista simulación, el único remedio que veo en el área de estimulación intelectual que nos compete es arrancarnos esa mordaza que los c... burócratas quieren imponerle a la expresión artística comprometida. Vale decir, comprometida consigo misma, con sus criterios y convicciones humanistas y con su vocación anti-conformista, rebelde y verderamente revolucionaria.

Después de predicar tantos años el marxismo-leninismo parece ser que los custodios de la ortodoxia del silencio se han olvidado de las leyes de la dialéctica y por eso flotan en ese sumiso estancamiento donde la fe y la obediencia al inmovilismo parecen ser los altares de adoración al que nos convocan con sus anatemas condenatorios y excomuniones. Pues no, mi socio, protestemos.

Un abrazo,

Enrique

SOBRE LA CENSURA Y SUS DEMONIOS

La censura artística practicada en Cuba durante estos 56 años contra obras y creadores de la cultura en favor de una supuesta defensa de la Revolución ha derivado paradójicamente en un boomerang contra el prestigio político del proceso revolucionario, el mismo que fomentó y desarrolló desde su inicio las diversas expresiones artísticas que hoy sustentan y refuerzan nuestra identidad nacional y garantizan la continuidad del legado positivo de esta etapa de nuestra historia.

Si hiciéramos el recuento de las rectificaciones y rescates de obras y personalidades de la cultura que una vez fueron estigmatizados con el sambenito contrarrevolucionario por funcionarios y dirigentes de una ortodoxia rígida y dogmática –en ocasiones fracturada por una actuación corrupta, oportunista o sencillamente inconveniente dentro de la estructura centralizada y vertical de poder, que los llevó a ser ellos mismos separados y condenados al ostracismo político–, la lista sería larga.

Hoy se reconocen oficialmente las injusticias cometidas durante el llamado quinquenio gris y las reparaciones, desagravios y apropiaciones de su legado cultural se realizan muchas veces cuando ya han desaparecido sus autores, aún de aquellos que tuvieron que emigrar, pero para esos que se fueron por criticar, advertir y denunciar en sus obras la deriva autoritaria e intolerante de la burocracia sistémica, para esos "rescatados" hay que estar ya muerto.

La intolerancia a la crítica como norma para conocer la verdad –que es consustancial al fenómeno artístico que explora, indaga y escudriña en los conflictos humanos, enmarcados social, política y económicamente en su realidad y en su historia– ha sido y sigue siendo una proyección del miedo para afrontar las responsabilidades emanantes de un poder burocratizado que ha cometido errores, extravíos y desviaciones de su inicial impulso revolucionario y libertario. Equivocaciones y despropósitos motivados en ocasiones por la impaciencia y las buenas intenciones y en otras por voluntarismos obcecados en un inmovilismo quimérico incapaz de adaptar y reacondicionar la utopía a los requerimientos apremiantes de una realidad necesitada de una apreciación objetiva, sensata y equilibrada de las causas de sus carencias y defectos para corregirlos y enmendarlos.

Antes bien y a pesar de las cíclicas aperturas de rectificación y los llamados a la crítica pública contra lo mal hecho durante estos 56 años la atención siempre se dirigió hacia los fenómenos y no a sus causas. Por eso la ausencia de su confrontación crítica sistemática a través de los medios informativos sometidos a esa censura castradora ha terminado por fraguar la sacralización e intocabilidad de las decisiones verticales de poder, aunque se pretenda enmascararlas haciendo consultas participativas para el retoque de los afeites.

Existe ya un anquilosamiento en la conciencia ciudadana y un agotamiento ideológico por el gastado carácter propagandístico de los medios que dan la espalda a una realidad de opaco futuro y que provoca esa desidia y escapismo que tanto preocupa a los que se inquietan por el desviacionismo ideológico, la superficialidad y la banalidad del entretenimiento que la gente busca en "el paquete", los juegos de computación, la música reguetonera…

Esa pérdida de valores, la mala educación, la vulgaridad, la indisciplina social… también son el resultado de no haber promovido y alimentado en la práctica ciudadana esa rebeldía y autonomía de criterio que el Che alentaba en contra de todos los falsarios y oportunistas que pregonan los dictados de discreción, cautela y mesura en la expresión de nuestras inconformidades ciudadanas. Desacuerdo lícito en cuanto derecho civil a expresar una opinión sin que esta sea reprimida mediante esa inoculación de miedo ante las consecuencias de expresar un punto de vista crítico en "un lugar inapropiado, en un momento inoportuno y de una manera políticamente incorrecta".

