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Egipto, Túnez y la momia cubana en la red


Las revueltas de Túnez y Egipto preocupan al régimen castrista por dos factores que fueron detonantes dentro de los conflictos de esas naciones: los jóvenes y la tecnología informativa.

Las revueltas de Túnez y Egipto preocupan sin lugar a dudas al régimen castrista por dos componentes que son partes del actual escenario social en la isla y resultaron factores detonantes dentro de los conflictos de esas naciones: los jóvenes y la tecnología informativa.

Aunque el régimen castrista todavía controla la información que reciben los ciudadanos cubanos, no es menos cierto que tiene severas filtraciones en su otrora hermético muro y ya no es aquella Cuba totalmente indefensa que tomaron por asalto en 1959 a la que le arrancaron los vínculos posibles de búsqueda de información alternativa.

En la actualidad dentro de la isla, pese a todas las limitaciones técnicas y censuras que impone el gobierno, sobreviven numerosos blogueros, quienes desde sus puntos de vista ofrecen una visión que permite diferenciar la realidad con que vive día a día el pueblo a esa permanente ilusión que difunde el régimen sobre la situación del país hacia el exterior.

Y la blogosfera cubana con estos jóvenes desafiantes, que nada ya tienen que ver con el espíritu del Moncada, ni con el hombre nuevo soñado en la febril imaginación de sus creadores castristas, no solo desmitifican y denuncian la inoperatividad del gobierno, sino también se retroalimentan de las noticias del exterior.

Precisamente ese flujo de información externa fue un elemento importante en la revuelta de Túnez, la cual significó el término del gobierno despótico de Ben Ali. Las revelaciones de Wikileaks, sobre el criterio de los Estados Unidos a la corrupción imperante en el país, fue el aldabonazo inicial que despertó la indignación popular.

La inmensa mayoría de los ciudadanos cubanos obtienen sus conocimientos del mundo exterior a través de las redes informativas diseñadas y controladas por el estado, que es dueño absoluto de todos los periódicos, revistas, estaciones de radio y televisión, editoras de libros y agencias de noticias dentro del país.

Ese control total, que instauró desde los mismos inicios, permitió al gobierno castrista crear su fabulario de mentiras y medias verdades durante su más de medio siglo de poder donde escamoteó – y aún lo hace- información vital adicional. De esta manera los cubanos formaron su percepción de la realidad del mundo a través de un maniqueísmo político donde los “buenos” son los socialistas y los “malos” el mundo capitalista.

Así calificaron como mala y desastrosa, por medio del magistral ocultamiento de hechos que realizaron, al periodo anterior al 59 el cual fue una etapa catastrófica en el orden económico y social tal y como enseñaron dentro de la nueva historia que escribieron para las nuevas generaciones.

Sin embargo en 1958, según el “Atlas of Economic Development” de Norton Ginsburg, la isla aparecía con un Producto Interno Bruto per cápita de 374 dólares. Solo estaba por debajo de Venezuela y Uruguay en crecimiento económico dentro de América Latina y se colocaba en el lugar 30 de todas las economías del mundo.

Pero hay más. Los cubanos consumían 2,730 calorías diarias, tenían un medico por 998 habitantes, una res por persona, un automóvil por 40, un teléfono por 38, un televisor por 25 y una radio por 6.

¿Quién de los ciudadanos de a pie saben estos datos dentro de la isla? Apostaría que una ínfima cantidad y aquellos que conocen los datos aseguran que es falso debido a padecer el síndrome de Estocolmo provocado en todos estos años por parte de sus captores, el régimen castrista que les condiciona esas reacciones, gracias al masivo y constante lavado de cerebro para impedirles que tengan un asomo de criterio divergente.

Uno de los grandes temores de las dictaduras es que sus víctimas comparen, saquen sus conclusiones y comiencen a clamar por cambios tal y como ocurrió en Egipto frente al dictador Hosni Mubarak, quien por 30 años amordazó a su pueblo.

Sin embargo, a pesar de las intentonas represivas de Mubarak los jóvenes egipcios enarbolaron sus teléfonos celulares, como si fueran granadas de fragmentación que contienen Twitter, Facebook y Youtube para diseminar sus reclamos y protestas y lograr de manera pacífica algo que muchos consideraban imposible: la renuncia de un dictador como Mubarak.

