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El suicidio de Ubre Blanca


El “vaquicidio” de Ubre Blanca representa un acto evidente de rebeldía, el cual demuestra que ni las vacas respaldan al régimen que destruye con igual gracia a seres humanos, edificios, medios ambientes y animales.

Algunos sospechan, otros tal vez murmuran, lo cierto es que nadie lo dijo o tal vez nadie comprendió, quizás muchos todavía hoy esperan al fin la revelación de que aquella pobre vaca Ubre Blanca, atrapada dentro del aparato propagandístico castrista, prefirió suicidarse para terminar el sufrimiento y abusos a que fue sometida.

Ríanse todo lo que quieran aquellas almas escépticas y crean que es una locura esta afirmación. Sin embargo, quienes no juzgan sin sopesar antes las evidencias terminarán de leer todos los hechos que condujeron al “vaquicidio” de la pobre Ubre Blanca.

Aquellos que comienzan a sospechar de un presunto trastorno sicológico del redactor, deben ante todo ser tolerantes ya que en realidad las conjeturas de un chiflado hacia otro chiflado tienen 100 años de perdón – no es el refrán pero pega ahora- y más cuando hablamos del régimen castrista, el cual no es un ejemplo de cordura y eso lo demuestran de manera suficiente sus acciones en más de medio siglo, las cuales califican de manera amplia para la camisa de fuerza y el electroshock.

Y una víctima de esas demencias fue la pobre Ubre Blanca que desde un principio padeció de un desorden de personalidad que contrajo al mirarse en un espejo y comprender que no era ni Holstein, ni Cebú africano. Ese fue el inicio de un vértigo emocional, con estados de ánimo inestables que se agudizaron al ser el centro de una atención inusual en la historia de las vacas cubanas, ya que poseía un establo con aire acondicionado, música de Mozart, Bach, entre otros clásicos y si fuera poco custodiada día y noche por agentes de la seguridad.

Los males comenzaron cuando sus nervios saltaron descontrolados por el trastorno de no saberse ni holandesa, ni africana, ser sencillamente un híbrido y encima de todo eso su nombre era Ubre, una de las partes más íntimas e importantes de una vaca. A quienes crean que eso no importa, solo piensen cual sería su estado de ánimo si lo llamaran Trasero, un eufemismo más suave para no decir el nombre más popular.

En medio de ese drama Ubre Blanca soltó más leche de la cuenta y en vez de sus cuidadores de llamar al “vetesiquiatra” por la anomalía, fue reconocida como una heroína. A partir de ese momento sus nervios fueron un sube y baja y claro está daba más leche. El colmo de la situación es que sus desajustes lo calificaban como record y empezaron los abusos.

Así el 16 de enero de 1982, el animal produjo 109,5 litros de leche en tres ordeños. El periódico principal del país, Granma o Abuelita seguía paso a paso las ordeñadas de la infeliz vaca, que ya para entonces, como dice el poeta Andrés Eloy Blanco, tenía “una estrella en la frente y una cruz en el anca”.

Todo el que visitó a Cuba, en esos tiempos de leche y tetas de vaca, con cierto pedigrí político fue llevado de inmediato ante el orgullo nacional, el arma más importante del castrismo, la vaca que cumpliría los sueños del más líder de todos los líderes cubanos, quien ya alucinaba con las vacas y la leche desde 1963 como lo demuestra este fragmento de discurso del 10 de agosto pronunciado en el Habana Libre.

“Por ahí anda un experimento, cerca de Bauta, en que se tienen 60 vacas en una caballería de tierra, y ya iban a poner 80 vacas en esa caballería de tierra, con pastos y con regadío; sin regadío no pueden hacer eso. ¿Pero saben cuánto vale la leche que producen esas 60 vacas, a un promedio de unos 13 litros de leche, que están promediando por vaca? Pues al precio que se le paga a la granja por la leche, el valor en bruto es de cerca de 30 000 pesos, 30 000 pesos en leche puede producir una caballería de tierra con regadío y con abono. Y que me digan en qué país de Europa se puede lograr eso, que me digan si en Holanda se puede lograr eso; sin embargo, Holanda tiene una producción de 6 millones de toneladas de leche, una enorme, una extraordinaria producción, y el promedio que tienen en la provincia donde más leche producen, es de menos de 30 reses, entre grandes y chiquitas, por caballería de tierra. Y ya nosotros hemos visto allí que con una caballería de tierra se pueden sostener 60 vacas en producción, regadío y abono”.

