Arabia Saudita ofreció el miércoles una amnistía a sospechosos de terrorismos que se entreguen antes de un mes y no hayan cometido "delitos de sangre".
El príncipe Abdulá Bin Abdulazzis hizo el anuncio por televisión en nombre de su hermano el rey Fahd, que está enfermo. Abdulá actúa como canciller del reino.
Dijo Abdulá que la amnistía abarca a todos "los que no han sido arrestados por cometer actos terroristas" . . . Abrimos las puertas de la amnistía ... a cualquiera que se haya desviado del camino del bien y haya cometido un dleito en nombre de la religión ... Juramnos por Dios que nada nos impedirá atacar con toda nuestra fuerza, que derivamos de nuestra confianza en Dios", a cualquiera que no haga caso de esta oferta, manifestó Abdulá.
Arabia Saudita ha sido escenario de varios ataques mortíferos atribuidos a Al-Kaeda, las red terrorista mundial.
Algunos de esos crímenes contra extranjeros han sido particularmente crueles. El más reciente ocurrió el 12 de junio cuando el ingeniero americano Paul M. Johnson fue secuestrado. Seis días después los terroristas anunciaron en Internet que le habían cortado la cabeza.
Abdulá convocó una conferencia de prensa, que fue televisada, para anunciar la oferta de amnistía. Dijo que los llamamientos a la guerra santa en Iraq son ilegales y que Arabia Saudita no permite a sus ciudadanos ejercer la violencia de las armas en el vecino país.
"No permitimos eso", dijo Abdulá cuando se le preguntó acerca de los insurgentes sauditas en Iraq. "¿Por qué debe ir nuestra gente a Iraq para una guerra santa? Iraq es un país musulmán y el único deber religioso en Iraq debe ser ayudar al pueblo iraquí. Todo llamado a la guerra santa (en Iraq) es ilegítimo".