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El anagrama de Fidel Castro Ruz


J. A. Albertini sin rehuir el tema espiritual, ancla sus personajes en las más dolorosas realidades políticas.

J. A. Albertini, nació en la ciudad de Santa Clara, Cuba, y es autor de las novelas Tierra de extraños, A orillas del paraíso, Cuando la sangre mancha y El entierro del enterrador, así como de Miami Medical Team: Testimonio de humanidad y Cuba y castrismo: Huelgas de hambre en el presidio político, libros de entrevistas y relatos testimoniales.

En la actualidad Albertini trabaja para la radio y conduce programas televisivos de temas históricos y, ocasionalmente, escribe artículos de opinión y reseñas para periódicos y revistas literarias. Es miembro del PEN CLUB de Escritores Cubanos en el exilio, del Círculo de Cultura Panamericano y director del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo.

<!--IMAGE--> Lectores y críticos de su obra, coinciden en opinar que los años de lucha contra el régimen marxista de Cuba, el tiempo de presidio y más tarde el exilio, lo han convertido en un escritor que busca para sus personajes la libertad total, la tierra propia y el amor en todas sus manifestaciones.

Con motivo de la reciente publicación de su última novela Allá, donde los ángeles vuelan, Armando de Armas entrevistó a J. A. Albertini para MartiNoticias.

MN. ¿De dónde proviene el exótico nombre del dictador, Celso Trafid Zur, en su novela?

JA. Celso Trafid Zur es un anagrama del nombre de Fidel Castro Ruz.

MN. ¿Es Fidel Castro una presencia perpetua en su literatura?

JA. En toda mi obra, la opresión, la mentira el abuso del que, o los que se creen mas fuertes que los demás en detrimento de la libertad y el amor, en todas sus manifestaciones, constituye una constante que va mas allá de la mente consciente. Muchas naciones, a lo largo de la historia han sufrido y proseguirán sufriendo ese mal inherente a ciertos aspectos oscuros de la condición humana. Por lo tanto, en mi literatura el símbolo de la ignominia que Cuba ha padecido a lo largo de más de 50 años se llama Fidel Castro Ruz y lo que él y los suyos representan. Mi realidad no escapa a esa tragedia nacional, como tampoco pierdo oportunidad de ridiculizar, porque en verdad es históricamente ridículo, a una figura tan patética como Fidel Castro Ruz, o Celso Trafid Zur; cada quien que lo llame a su gusto.

MN. En su novela Allá, donde los ángeles vuelan se mezclan personajes ficticios, Bartolo, Cándido, con personajes reales, Matías Pérez, Marcos Miranda, en una natural y adecuada interrelación: ¿No teme que el lector no avisado, extranjero más bien, tienda a confundirse y dar por cierto personajes y acontecimientos que han existido sólo en su imaginación, y viceversa?

JA. Los personajes ficticios y reales se mezclan perfectamente. No importa que el lector no sepa, más allá de las páginas de la novela, quienes son. Lo que interesa es que las características que cada cual ostenta sean aceptadas y disfrutadas. Un lector no familiarizado puede permanecer en la ficción absoluta o investigar sobre determinado hecho o personaje. A mí, particularmente, me ha sucedido con algunas obras de la literatura universal.

MN. El tema espiritista está muy presente en esta novela y en anteriores obras suyas, como El entierro del enterrador. ¿Por qué? ¿Personalmente cree en la sobreviva de algún aspecto del ser después de la muerte? ¿Tiene alguna experiencia espiritista?

JA. Tú le llamas "tema espiritista". Yo lo califico de mente subconsciente. No creo que una inteligencia individual sobreviva por siempre a la muerte física. Sin embargo, la mente subconsciente, a mi modo de ver, recoge y almacena el sentir de todo el tiempo humano y, porqué no, hasta el universal. Y eso se reinvierte sobre los seres vivos. Sensaciones, reminiscencias y precogniciones están pautadas por la mente subconsciente que es más poderosa que la consciente. Somos los que otros fueron y otros serán lo que hoy somos. Los personajes de mis novelas quieran o no son víctimas de esa condición que en algunos casos los llevan a comunicarse con seres fallecidos o de otra dimensión que, para mi es el pasado o el futuro, es la influencia de nuestros antecesores cercanos o lejanos, contenidos todos en la mente subconsciente que guía al genero humano y a veces lo salva de las lógicas inexperiencias de la limitada mente consciente.

MN. ¿El haber pasado por las prisiones de la isla ha marcado su literatura?

JA. Por supuesto.

MN. ¿El haber pasado por las prisiones de la isla ha marcado su personalidad?

JA. Ninguna personalidad escapa a una huella tan traumática como lo es una injusta prisión política. Y digo injusta porque todos los que desde un inicio nos enfrentamos a la dictadura castrista, hasta el día de hoy lo hicimos, y se sigue haciendo, en busca de libertad y democracia. No obstante, estimo que de la injusticia cometida contra la nación y el pueblo cubano yo, particularmente, obtuve el beneficio de comprender que la libertad, la justicia y el amor no son dones gratuitos como el aire que respiramos. Por el contrario, cada día son atributos que, en el planeta tierra, se hacen escasos, y que para defenderlos y preservarlos debemos participar, involucrarnos y deponer el egoísmo y la indiferencia frente a las calamidades ajenas y el oportunismo de algunos llamados líderes o políticos que, con perfiles mesiánicos, proponen soluciones milagrosas dentro de las cuales se atiza el resentimiento y el odio de unos contra otros. La carencia de amor y comprensión todo lo malogra.

MN. ¿Regresará José A. Albertini a vivir a una Cuba libre?

JA. Esa es mi intención. No sé si lo logre en la existencia física que me resta por vivir. Pero de todas maneras regresaré. Regresaré aunque sea en ideas.

MN. ¿Literariamente, en que trabaja ahora?

JA. Trabajo en un empeño que provisionalmente se titula Un día de viento. La concibo como cuatro relatos largos o noveletas que, aunque se pueden leer por separados, mantienen un vínculo fuerte de continuidad. Cuba y nosotros los cubanos, en esta obra, también es una constante.

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