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Ramón Enrique Salvador Díaz Piar en la Memoria


El autor, centro, junto al hijo y a la viuda de Ramón Enrique Salvador Díaz Piar, tras entregar el Premio Pedro Luis Boitel que auspicia el Directorio Democrático Cubano. Foto cortesía de Wenceslao Cruz.
El autor, centro, junto al hijo y a la viuda de Ramón Enrique Salvador Díaz Piar, tras entregar el Premio Pedro Luis Boitel que auspicia el Directorio Democrático Cubano. Foto cortesía de Wenceslao Cruz.

Palabras en "Una Noche de Esperanza por la Libertad de Cuba" durante la entrega de los premios Pedro Luis Boitel del Directorio Democrático en el Big Five de Miami.

Cuentan que órficos y pitagóricos allá por la Antigua Grecia pensaban que la Memoria o Mnemosine era la vía de la salvación del alma y que el Olvido era la vía de la muerte. Todos reencarnaban según estos iniciados, pero sólo los que recordaban estaban verdaderamente vivos.

Cuentan también que Sócrates podía recordar hasta 40 vidas anteriores.

Los griegos, tan sabios y a quienes debemos casi todo lo que hoy somos, consideraban a Mnemosine, a la Memoria, como una divinidad.

En el Hades, se contraponen los ríos Mnemosine y Lete. Memoria y Olvido. Los muertos que bebían del río Memoria vivían eternamente, los que bebían de Lete vegetaban eternamente.

Eso individualmente... Pero sucede que a los pueblos les pasa lo mismo, los que memorizan viven, los que olvidan vegetan, esclavizados. Los pueblos si quieren perdurar han de tener Memoria para sus hombres buenos y para sus hombres malos. En el Caso de Cuba eso se hace especialmente importante en esta hora.

Entre los hombres buenos que hemos der recordar, está Ramón Enrique Salvador Díaz Piar, alias Kikón, quien nació en La Habana, Luyanó, el 10 de mayo de 1946. A finales de 1960 salió de Cuba junto a sus padres hacia EE.UU, donde logró cursar estudios universitarios.

Kikón fue incesante en su lucha frontal por la libertad de Cuba. Militó en Juventud Comando L. Fue también miembro del Ejercito Libertador Cubano y jefe militar de la Organización para la Liberación de Cuba.

Orlando Gutiérrez, del Directorio Democrático Cubano, en el acto donde fueron entregados los premios Pedro Luis Boitel 2016 a Jorge Luis García Pérez, Lorenzo del Toro y Ramón Enrique Díaz. Foto Wenceslao Cruz.
Orlando Gutiérrez, del Directorio Democrático Cubano, en el acto donde fueron entregados los premios Pedro Luis Boitel 2016 a Jorge Luis García Pérez, Lorenzo del Toro y Ramón Enrique Díaz. Foto Wenceslao Cruz.

Me cuenta Orlando Gutiérrez Boronat, quien fue su amigo, en la medida que un niño de 14 años puede ser amigo de un hombre maduro, curtido por la vida y por la guerra, que en una incursión armada a la isla, tras un encuentro con la soldadesca del régimen, uno de de los hombres de Kikón resultó herido, y que Kikón lo cargó unas cuatro millas hasta la costa para ponerlo a salvo y abordar una embarcación de regreso. Junto a hombres así muchos estarían tentados, dispuestos a jugarse la vida.

Por lo que en Kikón encontramos el espíritu heroico del helenismo, ese espíritu sobre el que se sostiene, y al que se debe, el mundo occidental. Él nos recuerda uno de esos personajes de la Ilíada y la Odisea con que Homero deleitó a su época y a las épocas posteriores de la humanidad, héroes que desafiaban a la muerte, al Olvido, con la lanza en la mano y la divinidad al lado.

Nos cuenta el amigo Orlando que Kikón fue también un hombre cívico, responsable, amante de su familia; virtudes que por cierto eran la otra cara del ideal heroico de los helenos. Fundador de la Comisión Nacional Cubana, asumió la lucha cívica no violenta como su nuevo sistema de lucha y participó en las flotillas de desafío cívico a la dictadura. Fue jefe de operaciones de Radio República, estableciendo las primeras bases de transmisión de Radio República desde América Latina.

Kikón tuvo cuatro hijos. En 1989 se casa por segunda vez y tiene así su cuarto hijo, pero ya le aquejan problemas de salud, y muere el 9 de agosto del año 2008.

Honrar, honra, decía José Martí, un hombre que sin dudas encarnó como ninguno el ideal del heroísmo heleno. Esta noche, pues, honramos justamente a Ramón Enrique Salvador Díaz Piar. Se honra el Directorio Democrático, se honran todos los convocados acá esta noche en pro de la libertad de Cuba, y me honro especialmente yo al hacer entrega a su viuda y su hijo, aquí presentes, el Premio Pedro Luis Boitel a la Memoria de Kikón.

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