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La "prensa presente" y el llamado de Díaz-Canel


Según Freedom House, la prensa en Cuba no es libre (foto de Yusnaby)
Según Freedom House, la prensa en Cuba no es libre (foto de Yusnaby)

Los desconocedores aseguran que los dirigentes cubanos le temen a la oposición; pero nananina, la disidencia para ellos ni existe, le temen al propio poder y la paranoia les lleva a calibrar cada acento, cada palabra, cada frase.

El 14 de marzo, se conmemoró un aniversario más de la aparición, en 1892, del primer número de Patria, un viejo sueño de Martí en el cual participaron don Tomás Estrada Palma, Manuel Sanguily, Gonzalo de Quesada, Manuel de la Cruz, Enrique José Varona y otras importantes figuras que lograron fusionar política y literatura. El papel del entonces importante rotativo, quedó claro y redactado por el apóstol en su editorial: "Lo que el enemigo ha de oír no es más que la propia voz de ataque…Eso es Patria en la prensa. Es un soldado".

Debido a esta conmemoración, el primer vicepresidente cubano Miguel Diaz-Canel, recorrió las instalaciones del sistema informativo de la televisión nacional, y después de felicitar a todos los trabajadores por dicha efemérides, bautizada como El Día de la Prensa Cubana, les llamó a perfeccionar su labor informativa.

Una pequeña inquietud pareció agitar al dirigente al hacer estas declaraciones, en el “improvisado” intercambio conversacional, para luego rectificar con absoluta precisión: Cualquier obra de la Revolución está incompleta si no está la prensa presente.

¿Por qué la urgencia de enmendar lo supuesto?, Porque tanto el señor Diaz-Canel, como cualquier otro dirigente, conocen muy bien los rectores invisibles que manejan nuestra real politique, donde no hay cabida para este tipo de errores, sencillamente son negligencias ex profeso, o imprecisiones con propósitos, que deben ser sancionadas.

Los desconocedores aseguran que los dirigentes cubanos le temen a la oposición; pero "nananina", la disidencia para ellos ni existe, le temen al propio poder y la paranoia les lleva a calibrar cada acento, cada palabra, cada frase en sus múltiples interpretaciones y cada detalle con el máximo rigor.

En Cuba los secretos no existen, pero hay que distinguirlos. Todos deberían saber que para los parlamentarios cubanos, el motivo de preocupación no está en las veces que sus nombres aparezcan en los noticiarios sino en la ubicación de la silla que ocuparán durante la próxima sesión de la Asamblea Nacional.

Si miramos con detenimiento la imagen de un plenario en el Palacio de las Convenciones, al margen de que se organizan por provincias y municipios, no será dificil descifrar el terror de los funcionarios al saber cómo su propia plusvalía se mide por el tapiz de su butaca, y cuan cercano estará del líder.

Al ocupar un asiento de material sintético, ubicado en chusmi class (o periquera) sienten la seguridad que sentían las prostitutas en el Moscú de la guerra fría.

Las poltronas de piel en tropical class, representan más importancia y merecida recompensa. Espacio reservado para personas expertas en el arte de la mezquindad. Saberse en clase tropical provoca cierta esperanza y les convierte en lobos hambrientos o en ovejas pendencieras, esperando la menor oportunidad para desollar, coyuntura que puede servir, para treparse en el butacón de piel beige que sobre el gran podio destaca superioridad. Sobre estos últimos se sienta Diaz-Canel. De ahí su justificado temblor, sabe que, de cometer un error, en menos de cinco minutos, lo logrado se convertirá en calabozo.

Ya lo decía mi abuela, de quien hace días no hablo “Ay mijo; cuándo tu vas a entender que en la política cubana, la ideología es pura fachada, por eso la dejan en mano de idiotas y militares.
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    Juan Juan Almeida

    Licenciado en Ciencias Penales. Analista, escritor. Fue premiado en un concurso de cuentos cortos en Argentina. En el año 2009 publica “Memorias de un guerrillero desconocido cubano”, novela testimonio donde satiriza  la decadencia de la élite del poder en Cuba.

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