El cine, el teatro y las artes plásticas han contribuido con muchas de sus creaciones a confrontarnos con este muro del silencio protegido por los cancerberos ideológicos que censuran y condenan en nombre de una defensa de la Revolución cuando en realidad lo que hacen es vulnerar los pilares humanistas de su continuidad.

Películas, piezas teatrales y obras plásticas –sin olvidar el período de proscripción que sufrieron los mejores exponentes de la Nueva Trova y que a la postre se convirtieron en los más auténticos cantores de la obra revolucionaria– han sufrido los embates de esa resaca reaccionaria que rehúye el debate de ideas y se agazapa en las trincheras de piedras para lanzar sus venenosos dardos inquisitoriales.

Recientemente y en contradicción con la apelación hecha por la más alta instancia de gobierno de asumir la realidad con sentido crítico, honestidad y compromiso ético, reconociendo que la unanimidad de criterios es una falacia de simulación, se han lanzado ataques contra un escritor cuya obra literaria y periodística es ejemplo de seriedad y sinceridad en el reconocimiento de nuestras actuales carencias materiales y espirituales, además de ser un genuino exponente de una comprometida y auténtica cubanía. Hablo de Padura y refiero también la estúpida prohibición de la película inspirada en su novela, Regreso a Ítaca, que meses más tarde fue exhibida durante una semana de cine francés, más para guardar las apariencias que como reconocimiento del error de soberbia cometido. Estúpida, por cuanto expuso sin pudor los colmillos de esa fiera dogmática agazapada para sólo crear un problema que desprestigia no sólo a su propio hacedor sino al poder que representa.

Porque, entiéndase bien, más que fortaleza, esa conducta de intolerancia expresa más bien la debilidad y el raquitismo intelectual y político para asumir un debate abierto y responsable con razones y argumentos que alimenten una confianza solidaria para buscar soluciones a los problemas que se denuncian en la obra, para que no se repita esta triste historia de alentar esa combatividad "revolucionaria" propensa a amordazar el pensamiento y a convertir en enfermiza paranoia la lógica precaución que supone asumir un cambio como el que se está produciendo en nuestro país. Cambio con la sanidad, no sólo de intenciones para que todo siga igual, sino para extirpar esta incapacidad para mirarnos en el espejo incómodo, reconocer nuestras imperfecciones y cuestionarlas deficiencias históricas en la estructura sistémica del modelo que las fomenta.

Así llego finalmente al punto de partida que me ha motivado a escribir estas líneas: la prohibición de la obra teatral de Juan Carlos Cremata y la suspensión de su ejercicio como director teatral. Por ahí me vienen en el recuerdo aquellos años en que el teatro cubano que había alcanzado su esplendor con el triunfo revolucionario sufrió aquella "parametración" purificadora cuyos prejuicios aberrantes y represivos resultaron en frustración, ostracismo y exilio para creadores y artistas que sólo estaban enriqueciendo con su arte ese patrimonio cultural que sabemos constituye el soporte y sostén de nuestra identidad nacional.

No pienso hacer la historia ni mencionar nombres arrollados por aquel desafuero que califico de auténticamente vergonzoso y contrarrevolucionario, que sólo trajo descrédito para una Revolución en la que algunos extremistas con poder de decisión interpretaron la aspiración de crear un hombre nuevo con la de crear un robot obediente, dogmático y henchido de prejuicios reaccionarios, hoy combatidos pero no exterminados.

Tampoco voy a detenerme a polemizar acerca de la obra en cuestión con la que puede uno estar de acuerdo o no, gustarle o no su puesta en escena… no, sólo quiero señalar que considero improcedente que algunos –que no son artistas ni han aportado nada a la cultura nacional– se erijan nuevamente en jueces inquisidores y que, uncidos de una autoridad efímera, decidan frustrar el destino de un artista, de un creador cuya obra en el cine y en el teatro es ya patrimonio de nuestra cultura.

