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Arte y Cultura

Presagios inadvertidos de una tragedia cubana

El autor descubre en el colofón de un pequeño libro publicado antes del 1 de enero de 1959, y en el propio libro, algo más que una premonición de lo que sucedería en la isla a partir de esa fecha.

A Abilio Estévez

Un libro sin colofón es un rey sin corona, un gallo bolo, una vida sin término. O con término, pero imperceptible al muerto y a sus contemporáneos. Hay quien se muere y no se entera, y como nadie le echa de menos y todos le tratan igual, pervive muerto y hasta anhelando morirse sin saber que esa gracia ya le fue concedida.

Jorge Luis Borges elogió el misterio de algunos títulos, entre ellos, “Las mil y una noches”, observando que esa sola noche que sigue al millar imprime a la frase un carácter de infinitud, abre la puerta a un sinnúmero de noches adicionales que el lector curioso sólo atina a entrever. Un libro sin colofón dista mucho de producir el mismo efecto: lejos de sugerir abundancia sugiere tacañería y, algo más deplorable, falta de cuidado del editor. Sin la milésima y una noche, las mil anteriores constituyen un callejón sin salida.

Quien ha volteado la página final de un libro y lejos de encontrarse con un colofón se ha topado con la cara interior de la contracubierta, sabe hasta qué punto el hallazgo puede ser desagradable y arrojar una sombra ingrata sobre el recuerdo de su lectura. “El grito” de Edvard Munch sobrecoge porque el individuo que aparece en el cuadro no cierra la boca, no la ha cerrado nunca, ni siquiera para respirar: grita el mismo grito que el pintor le escuchó gritar en 1893, como una alarma de incendio o de ataque aéreo que jamás cesará. Un libro sin colofón es una variante de ese individuo.

Algunos de los libros de poesía más bellos publicados en Cuba durante el pasado medio siglo carecen de colofón; no pocos de los que se han publicado y publican en el exilio también prescinden de ellos. Es como si el descalabro que sufre la nación también nos hubiera despojado de esa costumbre encantadora de despedir a quien nos visita con unas frases amables. Un libro sin colofón es un portazo en el rostro de quien acaba de leerlo, un ¡basta! grosero dirigido a quien, hasta ese instante, se le había tratado como amigo.

Es obvio que más de una de las delicadezas que alguna vez nos enaltecieron ha caído en desuso; que el país no sólo se desmorona en lo exterior sino en lo íntimo; que la degradación patente en el mal gusto que rezuman las portadas de los libros se extiende, implacable, al interior de las ediciones y, cabe sospechar, al interior de nosotros mismos. Imposible esperar que lo que ocurre afuera no ocurra también dentro; que, más que deambular entre ruinas, no seamos una de ellas. Lo que está en vías de extinción es, más que una forma de actuar, una forma de ser, y las formas de ser que se extinguen son como las especies: irrecuperables. Otra evidencia de nuestra condición animal.

De tanto colofón omitido me resarce uno que descubrí hace treinta años. Descubrirlo fue razón de desasosiego; volver a él continúa siéndolo. No creo que exista uno más extraordinario en la literatura cubana. Quien haya puesto en duda la importancia de un colofón debe reparar en éste, releer el pequeño libro que culmina y quedarse largo rato con la vista fija en ambos, admirando la capacidad del destino para insinuarse de las maneras más sutiles y la ineptitud del ser humano para proceder acorde con esas insinuaciones.

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El libro en cuestión es “Últimos días de una casa” de Dulce María Loynaz. El viejo y solitario caserón cubano que la autora pone a hablar en él, y que ignora que está a punto de ser demolido, clama por el regreso de quienes lo habitaron y se queja del saqueo de que ha sido objeto, del tirón de los muebles que habían echado raíces en suelos y paredes –el sofá de los novios, el piano, el gran espejo— y que, al serle arrancados sin consideración, le han llenado de laceraciones y cicatrices. Se queja del polvo que ofusca los cristales, del silencio que lo traspasa y engloba, de la incertidumbre creciente y los viejos papeles sin destino que la brisa revuelve en su jardín. Ese caserón agónico era una vislumbre de la nación cubana, sólo que la autora no lo sabía, como no podía saber cuando le dio voz que en su país los desarraigados serían, además de un sinnúmero de compatriotas, las mil y una formas de la fe en sí mismo que ese país pudo, alguna vez, disfrutar.

