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Cuba y el Premio Nobel de la Paz


Todo cubano que haya enfrentado 52 años de régimen castrista merecería hoy el Premio Nobel de la Paz

Aquel octubre de 1959 en que el entonces joven comandante Huber Matos decidió no usar las armas contra la ascendente y arrolladora fuerza militar y política que significaba Fidel Castro, y escribió una carta de renuncia, y se dejó apresar, y se dejó juzgar, sabiendo que la cárcel resultaría más cruel que la propia guerra, ¿no merecía el Premio Nobel de Paz?

¿No merecía el Premio Nobel de la Paz Manuel Urrutia Lleó cuando el 17 de julio de 1959, tras las conspiraciones de Fidel Castro para separarlo de la presidencia por no estar de acuerdo con las reformas socialistas que emprendía el carismático líder, renunció a su cargo sin convocar a la revuelta?

Armando Valladares Pérez, ¿no merecía el Premio Nobel de la Paz cuando, luego de 22 años de cárcel por negarse a colocar en su escritorio de trabajo una calcomanía que ensalzaba el comunismo, partió al exilio sin ánimos de guerras ni venganzas?

¿No merecía el Premio Nobel de la Paz Ricardo Bofill Pagés, cuando el 28 de enero de 1976, junto a un grupo de cubanos de la talla de Marta Frayde, fundó la primera organización de defensa pacífica de los derechos humanos en Cuba?

El Grupo de los Cuatro, formado por Marta Beatriz Roque Cabello, Vladimiro Roca, René Gómez Manzano y Félix Bonne Carcassés, ¿no merecía el Premio Nobel de la Paz cuando firmaron -conociendo los riegos que ello suponía- el documento La Patria es de Todos, en el que solicitaban aperturas y reformas al Quinto Congreso del Partido Comunista de Cuba?

Cuando en los primeros años de la década de los 90, María Elena Cruz Varela, junto a intelectuales del renombre de José Lorenzo Fuente, Manuel Granados y Manuel Díaz Martínez, firmaron una carta pública en la que pedían al régimen cubano se ejecutaran algunas reformas que mejorarían la vida de la población, ¿no merecían el Premio Nobel de la Paz?

Oswaldo Payá Sardiñas, fundador del Movimiento Cristiano Liberación y con él, el Proyecto Varela, quien armado de los escasos resquicios jurídicos permitidos por la Constitución socialista cubana, logró juntar más de 25.000 firmas de ciudadanos y presentarlas a la Asamblea Nacional del Poder Popular y obligar al régimen a modificar la Ley de Leyes en el 2002, logró el Premio Sajarov y que el ex presidente estadounidense Jimmy Carter solicitara a Fidel Castro, en un acto en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, transmitido en vivo por la televisión nacional, que publicara en el periódico Granma las bases del Proyecto Varela, ¿no merecía el Premio Nobel de la Paz?

Cuando Oscar Elías Biscet denunció las atrocidades cometidas por el sistema de salud cubano en cuanto al uso indiscriminado del aborto, y más tarde creó la Fundación Lawton de Derechos Humanos, protagonizó una protesta pública en el parque Butari de La Habana, y realizó el resonado ayuno de Tamarindo 33, ¿no merecía el Premio Nobel de la Paz?

El día que las esposas y familiares del Grupo de los 75, quienes no soñaban con el Premio Sajarov ni con ningún otro premio que no fuera la liberación de sus hombres encarcelados, se apiñaron en la antesala del cuartel general de policía política en La Habana para saber sobre la suerte de sus presos, y tuvieron como respuesta sentencias de entre 6 y 28 años de cárcel para ellos, y decidieron unirse y formar las Damas de Blanco, y mantenerse marchando bajo sol, lluvia, golpes e improperios durante los últimos 8 años, ¿no merecían el Premio Nobel de la Paz?

Cuando Guillermo Fariñas Hernández se jugara la vida en una huelga de hambre que duraría más de cuatro meses por la libertad de sus compañeros en prisión, y le valiera un cuerpo canijo, al borde de la muerte, y le valiera el tercer Premio Sajarov entregado a la disidencia cubana en sólo una década, ¿no merecía el Premio Nobel de la Paz?

El día que Yoani Sánchez, y una miríada de blogueros independientes más, se sentara frente a un ordenador y decidiera pintar con los colores reales la cotidianeidad cubana ¿no merecía el Premio Nobel de la Paz?

Y los miles de cubanos, que de nombrarlos todos convertirían esta columna en una guía telefónica, han enfrentado al régimen castrista de un modo u otro, ¿no merecerían el Premio Nobel de La Paz? Creo sinceramente que Cuba ha producido en estos 52 años muchos acreedores, y de resultar que se lo ortogaran a cualquiera de ellos, sería Cuba quien ganaría un espacio en la paz de que es digna después de medio siglo de agonías.

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