El Sumo Pontífice declaró que las varias formas modernas de disolución del matrimonio, como las uniones libres, el matrimonio de prueba y hasta el seudo matrimonio entre personas del mismo sexo, son manifestaciones de una libertad anárquica, que aparecen equivocadamente como la verdadera liberación del Hombre.
Las declaraciones del Papa, al inaugurar un encuentro religioso en la basílica romana de San Juan de Letrán, respalda de nuevo a los obispos italianos inmersos en una campaña a favor de la abstención en el referéndum sobre la reproducción asistida del 12 y 13 de junio.
Benedicto Dieciséis subrayó que en el hombre y la mujer, la paternidad y la maternidad, como el cuerpo y el amor, no se dejan ir por lo biológico, tras condenar como contrario al amor el hecho de negarse sistemáticamente al don de vida y aún más, de suprimirla o manipular la vida que nace.
El Papa, defendió también “el don sagrado del matrimonio” y los valores de la familia tradicional. Trató en su discurso los temas más debatidos durante su corto pontificado: el peligro del relativismo y del libertinaje, que termina por hacer pasar el descubrimiento del cuerpo y su valor en un dualismo que convierte despreciable al cuerpo.