La primera edición de “Últimos días de una casa” se publica en España. Es un cuadernito de apenas treinta y una páginas de extensión que casi cabe en la mano, impreso en un excelente papel color hueso y con título azul claro. A quien está al tanto del acontecer cubano, de la actitud asumida por la autora a partir de 1959 y del destino del hogar de sus padres, espacio mítico de la cultura cubana situado entre las calles Línea, Calzada, 14 y 16 de La Habana y reducido a escombros durante la segunda mitad del siglo XX, la fecha que aparece en el colofón del cuaderno puede abismarle:

Se acabó de imprimir esta primera edición de ÚLTIMOS DÍAS

DE UNA CASA, de DULCE MARÍA LOYNAZ, en la Imprenta

Soler Hermanos, de Madrid, el día 31 de diciembre de 1958.

El ejemplar que conservo fue regalo de la autora. La dedicatoria, improvisada en septiembre de 1980, no es menos elocuente que la fecha que exhibe ese colofón: A Orlando González Esteva, estos versos donde sin yo saberlo alentaba la futura tragedia.

El abismo se agiganta cuando se repara en un detalle que pudiera pasar inadvertido: entre las acepciones del verbo “alentar” están respirar e inducir. La posibilidad de que Dulce María Loynaz sospechara que un poema suyo podía haber desencadenado los males que, al día siguiente de publicarse, comenzarían a abatirse sobre Cuba; que acabara vislumbrando en sus versos un instrumento oscuro al servicio de la magia simpática; que se supusiera responsable de los hechos que han asolado su país, es atroz. No en balde renunciaría a escribir durante muchos años. Más sobrecogedora que la idea de haber dado forma a una premonición debe de haber sido la de haber formulado, inconscientemente, un conjuro terrible, y ser testigo de su éxito.

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Asamblea de Cineastas Cubanos lanza revista independiente "para promover el pensamiento crítico"

ALTERNA, el magazine de la Asamblea de Cineastas Cubanos / Foto: Facebook ACC
ALTERNA, el magazine de la Asamblea de Cineastas Cubanos / Foto: Facebook ACC

La Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC), creada en 2013 y reactivada en 2023 tras una serie de censuras a películas, cortos y documentales de creadores nacionales, anunció en redes sociales el lanzamiento de la revista especializada Alterna Magazine.

De acuerdo con lo expresado por la ACC, la publicación será “impulsada y auto gestionada por miembros de la Asamblea”, que estarán “interconectados desde diferentes puntos de la geografía mundial” y su principal objetivo es “convertirse en un vehículo capaz de aunar nuestras voces traspasando todo tipo de fronteras y diferencias”.

“Que sea un espacio para hacer de la inclusión, la libre expresión, el intercambio respetuoso de ideas y la lucha contra toda forma de censura o discriminación, un hecho y un derecho, es nuestro deseo y propósito más perseguido”, explicaron.

“Soñamos con promover en nuestras páginas el pensamiento crítico y la libre circulación de las ideas, y para ello invitamos a participar a creadores, investigadores, críticos, docentes y gestores del ámbito cinematográfico. Contamos con ustedes para generar un ecosistema cinematográfico más justo y equitativo, y así contribuir a crear, de manera más plural e inclusiva, el ‘cuerpo audiovisual de la nación".

En la declaración de reactivación de la ACC, los firmantes explicaron que su motivación residía en que lejos de experimentar una mejoría, la situación de los cineastas cubanos ha empeorado, con nuevas manifestaciones de censura en el recién finalizado Festival de Cine de La Habana y el discurso descalificativo de altos funcionarios de la cultura para los integrantes de la organización.

"Ese no es nuestro lenguaje. Los discursos de odio y radicalización solo son posibles desde la impunidad. Su objetivo es eludir el debate sobre los más graves problemas del cine cubano, perpetuando una política cultural errática basada en el clientelismo, la exclusión, la censura y la violencia institucional", sostiene el texto.

Los firmantes apuntaron que no son ellos los renuentes al diálogo "horizontal y verdadero", y condenaron además la censura y la exclusión.