Puede haber contradicciones y en cualquier parte el director de un teatro puede decidir si presentar o no una obra, si suspenderla o continuar su representación, el caso anómalo está en que si hubo supervisión previa con respecto a su contenido y puesta en escena, qué responsabilidad tienen los censores en la situación creada luego del estreno. El teatro en Cuba está auspiciado por el Ministerio de Cultura y responde a una política cultural cuyo diapasón debe ser tan amplio como el reconocimiento de la capacidad de discernimiento de un público nacional al que oficialmente se le reconoce su nivel educacional, político y cultural. Entonces, ¿por qué la censura a la adaptación y puesta en escena de una obra que de por si tiene un alto contenido de provocación perfectamente compatible con la función estremecedora de un arte que pretende romper tabúes, conmover y convocarnos a pensar, a tomar partido a favor o en contra de su propuesta?

¿Tenemos o no un público culto y comprometido con las ideas y principios revolucionarios capaz de sacar sus propias conclusiones para aprobarla o rechazarla? ¿Qué verdadero sentido constructivo tiene una censura excluyente sin que medie el debate entre todos aquellos que realizan esa actividad artística y que potencialmente están sujetos a la misma arbitrariedad?

Cuando 25 años atrás se dictó la censura contra el filme de Daniel Díaz Torres, Alicia en el pueblo de Maravillas, y se dio la orientación a militantes del Partido Provincial, sito en M y 23, de acudir al cine Yara para, durante su exhibición, "salirle al paso a cualquier manifestación de aprobación contrarrevolucionaria", apareció en la primera página del periódico Granma una nota oficial en la que se anunciaba que por decisión del Consejo de Estado el ICAIC quedaría bajo la supervisión del ICRT.

Esto significaba que el Instituto de cine nacional perdía la relativa autonomía de decisión política para la aprobación de su producción de cine, la que hasta entonces le había permitido realizar una producción de filmes y documentales que hoy pudiéramos considerar como diagnóstico de los males que con el Período Especial se agudizaron hasta el grado de hacer sonar la alarma de la necesidad imperiosa de realizar los cambios y aperturas que hoy tardíamente vivimos.

En aquel momento los cineastas nos reunimos para protestar contra aquella decisión que descalificaba el filme, a su director y disolvía al ICAIC. La película no era contrarrevolucionaria, tampoco su director ni ninguno de los que echamos rodilla en tierra para defender ese espacio artístico con propuestas críticas, todas enfiladas contra el dirigismo burocrático, reductor y autoritario, precisamente similar al mismo que causó el mal llamado "desmerengamiento" del Campo Socialista (1). Allí estaban directores como Santiago Álvarez, Tomás Gutiérrez Alea y otros más que avalaban con su trayectoria artística el respaldo a la continuidad de esa vertiente crítica que siempre confrontó el acoso y repudio de esos veladores del cáliz, prístino e impoluto, de esa ideología sin salvadores supremos, sin César ni burgués ni Dios… hoy, digamos que un tanto controvertida en la aplicación práctica de las leyes de la dialéctica.

Y, gracias a esa resistencia se pudo seguir haciendo ese cine que nunca le dio la espalda a la realidad y que hasta hoy mantiene intacta su rebeldía contra los ukases y diktats burocráticos. Así también lo confirma nuestra protesta por la pretensión de excluirnos en la toma de decisión ante la supuesta reestructuración del ICAIC (2) y la insistencia preterida durante más de dos años para que se cree una ley de cine que avale el reconocimiento de una producción independiente y un instituto de cine que promueva y proteja el cine nacional y no que lo monopolice y controle, porque ya no hay con qué…

El caso Cremata entra dentro del debate ideológico que ha marcado el destino de un proceso que necesita mantener despierta la memoria histórica de su quehacer cultural para no seguir cometiendo y soportando errores que vulneran ese valioso tesoro cultural, termómetro crítico que ninguna censura logrará desconectar mientras seamos capaces de actuar en consecuencia y compromiso con nuestro deber ciudadano.

Enrique Colina

(1).- Porque fue con el mismo martillo de la hoz que se rompió el Muro de Berlín, vale decir que fue por el descreimiento y la disfuncionalidad política del modelo soviético, en cuya entraña yacía, desgastada y carcomida, la esencia revolucionaria de su origen.

