El informe del Comando Central añade que además de esas municiones, la policía afgana se apoderó de más de 400 obuses de mortero, más de 200 proyectiles para “fusiles-cohete sin retroceso”, 150 balas de ametralladora, 75 granadas de retropropulsión y cuatro minas antitanque.
El 95 por ciento de las municiones estaba en excelentes condiciones y la cuarta parte todavía estaba envuelta en los empaques de fábrica.
El Comando Central dijo que fuerzas de la Coalición transportaron todo ese material bélico a una base militar cercana donde sería destruido.