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Joan Antoni Guerrero / Activismo en Internet: el caso egipcio (I)


El activismo a favor de los derechos humanos en Egipto ha encontrado en Internet un magnífico aliado.

El activismo a favor de los derechos humanos en Egipto ha encontrado en Internet un magnífico aliado. En parte, el éxito de la revuelta ciudadana en el país norte africano se debe al uso de las herramientas digitales que, en los últimos años, abrazaron también los veteranos activistas con ayuda de los jóvenes para hacer más efectiva su lucha en la calle. A pesar de la importante represión del régimen de Hosni Mubarak, la apertura económica hizo necesario también que de forma progresiva se permitiera una más amplia presencia de Internet en la sociedad egipcia. “Egipto fue uno de los países en que más rápido se extendió Internet, aunque fuera tan sólo por razones económicas, como un canal para que las empresas y los negocios pudieran captar inversión extranjera”, explica la periodista catalana Lali Sandiumenge, experta en activismo egipcio en la red y ex corresponsal en El Cairo del periódico barcelonés AVUI.

Esa razón económica, al parecer, no excluyó también que la red estuviera disponible para un consumo popular entre los ciudadanos. A pesar de que las tarifas de conexión no eran muy bajas y el poder adquisitivo de los egipcios se encontraba por los suelos tampoco se colocó a límites inaccesibles. “Hay Internet en empresas, escuelas y universidades, además de que es muy accesible en los cibercafés, el precio de conexión, que en otros países es una forma de limitar Internet, era relativamente barato”, comenta la periodista catalana. Además, los cibercafés son locales que se encuentran en abundancia en la ciudad de El Cairo y, según afirma esta ex corresponsal, “siempre están llenos”.

Pero más allá de Egipto, no debe olvidarse que antes cayó el Túnez de Ben Ali y que el dictador ahora fugado, reservaba otras condiciones draconianas para los internautas de su país, mucho más que las del régimen de Mubarak. La penetración de Internet era en Túnez más baja que en Egipto. Ambos países, como también Cuba y otros diez Estados, forman parte de la lista de los 13 países que la organización francesa Reporteros Sin Fronteras (RSF) considera “enemigos de Internet”. “Ben Ali hizo muy difícil la conexión a Internet, los activistas dentro del país estaban muy reprimidos, eran perseguidos, les bloqueaban las páginas”, relata Sandiumenge, quien también ha hecho investigaciones sobre el uso de Internet en otros países del mundo árabe, como Bahrein, que hoy son noticia por las revueltas populares. “Mientras en Túnez y Bahrein se bloqueaban las páginas de cualquier organización de derechos humanos o partidos políticos, en Egipto no se llegó a hacer directamente porque había otras formas de censura”, precisa la periodista catalana.

La influencia de Internet en el activismo ha sido progresiva en Egipto. Cuando entre los años 2000 y 2004 empieza su penetración, la red se erige como fuente de información alternativa, como medio para poder acceder y comunicarse con el exterior. A esta llegada de Internet se le debe sumar también el nacimiento del canal televisivo Al Jazeera en el mundo árabe, que contribuye a contrarrestar la censura practicada en los medios de comunicación de este ámbito. A partir del 2004 aparecen los primeros blogs, sólo que las plataformas están en inglés y sólo la juventud con conocimientos del idioma lo comprende para empezar a manejarse con las herramientas. Hacia 2006 la plataforma gratuita de blogs Blogger pone en marcha la versión en árabe y esto contribuyó a ampliar su uso, se enriqueció la blogosfera con bitácoras escritas muchas bajo el anonimato y los foros de discusión se convirtieron en un hervidero en los que se empezaron a tocar temas tabú para el mundo árabe. Como resultado de este proceso, explica Lali Sandiumenge, "se pierde el miedo a criticar, a denunciar, a reivindicar y a quejarse, algo que es muy importante".

En torno a Internet, el activismo egipcio se encuentra clasificado en varias categorías, explica la periodista catalana: existe el que es ciberactivista y cuya actividad contra el régimen se produce puramente en el ciberesapcio; se identifica después el joven ciberactivista, que empieza en la red y luego decide hacer el salto a la calle, y una tercera categoría incluye a los activistas de derechos humanos y políticos, que se dan cuenta de la eficacia de Internet para su lucha. "Entre ellos se establecen unas alianzas y por ejemplo muchos jóvenes blogueros han ayudado técnicamente a los activistas más veteranos en el uso de Internet, y viceversa, los veteranos han ayudado a los jóvenes blogueros a ser más eficaces en la calle".

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