(2).- Existe la pretensión oficial de legitimar instituciones erosionadas por un devenir que ha sobrepasado su capacidad de readaptación funcional para dar respuesta a nuevas exigencias impuestas por un presente muy distinto al que motivó su origen. Véase el documental Que me pongan en la lista

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“El Matadero”, del cubano Fernando Fraguela, mejor documental del Festival de Cine de Málaga (VIDEO)

Fernando Fraguela. (Foto: Facebook/Festival de Málaga)

La película cubana “El Matadero”, del director Fernando Fraguela, ganó la Biznaga de Plata al Mejor Documental en el Festival de Cine de Málaga (sur de España).

“La selección oficial al concurso fue inesperada, pero más aún la premiación. Es una película que hice en plena pandemia, un documental autorreferencial para hacer catarsis sobre cuestiones de mi infancia y juventud, y lo que fue vivir en El Calero, Pinar del Río”, afirmó el cineasta en declaraciones a Radio Televisión Martí.

“El Matadero” aborda la cría de cerdos en un barrio de edificios de Pinar del Río, donde los vecinos luchan por sobrevivir. Su tesis es que “el matadero se convierte cada vez más en el barrio”, y viceversa.


Fraguela no esperaba que la película “se pudiera entender completamente fuera de Cuba, ni mucho menos”, por lo que le sorprendió la excelente acogida de la crítica española.

“Mucha alegría y sorpresa porque haya ocurrido algo así con el cine cubano, que normalmente no tiene tanta visibilidad, por desgracia”, dijo.

Para el director, la película narra “una realidad que permanece en Cuba”.

“En 2021, cuando la filmé, estábamos en plena pandemia, y ya la escasez era bastante. Hoy, en 2023, todo esto es mucho peor. Y más en lugares apartados de la realidad de La Habana”, valoró.

El creador espera que el reconocimiento sirva para ayudar a los cineastas cubanos exiliados en España: “Somos unos cuantos, y estamos intentando hacer cine en la diáspora, que es algo bien difícil”.

Fernando Fraguela (1991) se graduó en Dirección de Cine en 2018 en la Universidad de las Artes y en 2019 del semestre de Documentary Video Production in Havana, por la NYU Tisch School of the Arts. Entre sus filmes aparecen “Mujeres que sueñan un país” (2023), “Existen, resistencia del arte urbano en Cuba” (2023), “Sueños al pairo” (2020) y “Las desdichas de un hombre” (2018).

Fallece en Miami el pintor cubano Miguel Ordoqui: con él se va "una época"

El pintor cubano Miguel Ordoqui. (Foto: Miguel Sánchez/Facebook)

El pintor cubano Miguel Ordoqui, uno de los artistas más representativos de la generación del Éxodo del Mariel, falleció este sábado en Miami a los 84 años de edad, confirmaron familiares y amigos en las redes sociales.

"Se fue tranquilo y sereno; durante todo el día estuvo despidiéndose de sus amigos y seguidores (...). Miguel deja un vacío entre todos", escribió en Facebook Amaury Castillo, quien agradeció a los admiradores y allegados al pintor por las muestras de cariño.


Ordoqui, maestro de la pintura figurativa, emigró a Estados Unidos en 1980, durante una ola migratoria que trajo a 125 mil cubanos a las costas del sur de la Florida.

El pintor cubano estudió artes plásticas en la Academia de San Alejandro, en La Habana. Su obra fue censurada en la isla por su posición política, abiertamente en contra del régimen cubano.

En Miami, Ordoqui fue uno de los protagonistas de Ten out of Cuba, una exhibición que reunió a los artistas más representativos del Mariel.

"Se nos fue un gran talento de las artes plásticas de Cuba, Miguel Ordoqui. Descansa en paz, siempre te recordaremos", escribió en Facebook Vivian Pérez, directora de la galería Art Emporium, de Miami, junto a fotos del pintor en su estudio, y en la galería, donde expuso parte de su obra.

"Ordoqui deja un gran legado", subrayó Pérez.


"Viendo a Miguel Ordoqui a punto de marcharse, sentí que con él se iba una época, una hermosa época de las artes en Miami, un período que no se repetirá, pero que pude disfrutar gracias a todos ellos, los pintores de esta ciudad, en aquel tiempo, la mayoría llegados por el Mariel, quienes me acogieron como uno de ellos, cuando yo llegué en 1995, a través de otro Éxodo, el de los balseros", expresó el artista y ahijado del fallecido, Sergio Lastres.


