“El modus operandi, la cobardía de su proceder y los ataques contra civiles inocentes – todo eso forma parte de Al-Kaeda”, dijo el diplomático árabe.
Al-Faisal criticó la facilidad con que los extremistas “permanecen en Londres y emiten mensajes de odio en sus prédicas” y exhortó al gobierno del primer ministro Tony Blair a ejercer mayor control sobre ellos.
Manifestó el Embajador que es un error permitir “que sigan abusando de la hospitalidad y generosidad del pueblo británico para emitir aquí mismo esos llamamientos al asesinato”.
Mientras tanto, el sindicato de los conductores de trenes subterráneos advirtió el viernes que cientos de ellos podrían negarse a trabajar si hay más ataques contra la red de transporte.
Bobby Law, portavoz del Sindicato Ferroviario, Marítimo y de Transporte, dijo lo siguiente en la televisión:
“Hemos tenido conductores que se han negado a trabajar ayer (jueves) porque están preocupados por su propia seguridad.
“Si algún incidente ocurre en el sistema de trenes subterráneos, todo el sistema debería cerrar”.
Añadió que el sindicato ha escrito a todos sus miembros diciéndoles que tienen todo el derecho a negarse a trabajar si sienten que sus vidas corren peligro.
Además, el grupo turístico VisitBritain informó el viernes que los mortíferos ataques terroristas del 7 de julio en Londres pudieran provocar una pérdida de 300 millones de libras esterlinas (525 millones de dólares) en los ingresos turísticos previstos.
Esa cifra no refleja los efectos de las bombas del jueves, que no causaron víctimas, pero el informe de VisitBritain dice que podrían tener “graves implicaciones” para el turismo.