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Necesaria investigación sobre cubanos muertos en la selva de Nicaragua


Cubanos realizan actividades cotidianas en los albergues ubicados en el pueblo de La Cruz, Costa Rica. EFE
Cubanos realizan actividades cotidianas en los albergues ubicados en el pueblo de La Cruz, Costa Rica. EFE

Sólo tendremos idea de la cantidad aproximada de los desaparecidos, cuando los que están llegando, y los que todavía están en Costa Rica, decidan romper el silencio.

Aunque por ahora no existe una cifra exacta de los cubanos desaparecidos, ya sean asesinados o perdidos, comienzan a escucharse historias inquietantes, que califican a la selva nicaragüense como una gran fosa común, donde se esconden los cadáveres de algunos compatriotas nuestros.

Lástima que, mientras todo esto se ignora, la “fútilmedia” se autocomplace y se entretiene escudriñando con desmedida truculencia y exagerada fruición, los motivos, políticos o económicos, que obligaron a este grupo abandonar el país.

Este viernes llegó a Laredo, localidad sureña del estado de Texas, la primer cuadrilla de cubanos de los miles que están varados en Costa Rica y, según las autoridades del país centroamericano, el criterio de selección para este grupo de 180, fue el tiempo de permanencia, es decir, la fecha de entrada a ese país.

Pero nadie dice que esa lista fue modificada porque, no obstante el orden de llegada o fecha de entrada, algunos no tenían el dinero --más de 550.00 USD-- para pagar y continuar viaje, o porque simplemente habían desaparecido.

Y es poca, casi nula, la atención que se presta a la previsible escabullida de cubanos que aburridos de esperar, imprudentes o impacientes, bajo su propia iniciativa, o entregándose a traficantes --que la mayoría conoce quiénes son, dónde viven y cómo contactar-- decidieron adentrarse en la selva para llegar a su destino y hoy están muertos o encerrados en prisiones nicaragüenses.

Los denunciantes murmuran y por temor no acusan, hablan con prudencia sobre decenas de cubanos abandonados en la selva, y de unos cuantos, para no decir cifra, mutilados a machetazos. Incluso, entre ellos comentan que algunos estados regionales conocen del asunto, pero callan. Es serio y brutal, como un exterminio a pequeña escala.

Para una de esas personas que no quiso dar su nombre, porque aún permanece allá con la familia, el hecho de no ocultar los cuerpos de los cubanos que intentaron sin éxito escapar de Costa Rica, usando la selva nicaraguense, tiene dos explicaciones: desinterés e irrespeto por la suerte de un cubano, y una clara advertencia, con matiz de amenaza, al resto de los atascados en tierras costarricenses: “Por la selva, ni lo intenten”.

Afortunadamente, todo parece indicar que nuestros coterráneos llegarán a puerto seguro; pero desgraciadamente, sólo tendremos idea de la cantidad aproximada de los desaparecidos, cuando los que están llegando, y los que todavía están en Costa Rica, decidan romper el silencio que ensombrece la complicidad, o cuando la totalidad de ellos llegue a Estados Unidos y la familia de los perdidos comience a preguntar por el paradero de sus parientes.

Con tanta tela por donde cortar, me pregunto: ¿por qué los estados implicados no investigan con diligencia y en un plazo razonable las desapariciones de estos migrantes cubanos?¿Por qué el gobierno de Nicaragua no realiza una investigación judicial efectiva sobre estos casos? ¿Por qué la prensa, la de aquí y la de allá, no publica ni hace comentario sobre lo que ya parece ser un secreto mal guardado? No hay de otra, habrá que esperar, investigar y preguntar a los paisanos que llegan.

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    Juan Juan Almeida

    Licenciado en Ciencias Penales. Analista, escritor. Fue premiado en un concurso de cuentos cortos en Argentina. En el año 2009 publica “Memorias de un guerrillero desconocido cubano”, novela testimonio donde satiriza  la decadencia de la élite del poder en Cuba.

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