La obsesión de competir frente a Holanda con vacas socialistas, comprometidas con la revolución, todavía lo perseguía en 1965 como se aprecia en esta otra intervención del 3 de marzo en Güines.

"Este año se construirán 2 000 nuevas lecherías. Cierto que no serán vacas de muy alta producción de leche, pero serán las abuelas de futuras vacas con muy alta producción de leche. Y, mientras tanto, con muchas de ellas produciremos mucha leche; habrá un incremento de más de medio millón de litros, puede ser de 600 000 ó 700 000 litros en todo el país, aunque desgraciadamente las dificultades más grandes las tenemos donde hay mayor concentración de población, como es en occidente”.

Su entusiasmo por la vaca Ubre Blanca era tan evidente que a nadie sorprendió cuando en medio de uno de los discursos anuales más importante, el 26 de julio de 1981, en Las Tunas, interrumpió su informe para decir emocionado:

“Puedo añadir una noticia grata, incluso muy grata: Ubre Blanca produjo ayer 89,9 litros de leche, ¡89,9 litros de leche!, estableciendo un nuevo y extraordinario récord, quizás como saludo al 26 de Julio” (Risas y aplausos). Las risas no se saben si fueron de burla socarrona o por seguirle la corriente a un jefe que todos sabían no se le puede llevar la contraria.

Récords y más récords, como producir 24.268 litros de leche en un año, más de cuatro veces lo que hace una vaca normal, cifra que le valió entrar al libro Guinness ; visitas del máximo solo y mas visitas del máximo acompañado y la pobre Ubre Blanca se “deslechaba” a ojos vistas y nadie se compadecía de ella.

Deprimida y exhausta la vaca comienza de manera secreta a comer una yerba infectada para provocarse un cáncer y así en 1985 cuando se inicia la perestroika, la atormentada Ubre encuentra el descanso.

Aquella pérdida dejó al máximo más máximo de los líderes cubanos desconsolado y ordenó que erigieran un monumento de mármol blanco y además la embalsamaran. Si los soviéticos exhibían el cadáver de Lenin, el lo haría con la mas importante colaboradora del castrismo, su querida y nunca olvidada Teta Blanca.., perdón quise decir Ubre, pero a diferencia de Romeo no se mató y guardó las células de su amada, las que hace unos pocos años sacó de su escondite para clonar a Ubre, pero el experimento no salió, como casi todas las cosas que experimenta el régimen, por lo que la aparente vaca castrista mantiene su leyenda de diosa de la leche, de animal sagrado en una país donde a partir de los 7 años los niños no toman leche.

Mientras tanto el líder se conformó con vacas mecánicas. ¿No me creen?, vean lo que dijo en Venezuela el 13 de agosto del 2001:

“Fueron los propios brasileños los que iniciaron unos experimentos para producir la leche de soya, hasta crearon una vaca mecánica, recuerdo todos los detalles porque de esas adquirimos en Cuba una vaca mecánica y varias más para divulgarlo entre otros países amigos. Hicimos todos los cálculos de la proteína que tiene la soya, la grasa, cuál es la composición de la leche, a la que se le añade también una proporción de calorías en forma de azúcar, en que la lactosa puede ser perfectamente sustituida por el azúcar de caña, y a varios países amigos les obsequiamos una vaca lechera brasileña, que en aquella época costaba unos 30 000 dólares; se lo puedo asegurar, porque esas cifras no se me olvidan”.

En resumen el “vaquicidio” de Ubre Blanca representa un acto evidente de rebeldía, incomprendido por el mundo, un episodio desesperado de un alma atormentada por llamarse Ubre y no tener una identidad definida. El valiente acto, el cual demuestra que ni las vacas respaldan al régimen que destruye con igual gracia a seres humanos, edificios, medios ambientes y animales.

Dicen que Ubre murió enferma, yo sé que murió de inconformidad, porque como dice el poema: “la vaca con toda su profundidad anodina encima de la tierra, con sus ojos beduinos y mortales” tampoco era ciega para no ver aquella locura.

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