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El arte de parecer lo que no son


Congreso de juristas en La Habana
Congreso de juristas en La Habana

La comunidad LGBT independiente denuncia a menudo las violaciones a sus derechos por parte de las autoridades policiales, abusos a los que son sometidos únicamente por su condición homosexual.

Laritza Diversent y Yaremis Flores son dos abogadas que, además, hacen tareas de periodismo independiente en Cuba. En el blog Jurisconsulto de Cuba publican regularmente muchas informaciones de interés acerca de los fallos, abusos y la desprotección general que padece cualquier cubano ante los tribunales del país.

A cualquier lector habitual de este blog le sorprenderá que haya sido precisamente en La Habana donde se ha celebrado un encuentro de juristas en el que se presentaron los supuestos logros del gobierno cubano, en los últimos cincuenta años, en esta materia en particular. De las notorias carencias, de la acentuada sensación de inseguridad y desprotección padecida por parte del ciudadano común, que tan a menudo son protagonistas de las denuncias de periodistas y blogueros independientes, no existe mención.

Tanto Laritza como Yaremis no han tardado en señalar en su blog la incongruencia de organizar un evento de estas características donde por supuesto nadie va a sacar a relucir los detalles de las graves carencias del sistema judicial cubano. A que eso sea así también contribuye el hecho de que ante los juristas internacionales presentes en la cita solamente han sido citados los abogados de sectores estatales. Al parecer, según explican, el evento no ha sido tanto organizado por el interés de debatir y abordar conflictos relacionados con la justicia en sí misma, sino más bien como una especie de escenario para contrarrestar una supuesta campaña mediática (una vez más) “contra Cuba” y su sistema judicial.

Es digna de admirar la rapidez y eficiencia del régimen castrista para responder a cada crítica con un congreso, seminario o cita internacional. Hábiles como son en el arte de parecer lo que no son, los castristas se han convertido probablemente en punta de lanza del turismo de congresos a nivel mundial, dado que, si repasamos el calendario anual, no es difícil encontrar decenas de eventos que reúnen en La Habana, por unos días, a personas de diferentes ámbitos ante las cuales el régimen se esfuerza en mostrar sus mejores galas, es decir, proyectar los destellos de una realidad cuyo contorno dista mucho de asemejarse al discurso oficial caracterizado por el triunfalismo acrítico.

El gobierno cubano demuestra nuevamente su ‘savoir faire’ haciendo de las adversidades su mejor aliado, convierte lo que debería ser un varapalo a sus políticas y violaciones constantes de los estándares internacionales en el apoyo a su lucha para combatir esas sempiternas campañas mediáticas que, según ellos, organiza una mano oscura en el Norte la cual, habiendo tantos problemas como hay en el mundo, no duerme más que pensando en Cuba y los hermanos Castro.

Algo parecido pasa por ejemplo con la homofobia y los espectáculos de Mariela Castro en torno a este asunto. La comunidad LGBT independiente denuncia a menudo las violaciones a sus derechos por parte de las autoridades policiales, abusos a los que son sometidos únicamente por su condición homosexual. A pesar de ello, y aunque en Cuba no se haya hecho ningún paso hacia adelante de gran envergadura en este terreno, los Castro han conseguido titulares muy favorables en la “gran prensa” que habitualmente acusan de ser, a la vez, la misma que orquestra “campañas mediáticas” contra ellos y su Arcadia caribeña.

Fascina el grado de perfección con el que el castrismo ha logrado navegar y sobrevivir proyectando unos valores de humanidad a los que diariamente les tritura el hígado a patadas. Y es que al régimen le basta con la demonización de todos sus críticos y esparcir la sombra de la duda para salir ileso de cualquier bulla mediática.
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