Alerta Magazine ya está disponible en la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (ENDAC). Para su descarga pincha el siguiente link.

Cortometraje destaca la historia de superación del artista cubano Agustín Gaínza

Imagen del documental "Gaínza", de la realizadora venezolana Mariela Farfán. El filme fue presentado en la 41 edición del Festival de Cine de Miami/2024.
Imagen del documental "Gaínza", de la realizadora venezolana Mariela Farfán. El filme fue presentado en la 41 edición del Festival de Cine de Miami/2024.

El documental de 8 minutos “Gaínza” cuenta la vida y superación del reconocido pintor cubano Agustín Gaínza y es la ópera prima de la editora y productora venezolana Mariela Farfán.

El cortometraje fue presentado en la 41 edición del Festival de Cine de Miami, celebrado desde el 5 al 14 de abril y auspiciado por el Miami Dade College (MDC).

“La obra es un mensaje de superación en todos los sentidos”, dijo la documentalista al programa radial ARTExpress.

Un retrato de la vida y obra del pintor cubano Agustín Gaínza desde el lente de Mariela Farfán
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Agustín Gaínza, artista plástico cubano, posa en su galería en la Calle 8 en Miami.
Agustín Gaínza, artista plástico cubano, posa en su galería en la Calle 8 en Miami.

El pintor cubano Agustín Gaínza nació en La Habana en el año 1943. Superó la oposición de sus padres y estudió pintura en secreto. Se opuso al régimen cubano y por ese motivo fue encarcelado por sus ideas políticas.

Desde el año 1979 reside en Miami donde estableció “Gaínza Art Gallery” en la Calle 8 en el 2001.

"Decidí reflejar en mi obra la alegría que vi en las pinturas de Gaínza, todo lo que trasmite cuando estás a su alrededor a pesar de toda la represión que vivió", explicó la productora.

Contó además que "las tomas de la cinta las tuve engavetadas durante muchos años, desde el 2017, hasta que decidí armarlo, se lo enseñé al pintor , a su esposa y fue muy emotivo".

"De ahí muchos me embullaron a inscribir el documental en varios festivales, donde fue rechazado, pero al final tuve la oportunidad que me ofreció el Festival del Miami Dade College", continuó la también editora audiovisual.

Declaraciones de la productora venezolana Mariela Farfán a la revista Artexpress.
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Agregó que "la presentación fue muy emocionante, contó con la presencia del pintor y tuvo una excelente acogida por parte del público donde pudieron conocer de primera mano la historia del protagonista".

"Para mí fue muy emocionante, me ha ayudado a seguir con mi labor como documentalista, fue una inspiración. Me llevo con esta obra el mensaje de Gaínza de que tenemos que seguir adelante para lograr nuestros sueños, algo que me ha impulsado a trabajar en mi nueva obra documental", concluyó la cineasta.

Mariela Farfán, oriunda de Venezuela, estudió en el Conservatorio Escuela de Cine Documental de Buenos Aires, cuenta con más de 15 años de experiencia en el medio, ha recibido varios reconocimientos por su carrera, entre ellos el premio Emmy 2019 por el documental "For the children by the children", del cual estuvo a cargo de la edición y postproducción.

Músico cubano recibe premio en Miami por su labor al servicio de las artes (VIDEO)

Michael Gil (centro) recibe en Miami premio Serving the Arts Award 2024 por su labor a favor de las artes.
Michael Gil (centro) recibe en Miami premio Serving the Arts Award 2024 por su labor a favor de las artes.

El músico cubano Michael Gil, creador del proyecto “El museo de la música en movimiento”, fue reconocido en la ciudad de Miami por su trabajo comunitario en el fomento de las artes.

El profesor y compositor nacido en Luyanó, La Habana, fue distinguido en marzo con el Serving the Arts Award 2024, que otorga el departamento de Asuntos Culturales del condado de Miami Dade a destacados profesionales de las artes, empresarios y líderes comunitarios.

"Recibir este premio en la categoría “Inspiración en Arte y Educación” es algo increíble para mí, porque para bien o para mal, Miami es una de las ciudades más importantes del mundo en este año, donde residen muchas personas talentosas, por lo que obtener este reconocimiento se hace muy significativo”, dijo el músico al programa radial ARTExpress.

