Los soldados iraquíes, apoyados por las fuerzas de los Estados Unidos, acordonaron la población luego que dirigentes de la comunidad shiíta dijeron que los secuestradores amenazaban con asesinar a los cautivos a menos que todos los shiítas abandonaran la ciudad.
Desde entonces, hay informes contradictorios y confusos sobre si las tropas iraquíes y estadounidenses capturaron a insurrectos o liberaron a personas secuestradas.