Por vez primera desde los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, el martes se permitió que los turistas recorrieran parcialmente el interior de la Estatua de la Libertad, levantada en una islita a la entrada del puerto de Nueva York como símbolo de la libertad y de la oportunidad de vida productiva que esta nación ofrece y proporciona.
Centenares de visitantes participaron de la reapertura parcial a pesar del incremento del nivel de alerta terrorista en Nueva York, Washington y la vecina Newark, que se anunció durante el pasado fin de semana.
La ceremonia de reapertura duró una hora y al hacer uso de la palabra, el Alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, exhortó a "todos los americanos a venir aquí" para demostrar que este país jamás será "forzado a abandonar ningún símbolo de América". Los ciudadanos de este país se hacen llamar "americanos" y se refieren a esta nación como "América", quizá porque su nombre oficial es Estados Unidos de América.
En la ceremonia también participaron el Gobernador del Estado de Nueva York, George Pataki, y la Secretaria del Interior, Gale Norton.
Comenzó la ceremonia con el canto de un coro militar. Una guardia de mucho colorido llevó la bandera americana al estrado desde el cual se presidía el acto. Entre las composiciones musicales alegóricas que se entonaron estuvo una interpretación de "It`s a Grand Old Flag" de George M. Cohan antes de que el público se pusiera de pie al comenzar las primeras notas del Himno Nacional.
La reapertura del edificio que forma el pedestal de la estatua se llevó a cabo a pesar de nuevas advertencias hechas por las autoridades durante el fin de semana acerca de la posibilidad de ataques terroristas en centros financieros de Manhattan, Newark (en el vecino Estado de Nueva Jersey) y Washington D.C.
Se tomaron severas medidas de seguridad en el monumento de 117 años, como un nuevo aparato de detección de bombas. Este aparato echa un fuerte chorro de aire que pasa por las ropas del visitante y detecta partículas de explosivo.
.
La Isla de la Libertad permaneció cerrada dos meses después del 11 de septiembre. Aunque fue reabierta al público a los dos meses, permaneció prohibido visitar el monumento.
Ahora los visitantes solamente pueden subir por dentro del pedestal hasta los pies de la estatua y desde allí pueden mirar hacia arriba a través de un grueso cristal sujeto a las vigas de acero que forman la armazón interior de la estatua hueca.
En el enorme pedestal de la estatua hay un museo donde se relata la historia del monumento, desde su inauguración en 1886 como un obsequio de Francia, hasta su reinauguración un siglo más tarde, después de someterla a una vasta remodelación.
Se permite a los visitantes ir al paseo que hay sobre el antiguo fortín en forma de estrella donde se levantan la estatua y su pedestal hasta una altura de unos 30 pisos sobre el nivel del puerto.
La estatua de 152 pies de altura (unos 50 metros) vestida con una túnica, ataviada con una corona y con el brazo derecho alzando una antorcha, desde hace mucho tiempo es el símbolo más conocido de Estados Unidos de América desde que se instaló en el puerto de Nueva York dando la bienvenida a millones de inmigrantes en la cercana Isla de Ellis adonde eran llevados para que cumplieran los trámites migratorios.