“El mundo está cambiando. Ha surgido una generación joven y vibrante que busca mayores oportunidades. Hay que estar a la cabeza del cambio; no se puede estar detrás de la ola”. Así dijo en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, un hombre que se benefició durante su campaña presidencial del apoyo de los jóvenes con las redes sociales y conoce su importancia en este siglo 21.

El poder de las redes de internet es temido dentro de los gobiernos totalitarios y buena prueba de ello fue que China ante las señales de que el movimiento telúrico de insubordinación popular de Túnez ya se evidenciaba en Egipto censuró de inmediato toda la información de Internet relacionada con las revueltas.

Pero a pesar de esta nueva sinergia que despierta la red utilizada por los jóvenes en todas sus aplicaciones, el analista bielorruso, Evgeny Morozov, en su libro The Net delusion (El engaño de la red), refuta el poder que le otorgan a estos nuevos adelantos tecnológicos y su real influencia en sublevaciones populares del tipo de Túnez y Egipto.

Asegura que los dictadores pueden emplear estas nuevas tecnologías para vigilar y perseguir a sus oponentes y la Internet no anula los mecanismos habituales de la política del poder la cual determina en última instancia el resultado de los acontecimientos.

El catedrático Timothy Garton, de la Universidad de Oxford afirmó en un extenso artículo que si la lucha por la libertad de Internet se identifica en exceso con la política exterior de Estados Unidos el efecto puede ser contraproducente.

“Los regímenes autoritarios de todo el mundo redoblaran sus esfuerzos para censurar y vigilar las plataformas norteamericanas que son y no por casualidad, unas de las mejores y más abiertas que tenemos. En su lugar, esos regímenes impulsaran sus propias alternativas locales y mas restringidas, como Baidu en China”

En Túnez antes de su derrocamiento, Ben Ali detuvo a blogueros y arreció ataques en la red contra sus principales opositores al suplantarles la identidad en cuentas de Gmail y Facebook, lo cual refuerza la teoría de que Internet es un arma también de fuerza para las dictaduras.

El castrismo para contrarrestar el trabajo de los blogueros independientes tiene alrededor de 200 blogs que defienden los “éxitos del socialismo cubano” y atacan con fiereza a quienes critican al régimen.

Para mayor dificultad el acceso a Internet desde Cuba es restringido y el proveedor oficial Etecsa, una empresa vinculada al gobierno, es la que aprueba las conexiones, lo cual obliga a los blogueros a conectarse en cibercafés, hoteles, sedes diplomáticas o con claves en el mercado negro (6 dólares por hora).

Eso sin contar que los blogueros más reconocidos como Yoani Sánchez son perseguidos y vigilados de cerca por la Seguridad del Estado. Entonces, ¿cómo es posible que en la isla se propague estos vientos de libertad?, sobre todo frente a un gobierno eficaz en el arte de reprimir y censurar la información.

La respuesta es muy sencilla y la dijo el poeta y novelista francés Jean Cocteau al afirmar que “la juventud sabe lo que no quiere antes de saber lo que quiere”. Y en Cuba la inmensa mayoría de la juventud ya no soporta más, de una forma u otra, el sistema de gobierno imperante en la isla.

Las nuevas tecnologías de información y comunicación no causaran una revolución en Cuba, pero sin lugar a dudas contribuyen a que cada día las personas abran más los ojos y vean la realidad de sus vidas dentro de ese régimen totalitario.

Es muy difícil vaticinar cuando puede ocurrir una explosión social, ahora lo cierto es que Túnez y Egipto y antes los países de Europa del Este enseñan que cuando la chispa salta, ya nada ni nadie puede apagar ese incendio, esas ansias de libertad. Eso lo saben los dirigentes del castrismo, quienes esperan acallar las voces juveniles con más represión.

Al final su propia eficacia represiva representará su propio funeral como sistema de gobierno como ya lo demuestran las momias enterradas de Polonia, Checoslovaquia, Hungría y ahora Túnez y Egipto. La momia totalitaria cubana ya camina hacia su pirámide del olvido y Twitter, Facebook y Youtube la observan.

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