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Réquiem por Laura


La líder de los gladiolos demostró que luchar contra la dictadura en Cuba es viable. La maestra que convocó y ejecutó el movimiento cívico más fuerte de la historia de la oposición castrista abrió ruta y marcó rumbo.

Laura Pollán se fue, dejando el eco de su indoblegable entrega. La vida de la mujer que dio a luz a las Damas de Blanco es prueba irrefutable de poder. La oración por Laura es la certeza de que la dictadura teme. El duelo por la pérdida de la que con aplomo defendió sus derechos y los derechos de los suyos, es deuda.

La líder de los gladiolos demostró que luchar contra la dictadura en Cuba es viable. La maestra que convocó y ejecutó el movimiento cívico más fuerte de la historia de la oposición castrista abrió ruta y marcó rumbo. El ejemplo de Laura es la evidencia de que la guerra contra la tiranía castrista no es asunto de partidos sino de pantalones, que el miedo claudica ante el valor y la fuerza se alcanza con la unión.

La fémina cuya obra reivindicó los crímenes de la Primavera Negra demostró que el totalitarismo gubernamental se enfrenta y se vence. La gesta de Laura reveló que el mundo mira a la oposición en Cuba no cuando lo necesita sino cuando lo merece, que la solidaridad y la ayuda internacional llegan.

La esposa que dejó su casa y salió a la calle a reclamar libertad probó que defender la patria en la isla es defender la familia, que los testaferros del régimen son débiles y se estrellan ante el coraje, que cada casa puede ser cuartel contra la dictadura.

Quienes apostaron por su fallecimiento y adelantaron su cremación lo sabían, estaban vencidos.

La vida y la muerte de Laura Pollán son, en esencia, su testamento.

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