Enlaces de accesibilidad

noticias

LIBRO DENUNCIA VINCULO DE FIDEL CASTRO CON EL NARCOTRAFICO


Friedl señala que al gobierno cubano le cabe el apelativo de Cartel de La Habana y agrega que nada tiene que envidiarle a otros carteles de la droga. Recuerda que Castro aparece en la lista de las personas más ricas del mundo, según la revista Forbes, con un patrimonio estimado en $1,400 millones, y que ocupa el décimo lugar entre los 200 hombres más acaudalados de la Tierra.

El libro, que ofrece más evidencias y narraciones sobre vínculos con el narcotráfico por parte de Raúl Castro que del propio Fidel Castro, coincide con el de Jhon Jairo Velásquez Vásquez, Popeye, ex secretario privado y jefe de seguridad, que fue del difunto narcotraficante Pablo Escobar Gaviria.

Popeye anticipó que revelará cómo Raúl Castro, mantuvo contactos estrechos y constantes con el cartel de Medellín y protegió durante años embarques de droga que llegaron a Miami pasando por Cuba.

El libro de Friedl es una meticulosa compilación de publicaciones y documentos oficiales, en su mayoría de Estados Unidos, que han recogido información sobre el tráfico ilícito de drogas y el gobierno cubano.

El Gran Engaño relata cómo Fidel Castro y su régimen se proveyeron por primera vez en 1956, de dineros del tráfico de marihuana, buscando la protección económica de Crescencio Pérez, un campesino que controlaba la comercialización de la hierba en varias regiones de la isla.

El libro abunda en informes sobre las relaciones de los Castros con los narcotraficantes Robert Vesco, Carlos Lehder, el ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega y el régimen sandinista de Nicaragua.

El capital amasado por los líderes de la revolución cubana era blanqueado y atesorado por una oficina apéndice del Ministerio del Interior conocida como MC, abreviatura de Moneda Convertible. En La Habana era una broma llamar al MC como las siglas de marihuana y cocaína, apunta Friedl.

Expone el escritor, que Raúl Castro puso en Cuba a disposición del Cartel de Medellín dos bases, una en Cayo Largo y otra en el oriental pueblo de Moa, donde funcionó una de las plantas de procesamiento de droga más importantes del mundo. También abunda en detalles sobre los vínculos del ministro del Interior Pepe Abrantes, con rutas de tráfico de cocaína pasando por Cuba, Panamá, México y Nicaragua.

La droga llegaba a veces directamente a través de Centroamérica o directamente a la isla en aviones, y de ahí, en lanchas, a Miami, según sostiene el colombiano alias Popeye sobre su libro Sangre, Traición y Muerte, que toca los mismos temas del libro de Friedl.

XS
SM
MD
LG