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Cubanos, ¿por qué no ir a votar?


Una cubana camina frente a un poster donde se anuncia la reforma Constitucional.
Una cubana camina frente a un poster donde se anuncia la reforma Constitucional.

El régimen de Castro copió con fidelidad las aberraciones jurídico, políticas y económicas de la Constitución de Stalin.

La Carta Magna cubana de 1976 es puramente estalinista y en la reforma que se le realizó en el 2018 permanece la esencia opresiva soviética.

Su enemigo tiene razón, y aún así, corrió precipitadamente a él. Ocultó su odio y le dio el beso del Iscariote. Peor que él, como un amante prostituido y embriagado en zalamerías, desde el lecho poluto, desea tomar su dinero y esclavizar a un pueblo. Esta es la actitud del régimen de Cuba cuando asistió a uno de los eventos más caros y exclusivos del mundo: el Foro de Davos.

El Foro Económico Mundial (FEM) de Davos, en Suiza, es un encuentro anual que comenzó a celebrarse en 1970; pero la ONG fue fundada por Klaus Schwab en 1971 y 100 ejecutivos empresariales que representan empresas globales que facturan más de 5.000 millones de dólares. Estos debaten temas económicos y de actualidad para la mejora futura de la vida de la humanidad.

Al Foro de Davos asistieron importantes personalidades del mundo corporativo y político durante los días 21 al 25 de enero de 2019. Estuvieron presentes alrededor de 3.000 personas de varios países. Centenas de presidentes y directores ejecutivos de empresas globales líderes y personalidades públicas, como 60 jefes de Estado y Gobierno y se destacó por su protagonismo el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. También se lamentó la ausencia de tres grandes potencias económicas: EEUU, Gran Bretaña y Francia. No obstante, estuvieron presentes empresarios y ciudadanos de diversas profesiones de esos países, ejemplo concreto la delegación de negocio estadounidense con 800 ejecutivos y empresarios.

Más de 500 periodistas dieron cobertura al debate sobre "Globalización 4.0: Formando una arquitectura global en la era de la Cuarta Revolución Industrial" en la FEM.

Del mismo modo, el Gobierno de Cuba envió a su ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extrajera, Rodrigo Malmierca, después de 24 años de ausencia. En 1994 había representado a la tiranía Carlos Lage Dávila. Los objetivos, ahora como en la época de Lage, son atraer inversiones privadas extranjeras para el sostenimiento del caduco y esclavizador régimen castrocomunista.

¿Pero es algo nuevo en esto de los comunistas o socialistas codearse con los capitalistas?

De ninguna manera. En 1921 Vladimir Ilich Lenin, fundador del primer Estado comunista, creo la Nueva Política Económica (NEP), empleada ante la gravedad de la situación: la economía en ruinas, el hambre afectaba a muchos, en especial a los campesinos que mostraban su disgusto públicamente contra el gobierno y la rebelión militar de Kronstadt.

Esto fue porque Lenin asigna algunas empresas privadas para las inversiones extranjeras y la venta libre de la producción agrícola (no al estado) por los campesinos; apoyada por José Stalin, Nicoláin Bujarin y el Partido Comunista como la vía y forma gradual de avanzar hacia el socialismo en la URSS.

Esta es la política que hoy propone en su reforma constitucional el régimen castrista para salvar su socialismo.

Stalin ocupa el máximo cargo del país y del partido a la muerte de Lenin en 1924. Cuatro años después abandona la Nueva Política Económica e impone la centralización de la economía sujeta a los planes quinquenales que promovían la industrialización estatal, la colectivización forzosa y estatización de la agricultura.

Para asegurar la construcción del socialismo o dictadura del proletariado, en 1936 se realizó una reforma a la Constitución de la Unión Soviética, en la que Stalin propuso eliminar las restricciones de voto y oficializa el sistema de sufragio universal directo y elección a todos los órganos gubernamentales y la máxima dirección del Partido único. Asimismo declara la libertad de palabra, de prensa, de reunión, de asociación y de conciencia.

Ninguna de estas libertades fue ejercida en contra de los postulados del Partido Comunista.

La participación popular fue abrumadora en la elaboración de la Constitución de Stalin. 75 millones de personas asistieron e hicieron 2.5 millones de propuestas, adiciones y enmiendas. En esas circunstancias ya estaba en ejecución el terror de estado, la colectivización forzosa, la hambruna, los crímenes por genocidios de los pueblos ucranianos y tártaros y comenzaba la Gran Purga estalinista.

Para mejor comprensión de la Constitución de 1936 expongo la opinión del historiador británico Leonard Schapiro, en su libro "Partido Comunista de la Unión Soviética" (de 1960), dice: "La decisión de modificar el sistema electoral de elección indirecta a directa, de un censo limitado, y de una votación abierta y secreta, fue una medida de confianza en la habilidad del partido para asegurar el retorno de sus candidatos a su propia voluntad sin las restricciones que antes eran necesarias", y que "un cuidadoso escrutinio de las votaciones de la nueva constitución muestra que se deja la posición de superioridad del partido intacta, y que por tanto no tenía efecto como garantía de los derechos individuales".

La importancia histórica de todo este proceso leninista-estalinista para los cubanos es que el régimen de Castro copió con fidelidad esas aberraciones jurídico políticas y económicas en Cuba socialista. Pues, la Constitución de 1976 es puramente estalinista y en la reforma que se le realizó en el 2018 permanece la esencia opresiva soviética.

Esta nueva reforma a la Ley de leyes que llevarán a referendo el 24 febrero de 2019, es una homogeneidad del leninismo-estalinismo, donde se incorpora la antigua "Nueva Política Económica" soviética y la hacen visible con su presencia en el Foro Económico Mundial de Davos. Sin embargo, esto es asegurar para siempre su poder político-económico y la supervivencia del socialismo en Cuba.

En realidad, al cubano no le queda otra alternativa digna de ejecución para demostrar públicamente su descontento con la dictadura castrosocialista y es la no cooperación activa con el régimen dictatorial a través de la inasistencia al referendo; que bajo este sistema opresivo sería un boicot cubano de decoro que nos llevaría aceleradamente a la libertad de Cuba.

[Este artículo ha sido publicado originalmente en el Diario Las Américas]

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