Michael Gil, un nuevo arte que incorpora generaciones
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“No he realizado mi labor esperando recibir un premio, pero sí es un feedback de la sociedad, de la vida, que te dice que todo está bien, es una manifestación concreta de un camino que tiene un valor en la sociedad”, afirmó el músico.

Insistió que “en ocasiones el beneficio de las artes es intangible, pero se vuelve palpable, algo que científicamente está demostrado, lo que en mi caso significa el deseo de hacer más”.

“Aunque algunas de mis presentaciones son dedicadas para niños es muy interesante ver que todos se involucran, las comunidades, los diferentes fondos sociales, incluso individuos con neurodivergencias”, detalló Gil.

Michael Gil, músico cubano gana premio por su labor a favor de las artes.
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“Es asombroso como las artes tienen el potencial de beneficiar las artes en sí y como están mezcladas a todo, es increíble cómo puedes acercarte a varios temas, por ejemplo, cuando presento un instrumento como el berimbau, (instrumento de cuerda percutida parecido al arco musical), da lugar para hablar de historia, de la esclavitud, de artes marciales, de la importancia de la actividad física”.

“A través de la música y las artes intento promover un estilo de vida mejor en cuanto a la parte física mental y espiritual, dejando pequeñas semillas en la formación de las nuevas generaciones”, concluyó Gil.

Su proyecto “El museo de la música en movimiento” es un recorrido por el mundo de los instrumentos musicales que comenzó a llevar por las escuelas primarias de Estados Unidos, al darse cuenta de que las personas después de sus presentaciones siempre le preguntaban sobre la música y los instrumentos.

El músico cubano durante estos dos últimos años obtuvo ayuda del Departamento de Asuntos Culturales de Miami Dade, para presentar el proyecto en el Koubek Center del Miami Dade College y en las escuelas públicas del condado.

Michael Gil, músico cubano gana premio por su labor a favor de las artes.

Michael Gil, músico cubano gana premio por su labor a favor de las artes.
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America Ferrera interpretará y producirá serie sobre reconocida artista cubana

La actriz America Ferrera interpretará a Ana Mendieta.
La actriz America Ferrera interpretará a Ana Mendieta.

Pasajes de la vida y obra de Ana Mendieta (1948-1985), una de las artistas nacidas en Cuba de mayor renombre internacional, llegarán al gran público a través de una versión televisiva en Amazon Prime Video.

La polifacética y transgresora artista cubanoamericana, que en sus obras exponía su propio cuerpo, haciéndolo interactuar con los elementos de la naturaleza, será interpretada por la estadounidense America Ferrera, conocida por sus papeles en Barbie y Ugly Betty. La artista será una de las productoras ejecutivas de la miniserie, junto con Amazon MGM Studios y Plan B Entertainment.

La prensa especializada ha dicho que la serie sobre Mendieta estará basada en la novela de Robert Katz "Desnuda junto a la ventana: el matrimonio fatal de Carl Andre y Ana Mendieta", que aborda el impacto de la obra feminista de la artista y las extrañas circunstancias de su muerte, cuando cayó desde el piso 34 de una torre de apartamentos del Greenwich Village de Manhattan, tras una pelea con su esposo, el artista minimalista Carl André.

Esa madrugada del 8 de septiembre de 1985 Andre llamó a emergencias y declaró: “Mi esposa es artista, y yo soy artista, y tuvimos una pelea sobre el hecho de que yo estaba, eh, más expuesto al público que ella. Y ella fue al dormitorio, y yo fui tras ella, y ella saltó por la ventana ”.

Tras una investigación por homicidio, Andre fue absuelto de todos los cargos cuando un juicio sin jurado dictaminó que su muerte fue un suicidio en 1988.

Nacida en La Habana en 1948, Mendieta emigró a los Estados Unidos junto a su hermana como parte de la Operación Pedro Pan. Se mudó a Iowa a los 12 años. Poco después, en esa misma ciudad alcanzaría una licenciatura y un máster en la Universidad de Iowa.

La obra de Mendieta quedó documentada en una serie de filmes y fotos, entre las que destacan Siluetas ((1973-1980), Body tracks (1974) y Rape scene (1973).

Sus performances y las piezas que documentan los mismos han sido exhibidos en los más importantes museos y galerías del mundo.

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