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Escritor nigeriano rechaza premio por segunda vez


Chinua Achebe rehusó recibir el título de Comandante de la República Federal, una de las distinciones más prestigiosas de Nigeria.

El famoso escritor nigeriano Chinua Achebe, autor de la novela Things fall apart (Todo se desmorona, 1958) uno de los libros más leídos de la literatura moderna africana, acaba de rechazar por segunda vez un prestigioso galardón nacional que otorga el Gobierno de Nigeria.

Reconocido luchador contra la corrupción y el abuso de poder, Achebe rehusó recibir el título de Comandante de la República Federal, una de las distinciones más prestigiosas del país africano.

El escritor envió una carta al presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, en la que le recuerda que ya le dijo "no" en 2004 al entonces presidente nigeriano, Olusegun Obasanjo. Y alegó que los problemas citados por él hace siete años para justificar su declinación de la distinción, "ni han cambiado ni han sido tratados".

El rechazo de Acheba, que reside en Estados Unidos, provocó una respuesta de parte de la presidencia nigeriana, hecha pública en un comunicado donde subraya que "políticamente no se puede decir que Nigeria está hoy donde estaba en 2004".

"Aunque el presidente Jonathan reconoce que aún existen desafíos en el camino para que Nigeria desarrolle todo su potencial como nación, él cree que su administración está moviendo el país en la dirección correcta y, por tanto, merece el apoyo y la cooperación de todos sus ciudadanos", agrega la nota oficial citada por EFE.

El novelista nigeriano ha ganado numerosos premios, entre ellos el "Man Broker International" (2007), versión internacional del Man Booker, el premio de literatura más prestigioso en el Reino Unido y uno de los más importantes en el mundo anglosajón.

“Things fall apart” es una novela respuesta a “El Corazón de las Tinieblas” (1903) de Joseph Conrad, por considerar Achebe que ésta última presenta una visión estereotipada y discriminatoria de África y su gente. Según el novelista nigeriano, los personajes que pueblan la novela de Conrad, a excepción de los colonizadores blancos occidentales, son salvajes desprovistos de individualidad, caníbales, que en vez de hablar, gruñen.

Quizás no le falte razón, aunque la novela de Conrad tiene también una interpretación inequívoca. Es cierto que un medio hostil y primitivo puede llegar a convertir en un monstruo a cualquier ser humano, como al misterioso Kurtz, el personaje sobre el que gira el relato. Pero la novela de Conrad plantea una lectura en sentido contrario.

El Corazón de las Tinieblas (la búsqueda a través del río Congo de un traficante de marfil- el propio Kurtz- perdido en la selva y que ha llegado a ser adorado como un Dios por esos mismos africanos aborígenes que lo mantienen como reo) pone de manifiesto de manera inobjetable que la violencia que estalló entre los nativos y los colonizadores que recrea la novela la impusieron estos últimos con su trato brutal a los africanos, espoleados por una codicia ciega y deshumanizada que no conoció límites. Marlow, el protagonista de la historia, narra en primera persona como los nativos eran forzados a trabajar como esclavos, usando un collar de hierro en el cuello y atados con cadenas, además de estar bajo la vigilancia atenta de los rifles de los hombres blancos.

El Corazón de las Tinieblas es, además de una novela sobre el horror (las últimas palabras que pronunció Kurtz antes de morir: “el horror, el horror.”), una novela de denuncia.

Algo que no entendió –o no quiso entender- Chinua Achebe, quien ha rechazado por segunda vez ser nombrado Comandante de la República Federal de Nigeria, una orden que le fue otorgada también al poeta y primer africano de la raza negra al que le fue concedido el premio Nobel de Literatura: el nigeriano Wole Soyinka.

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