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El maestro violador


El maestro y la alumna abusada fueron puestos a disposición de la dirección de la escuela que, de un timbrazo, y siguiendo reglas, activaron todas las lineas del caos organizado.

El pasado 21 de octubre, Darío Alejandro Escobar, un cubano residente en la isla y estudiante de quinto año de Periodismo, publicó en su blog Un Guajiro Ilustrado, su archirrecontra-controversial post titulado “Metáfora del modo subjuntivo”.

En él, el autor, además de atraparnos con su modo de escribir interesante y ameno, nos deja ver con cierto espanto a un hipotético grupo de estudiantes que, junto a un supuesto profesor, observan en un televisor, como el usado en las escuelas cubanas para las teleclases, imágenes que, a mi modo de ver, se acercan más a la pornografía que a la educación sexual.

No soy un experto, ni me atrevo a cuestionar si el hecho es producto de un fotomontaje, un caso real, o la evidencia que prueba algún raro, novedoso o civilizado proyecto organizado por el CENESEX. Es muy difícil juzgar con solo mirar un par de fotos; pero ante la pregunta de cómo reaccionarán las autoridades cubanas ante esta publicación, me arriesgo a decir, de ser cierto, que como de costumbre, la cadena romperá por el eslabón más débil.

Este caso me recuerda al de un sujeto, o prefiero decir “ente proclive a ciertos hábitos ascendentes”, muy conocido en los medios, y hasta hace poco director de un órgano de prensa plana. No doy más datos de este particular por respeto a sus hijos, y en especial la hembra, que fue violada hace unos años por un maestro emergente mientras cursaba 8vo grado en una secundaria habanera, del residencial Nuevo Vedado.

En aquella ocasión, el maestro y la alumna abusada fueron puestos a disposición de la dirección de la escuela que, de un timbrazo, y siguiendo reglas, activaron todas las lineas del caos organizado.

Para cuando el padre, trepador por excelencia, entró en la escuela en auto Lada, con mala cara, y motivos suficientes para querer estrangular, ya le estaban esperando, los curiosos, el profesorado en pleno y los negociadores enviados. El señor, armado con celular en línea directa al comité central, espero pacientemente la llamada, eso era más importante que la hija mancillada.

Aquella mañana los teléfonos rugían. El mundo se iba a acabar, y el sistema educacional, como ahora, también en la mira. De la capitalina secundaria salieron la víctima, los acusados y los acusadores. En mal llevada estampida pasaron en este orden, por la Dirección Municipal del MINED, la Dirección Provincial y el Ministerio de Educación.

Cuando llegaron al edificio A del MININT, ya el sol se había avergonzado y, para entonces, la luna observando pedía justicia guadaña en mano. De reunión en reunión, la inconforme comitiva transitó todo el malecón. Sorteando baches cruzó por frente a la Embajada española, y detuvo su enérgica marcha en la muy bien situada oficina de la UJC Nacional. Fin del trayecto y de la historia.

Mucho ruido y pocas nueces. Después de una muy esperada llamada Presidencial; el padre ofendido, en versión muy freudiana de la destrucción del orden social, trasmutó en orador motivacional. La hija, continuó violada. Y al maestro, por ser integrante de un plan del Comandante en Jefe, el de “Maestros Emergentes”, ni siquiera lo botaron.

Afortunadamente ya muchos saben que en Cuba “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”. Tiembla de risa esperando a un extranjero, con Cubalibre acompañante, listo para ser bebido.
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    Juan Juan Almeida

    Licenciado en Ciencias Penales. Analista, escritor. Fue premiado en un concurso de cuentos cortos en Argentina. En el año 2009 publica “Memorias de un guerrillero desconocido cubano”, novela testimonio donde satiriza  la decadencia de la élite del poder en Cuba.

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