El presidente y fundador del proyecto Los Plantados, Inc., Miguel Sánchez, se despidió de Ordoqui recordando su calidad como artista y como ser humano.

"E.P.D. al gran Miguel Ordoqui. Artista, ser humano, preso político que amaba a su Cuba libre. Amigo de la causa de los niños del Miami Power Team Foundation. En varias ocasiones vino a los talleres de pintura con nuestros niños con discapacidades para enseñarles a pintar y pasar un buen rato con ellos, eso le llenaba el alma", concluyó.


El cubano expuso su obra en Bélgica, España, Costa Rica, Brasil, Argentina y Puerto Rico, entre otros países, destacó el diario independiente 14ymedio. En reconocimiento por su destacada carrera artística, recibió en 2005 la medalla Lorenzo el Magnífico, en la Bienal de Arte Contemporáneo de Florencia, Italia.

Presentan en Miami documental que reflexiona sobre las violaciones a los derechos humanos en Cuba

Imagen de la presentación del documental "Dos Patrias". Cortesía: Instituto Raza e Igualdad. Cartel tomado de su página de Facebook.

Este viernes, 17 de marzo, el Instituto Raza e Igualdad, junto a producciones “La Tiorba”, presentará en Miami el documental “Dos patrias”, un filme que reflexiona sobre las violaciones a los derechos humanos en Cuba.

El material acerca sutilmente al público a las historias de tres activistas de diferentes provincias y procedencias, que revelan las experiencias sufridas en la Isla.

En el documental aparecen los testimonios de las activistas Aymara Nieto Múñoz, actualmente en prisión, y Xiomara Cruz Miranda y el Dr. Eduardo Cardet, exprisionero político y líder del Movimiento Cristiano Liberación.

Johanna Villegas, coordinadora de programas para América Latina del Instituto, habló sobre la labor y la misión de la organización, los programas que presentan en diferentes partes del mundo y el enfoque en Latinoamérica, en una entrevista para la Revista Informativa “Tempranito y de mañana”, de Radio Martí.

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Villegas destacó que, teniendo en cuenta este enfoque y la situación de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, la organización trabaja directamente con la sociedad civil independiente en desarrollar acciones contra la discriminación racial, por la identidad de género y para promover derechos humanos y políticos.

Señaló que el documental “Dos patrias”, que toca de cerca la situación de las personas privadas de libertad en Cuba, es un ejemplo de cómo el Instituto ha ido creciendo en materia de denuncia de la falta de libertades.

Subrayó, además, que el filme es parte del esfuerzo que hace Raza e Igualdad para llegar a diferentes audiencias, y dar a conocer las violaciones de derechos humanos en países de la región.

La presentación del documental se realizará en el Graham Center de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), en Miami, a partir de las 7:00 PM (hora del este de EEUU) de este viernes, 17 de marzo, gracias al apoyo del Cuban Research Institute (CRI).

Las personas que deseen asistir pueden inscribirse en el siguiente link: https://bit.ly/3ZZLJ8O

El joven poeta cubano Reiniel Pérez recibe el Premio Loewe de Poesía

Reiniel Pérez Pérez, poeta cubano, ganador del Premio de Poesía Loewe 2022

El poeta cubano Reiniel Pérez, de 23 años, recibió este miércoles en Madrid el Premio Loewe de Poesía por su libro "Las sílabas y el cuerpo" y destacó en el acto su "obsesión" por el lenguaje y la poesía, lo más importante de su vida.

Reiniel Pérez se ha convertido en el poeta más joven en recibir el galardón en los 35 años de historia del Premio Loewe de Poesía, uno de los más prestigiosos de su género.

Es la primera vez que Pérez, nacido el 6 de abril de 1999 en Santa Clara (Cuba), salió de la isla y lo hizo para recoger en Madrid este premio, dotado con 25.000 euros, que le fue concedido por su libro "Las sílabas y el cuerpo".

El poeta cubano se impuso entre los 1.976 participantes de 38 países, de los que 35 quedaron finalistas.

