La serie de ataques terroristas contra la población civil de Iraq comenzó cuando un automóvil-bomba que conducía un suicida estalló en medio de obreros que estaban buscando algún trabajo. La organización Al-Kaeda se atribuyó la ola de atentados.
Poco antes del amanecer los insurgentes terroristas asesinaron a 17 hombres en la aldea sunita de Taji, al norte de Bagdad. Allí los terroristas insurgentes maniataron a los 17 hombres, les vendaron los ojos y los mataron a tiros. Los asesinos vestían uniforme militar, dijo el teniente de policía Hualid Al-Jayali.
El peor ataque terrorista del miércoles fue el de una bomba que estalló, mató a 88 personas e hirió a 227, en un barrio shiíta llamado Kazimiyá donde los obreros en busca de trabajo se habían agrupado antes del amanecer.
La carnicería fue la peor desde el 2 de marzo de 2004, cuando explosiones coordinadas de bombas de terroristas homicidas, disparos de mortero y explosivos inertes, destruyeron santuarios de musulmanes shiítas en las ciudades de Karbala y Bagdad, matando a 181 iraquíes e hiriendo a 573.
Los políticos denunciaron el ataque contra los obreros de Kazimiyá. Huisein Al-Shahristani, miembro de la Asamblea Nacional, declaró que fue un acto “bárbaro y cruel”.
El distrito de Kazimiyá fue también el lugar donde el 31 de agosto murieron en un puente 950 personas presas del pánico cuando circuló el rumor de que había en la multitud un terrorista suicida y echaron a correr atropelladamente.