La demandante denunció que su padre sobrevivió al derribo del avión, cayó prisionero, fue asesinado de un tiro y que su cadáver fue mantenido 18 años en una funeraria de La Habana donde lo ultrajaron sin cesar.
Janet Ray escribió numerosas cartas a Fidel Castro pidiendo que se le entregara el cuerpo de su padre, solicitó la ayuda del Congreso de Estados Unidos y al fin el gobierno de Castro entregó los restos a la hija en 1979.
El abogado de la demandante, Len Patricios, dijo que el próximo paso será intentar cobrar la indemnización tomando el dinero de cuentas congeladas del gobierno de Cuba, otros bienes castristas congelados en Estados Unidos o de los depósitos que ha hecho Estados Unidos en una cuenta por el arrendamiento de la Base Aeronaval de Guantánamo. El régimen de Castro no reconoce el contrato de arrendamiento que fue suscrito hace más de cien años.
Al preguntársele a Janet Ray, de 50 años, cómo pensaba cobrar esa indemnización, respondió que eso no le interesa y que sólo estará satisfecha cuando Cuba sea libre.