Un 48,3 % de los aspirantes procedía de Latinoamérica, con México, Argentina y Colombia, entre los países con mayor participación, según recordó la presidenta de la fundación que concede el premio, Sheila Loewe, quien destacó el empeño del galardón en apoyar a los poetas más jóvenes desde su creación.

El también poeta cubano Sergio García Zamora, ganador del Premio Loewe a la Creación Joven 2016, presentó la obra de Reiniel Pérez, que calificó de un "estupendo poema de amor" con una voz "potente y renovadora", heredero directo de la mejor lírica amorosa cubana y
también del ámbito hispano.

Al acto de entrega del premio también asistió la poeta uruguaya Ida Vitale, de 99 años y Premio Cervantes 2018.

Se trata, indicó García Zamora, del "mejor poeta cubano", cuyo empeño "lo ubica más allá de los límites de la isla" y que frente a una poesía nacional "que ha agotado su imaginario", retoma nuevos temas y su poemario vuelve a cantar "a la plenitud del amor y la literatura".

El jurado, presidido por el académico, filólogo y escritor español Víctor García de la Concha, destacó al conceder el premio que era "un libro de amor carnal, casi obsesivo, que ahonda en la vida sexual de las palabras y goza de la presencia de lo amoroso del cuerpo, como tema emotivo y eterno".

Escritora busca poner luz a la figura de Otero Alcántara con su diario personal

Detalle de la portada del libro "Mi diario personal de Luis Manuel Otero Alcántara", de la escritora cubana María Matienzo.

Un diario personal sobre el preso político y líder del Movimiento San Isidro (MSI), Luis Manuel Otero Alcántara, es la propuesta de la escritora cubana María Matienzo Puerto, quien reside actualmente en Argentina.

La también periodista dijo en entrevista con Radio Televisión Martí que la idea del libro surge porque tanto ella como su pareja, la activista Kirenia Yalit Núñez, han tocado muchas puertas pidiendo la liberación de los presos políticos, entre ellos Otero Alcántara y Maykel Castillo Pérez “El Osorbo”, condenados a 5 y 9 años de cárcel, respectivamente.

A pesar de no tener correspondencia con el fundador del MSI desde su detención el 11 de julio de 2021, Matienzo decidió reunir las entrevistas que le fue realizando desde el año 2015 y publicarlas en este diario personal.

El texto recoge también entrevistas a amigos, conocidos y personas cercanas al artista encarcelado. "Son muchas voces hablando junto a él, creando, dando ideas, construyendo cosas o deconstruyéndolas".

A la escritora le interesa que la gente sepa cómo pensaba Otero Alcántara, cómo había evolucionado en su perspectiva frente al Arte, y en el Arte respecto a la política y en la lucha contra la dictadura.

"Mi diario personal de Luis Manuel Otero Alcántara", por María Matienzo
"Mi diario personal de Luis Manuel Otero Alcántara", por María Matienzo

Se lo presentó al Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), específicamente al Presidente de la Organización, Gabriel Salvia, a quien le gustó mucho la idea y de ahí se comenzó a trabajar en el diseño.

María Matienzo habla de su libro "Mi diario personal de Luis Manuel Otero Alcántara"
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Los amigos le fueron enviando fotos, selfies, muchas instantáneas informales que en muchas ocasiones reflejan mucha alegría, al final nos dice es eso: recuerdos que ella tiene y recuerdos de los amigos de Luis Manuel.

La autora hace hincapié en que no es un libro político, ni de Cuba ni de Luis Manuel, sino que es algo muy personal. Explica además que es gratuito porque es parte de su "sanación", aunque no cree no se recupera del todo cuando hay personas queridas sufriendo.

Matienzo pide que descarguen el texto, lo lean, lo difundan y le den el uso que deseen. También que los lectores sientan y conozcan cómo percibe Luis Manuel el mundo desde sus propias palabras.

"Mi gran deseo es que nunca tenga que pedir por la libertad de ningún amigo. Ojalá y este sea el último gesto que tenga que hacer por Luis Manuel Otero Alcántara", afirmó la escritora.

'Mi diario personal de Luis Manuel Otero Alcántara' será presentado en el Espacio Cultural Palmira Estudios, en Chacarita, Buenos Aires, Argentina.

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