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SALIO LA DOCTORA MOLINA DE LA EMBAJADA ARGENTINA Y DIJO QUE NO HABIA IDO ALLI A ASILARSE


La doctora Molina, de 61 años, y su madre, Hilda Morejón, de 84, se retiraron de la sede argentina en la noche del jueves y se encuentran el viernes en su domicilio en un céntrico barrio de La Habana.

“Nunca tuve intención de pedir asilo político. Fui a la embajada porque teníamos previsto mantener una teleconferencia con mi hijo en Argentina ...”, explicó el jueves por la noche la doctora Molina a Radio Martí.

Subrayó que funcionarios de la embajada las trasladaron a su domicilio. La doctora Molina, una prominente neurocirujana, reclama desde hace 10 años al gobierno de Fidel Castro un permiso para salir del país y poder visitar a su hijo médico, el doctor Roberto Quiñones, quien desde hace cerca de 10 años reside en Buenos Aires con su esposa y dos hijos, a quienes la doctora Molina no conoce.

Quiñones, dijo el jueves a la prensa en Buenos Aires que su madre y su abuela se encontraban en la Embajada argentina “en carácter de huéspedes y no han pedido asilo político”.

La doctora Molina tuvo activa militancia en el Partido Comunista hasta 1994, cuando se distanció del régimen de Fidel Castro. El gobierno de Cuba ha rehusado darle permiso de salida, pese a gestiones realizadas por el gobierno del presidente Néstor Kirchner.

En Washington el Departamento de Estado dijo en un breve comunicado que deplora la situación que vive la médica cubana y calificó su situación de “indignante”.

“Estamos en presencia de una confrontación entre el poderoso Estado totalitario cubano con una abuela y una bisabuela. Esto ya no tiene pies ni cabeza”, comentó en La Habana Elizardo Sánchez Santa Cruz, que preside la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.

EL doctor Quiñones, dijo también su madre y su abuela permaneceran por el momento en la sede argentina porque temía por la salud de su abuela. Explicó que cuando su madre y su abuela estaban en la embajada, su abuela tuvo un aumento inusual de presión sanguínea y los funcionarios (argentinos) prefirieron que se quedaran allí transitoriamente: hasta que la anciana se repusiera.

El médico dijo que el jueves por la mañana pudo comunicarse con su madre, la doctora Molina, y que ella le aclaró la situación pues él estaba confundido por las informaciones de la prensa, algunas de las cuales decían que había “un pedido de asilo político”.

“Mi madre no quiere que esto perjudique las relaciones diplomáticas de los dos países ni que sea convertido en una crisis política”, dijo el doctor Quiñones.

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