En su primera homilía como Pontífice, Benedicto Dieciséis manifestó su deseo de favorecer el diálogo con las diferentes religiones, una cuestión a la que su predecesor Juan Pablo Segundo otorgó gran importancia.
Por su parte, las autoridades judías israelíes dijeron que confían en que el Papa mantendrá la misma actitud que su predecesor y seguirá siendo un amigo de los judíos.
Después del Concilio Vaticano Segundo, celebrado entre 1962 y 1965, el diálogo entre el catolicismo y el judaísmo recibió un fuerte impulso con la visita de Juan Pablo Segundo a la sinagoga de Roma en 1986, invitado por el Gran Rabino Elio Toas.
Juan Pablo Segundo fue el primer Papa, exceptuando a San Pedro, que entró en una sinagoga.