El hombre echó a correr cuando se le acercaron los policías que andaban buscando a los terroristas que el jueves efectuaron un nuevo ataque con bombas contra los sistemas de transporte público de Londres, causando algún caos, pero no víctimas. Un testigo dijo que policías vestidos de civil persiguieron el viernes al sospechoso hasta un vagón del metro y uno de ellos lo mató de cinco balazos.
“Podemos confirmar que poco después de las diez de la mañana agentes armados entraron a la Estación Stockwell del subterráneo”, dijo un comunicado policial. “Un hombre fue increpado por los agentes y baleado. El servicio de ambulancias de Londres se dirigió al lugar y el hombre fue declarado muerto en el sitio”, añadió el escueto comunicado.
The Associated Press (AP) informó que varios pasajeros dijeron que el hombre, descrito como de apariencia asiática, corrió perseguido por la policía hacia un tren y tropezó.
Marl Whitby, que dijo a la BBC de Londres que había presenciado el hecho, declaró que al sujeto los policías “empujaron al suelo y le dispararon cinco balazos”. Añadió que el sospechoso “parecía como un zorro acosado. Estaba petrificado”. También dijo que el individuo vestía un abrigo grueso “que parecía rellenado”. Es verano caliente en Londres.
Otro testigo, Graham Eaves, dijo que viajaba en un tren de la línea Victoria hacia el norte desde Stockwell y que había un olor raro que parecía salir de una bolsa humeante. “Estábamos en el metro y de repente oímos a alguien decir ¡Apártense, apártense! Y entonces se oyeron los disparos”, dijo, según informó AP, el pasajero Briony Coetsee.
Los ataques del jueves a la hora del almuerzo fueron al parecer un intento fracasado por repetir los ataques suicidas con bombas que hace dos semanas mataron a 52 personas en la capital británica. La agrupación Brigada Abu Hafs al Masri, vinculada a Al-Kaeda y que se atribuyó los ataques del 7 de julio, hizo una declaración el viernes en un sitio musulmán de Internet reclamando responsabilidad por los ataques del jueves.
Los peritos forenses inspeccionaron tres trenes subterráneos y un autobús de dos pisos donde el jueves hubo pequeñas explosiones casi simultáneas. Examinaron restos de las bombas con la esperanza de identificar los explosivos y de hallar huellas digitales u otras pistas que pudieran conducir a los fabricantes de las bombas.
Mientras se intensificaba la búsqueda policial, los londinenses, imperturbables, volvieron a subirse a los autobuses y trenes subterráneos el viernes por la mañana diciendo que proseguirían sus gestiones acostumbradas a pesar del segundo ataque terrorista.