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Similitudes entre Muammar Kadafi y Fidel Castro


Entre Castro y Kadafi siempre existieron profundas diferencias ideológicas, pero nunca dejaron de compartir el común objetivo de perpetuarse en el poder.

Muammar Kadafi, al comando de un grupo de oficiales jóvenes, derrocó en 1969 al rey Idris de Libia. Fidel Castro a la cabeza de una insurrección terminó con el gobierno del general Fulgencio Batista.

Entre Castro y Kadafi siempre existieron profundas diferencias ideológicas, pero nunca dejaron de compartir el común objetivo de perpetuarse en el poder y la destrucción de las sociedades democráticas.

Kadafi quien asumió el control de su país diez años después que Fidel Castro, siempre disfrutó de una independencia económica y política con la que el déspota caribeño nunca contó, aunque ambos procuraron siempre exportar las formas de gobierno que habían impuesto en sus respectivos países.

El despotismo que instituyeron lo aderezaron con fuertes tintes nacionalistas. Reprimieron con extrema crueldad a sus opositores y sistematizaron la violencia y el terrorismo para promover sus modelos de gobierno. .

El libio, exigió la retirada de las bases extranjeras del país, nacionalizó el petróleo y una novedad en el mundo árabe, le confirió a la mujer una igualdad de derechos sin precedentes en la región, cosa que le resultó muy fácil, porque los hombres perdieron los pocos derechos que disfrutaban.

Castro, eligió un gigante como enemigo, Estados Unidos, para cumplir el papel de David frente a Goliat y se construyó una imagen que le hizo creer a muchos que sintetizaba la nación, a pesar de que la dependencia de la Unión Soviética convirtió la isla en un satélite de Moscú.

Kadafi en 1973, plasmó en el Libro Verde su proyecto político. Lo denominó la tercera teoría universal, que rechazaba el capitalismo y el marxismo, ya que consideraba que ambos estaban distantes de la realidad árabe. En 1977 instauró la Yamahiriya, un estado de masas, árabe popular y socialista.

Pero también es valido destacar que una visión común contra los valores de democráticos no les hizo iguales en ideologías ni en deberes hacia las grandes potencias, al menos por un tiempo, porque el dirigente libio en el lejano 1973, en la Cumbre de Argel de los Países No Alineados, condenó el imperialismo soviético con extrema crudeza, aún más severamente que lo que denominó imperialismo americano.

En esa cumbre, Castro, una vez más el más fiel lacayo de la Unión Soviética se enfrentó a Kadafi. Lo acusó de tratar de dividir el Movimiento, situación que parecía indicar que en África había surgido un líder consecuente con la realidad política contemporánea.

Lamentablemente no fue así. A los pocos meses Libia estaba en la nómina política soviética, porque aunque el subsidio de Moscú no le hacia falta, si necesitaba las armas y la logística del Kremlin.

Las diferencias ideológicas entre los dos déspotas fueron superadas por el aguzado pragmatismo de las partes. Magnífica lección para muchos de nuestros líderes y partidos democráticos del hemisferio que a pesar de estar identificados en el concepto "democracia", suelen tratar de destruirse unos a otros, en vez de trabajar juntos. Las relaciones entre los dos países mejoraron y en la Cumbre de Los No Alineados en La Habana, 1979, Libia y Cuba asumieron posiciones comunes.

Un aspecto crucial en la posterior identificación de ambos gobernantes fue la vocación imperial que compartían.

Supuestamente las diferencias entre estos falsos redentores debieron haberse agudizado con el intervencionismo de La Habana en África, pero la lectura de los hechos no se correspondió con la realidad.

De Fidel Castro conocemos su intervencionismo en América Latina, la subversión que auspició en todo el hemisferio incluyendo Estados Unidos. África como se apuntó antes, fue también un escenario magnifico para los ejércitos mercenarios del castrismo, el último ejército imperial de habla hispana.

En ese mismo continente Kadafi realizó numerosas intervenciones. Chad y Burkina Faso fueron escenarios de su predilección.

Al igual que Cuba, Libia se convirtió en refugio y base de entrenamiento para innumerables movimientos extremistas del más diverso matiz ideológico. Impulsó diversos proyectos con el fin de lograr la unificación política de Libia con Egipto, Siria, Túnez, Chad y Marruecos. Apoyó la causa Palestina en contra de Israel e intervino en la guerra de Chad contra Francia. Su popularidad y carisma como luchador antiimperialista lo llevó a ser la personalidad más notable de la Organización para la Unidad Africana, en momentos en que su par cubano destacaba en los No Alineados.

Las similitudes entre Muammar Kadafi y Fidel Castro, son numerosas. Ambos han integrado la lista de países terroristas, oprimen a sus pueblos y como colofón son partidarios de dictaduras dinásticas.

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