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¡Se lo voy a contar todo a Dios!


Niño sirio que clamó "Voy a contar todo a Dios".
Niño sirio que clamó "Voy a contar todo a Dios".

Madrid - A veces da pereza amanecer. Cada día es una bendición, nos decíamos, pero de un tiempo a esta parte son muchas las cosas que dan pereza. Es más, muchas de ellas, dan asco. Un asco irrefrenable como la rabia y la impotencia con que nos estamos acostumbrando al horror y a la muerte de tantos inocentes. Hemos luchado por mantener en alza valores como la libertad, la justicia, la igualdad… Nos educaron en el respeto y el esfuerzo, en la asunción de deberes para reclamar derechos, porque esa era la civilización accidental que había asegurado la paz y el progreso, y esa era la civilización en la que deseábamos vivir. Pero nada de esto parece seguro en nuestros días, nada más lejos que asentar mi pensamiento en el pesimismo, pero no soy capaz, en días como el de hoy, de sentirme optimista ante el panorama que se nos presenta.

El terrorismo mata seres humanos y mata ilusiones y esperanzas al mismo tiempo y ambas son irreversibles.

La angustia y el dolor ya solo se miden por el tiempo que tardamos en asumir un atentado, y el tiempo que trascurre hastaparalizarnos ante el que acaba de suceder.

Ya no podemos sentirnos seguros ante nada y ante nadie. El odio se hace fuerte sin que sepamos cómo atajarlo. Te matan porque eres cristiano, oporque no eres suficientemente puro ante su fanatismo y su irracionalidad. Te ofenden y te agreden porque no aceptan más verdad que la suya, ni más. Razón que su sinrazón. Menoscaban tus derechos y cercenan tu libertad, porque el miedo irracional que se ha instalado en la sociedad occidental nos hace incapaces a toda reacción contra el mal. Pero el mal existe, y se hace presente constantemente, y lo aceptamos con la cabeza baja y en silencio porque nos resistimos a reconocer su mera existencia.

No hemos dejado arrebatar nuestras banderas y ahora nos golpean con el asta que las sostienen. Mientras,vemos casi sin inmutarnos, como el asesinato de los coptos en Egipto, se ignora y se silencia como algo asumido. Miles de seres humanos mueren escapando en busca de libertad, o huyendo del hambre, y nos echamos las manos a la cabeza cuando en alguna playa aparece el cadáver de un niño con apariencia de juguete roto, pero este espanto dura apenas unos días.

Y es que el asesinato de decenas de personas en un concierto de adolescentes, en un estadio de futbol, en el puente de Londres, en una calle de Niza o en unos trenes en Madrid, van acumulando sobresaltos y lamentos a tal velocidad que han acabado por anestesiar nuestras conciencias.

En Venezuela, un tirano inculto y bravucón ha llenado las calles de sus ciudades de sangre inocente , las cárceles de opositores pacíficos,y en la memoria colectiva de los venezolanos se inscribe cada día la lista de los héroes caídos, todos jóvenes, cada vez más jóvenes, sin que el mundo tenga solución a semejante atropello.

De nada ha servido el triste ejemplo del pueblo cubano tanto tiempo ignorado por el primer mundo; y la represión, la miseria y la muerte, han vuelto a encontrar cobijo en los” cinco puntos cardinales” del tirano de Venezuela Los cuatro conocidos no eran suficientes para su villanía

Sorprende, una vez más, que la caverna imponga su ley y los bárbaros sean capaces de doblegar a los justos.

Acaso la frase de este niño, que ilustra mi página, porque me ha golpeado con su agónica advertencia sea nuestra última esperanza. Por favor, niño sin nombre cuéntaselo todo a Dios, conviértete en heraldo de los indefensos, de las victimas anónimas, de todos los inocentes sacrificados. Que tu sangre allá arriba, sirva para que EL baje su mirada hacia este mundo, que como tú, se desangra entre guerras salvajes, odios irracionales, y matanzas sin sentido. Cuando llegues arriba, querido niño, cuéntaselo con detalle a ver si con tu ayuda logramos que nos eche una mano y paramos esta irracional sangría.

Por último, niño sin nombre, te ruego recibas con mucho amor a Ignacio Echeverría, es mi compatriota, un héroe de Madrid que es mi pueblo y el suyo. Ignacio entregó su vida por defender a una mujer que estaba siendo degollada por un fanático islamista hace unos días en Londres. Lo acuchillaron por la espalda, sin piedad. Lo reconocerás porque lleva consigo un monopatín, es su juguete favorito No le sirvió para salvar su vida, solo para convertirlo en héroe, pero estoy segura de el querrá compartirlo contigo.

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