Quiñones dijo a la prensa en Buenos Aires que desea que ambas permanezcan en la sede diplomática porque teme por la salud de su abuela. Quiñones, médico como su madre, vive en Argentina desde hace unos diez años. Explicó que el miércoles, cuando su madre y su abuela estaban en la Embajada argentina indagando acerca de un viaje a Buenos Aires, su abuela tuvo un aumento inusual de presión sanguínea y “los funcionarios (argentinos) prefieren que se queden allí transitoriamente” hasta que la anciana se reponga.
Quiñones dijo que el jueves por la mañana pudo comunicarse con la Dra. Molina y aclarar cual era la situación, pues él estaba confundido por las informaciones de la prensa, algunas de las cuales decían que había “un pedido de asilo político”.
El Dr. Quiñones insistió en restarle implicación política al caso y pidió que el presidente Néstor Kirchner continúe apoyando la petición para que el gobierno de Cuba autorice el viaje de su madre y su abuela a Buenos Aires para conocer a sus hijos y disfrutar de las fiestas de fin de año.
Hasta ahora el gobierno de Fidel Castro ha rehusado permitir el viaje de la doctora Molina, una neurocirujana que ha ocupado altos cargos gubernamentales en Cuba. El régimen ha dicho que si ella quiere conocer a sus nietos, éstos pueden viajar a La Habana para conocer a su abuela.
“Mi madre no quiere que esto perjudique las relaciones diplomáticas de los dos países ni que sea convertido en una crisis política”, dijo el doctor Quiñones.