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Jubilados: El dinero no alcanza


Las pobres pensiones y el creciente costo de los alimentos obligan a muchos ancianos a mendigar en Cuba.
Las pobres pensiones y el creciente costo de los alimentos obligan a muchos ancianos a mendigar en Cuba.

Con $5 mensuales muchos tienen que mendigar para comer, pero la policía los acosa y recoge de las calles.

El sistema de asistencia social en Cuba es ineficiente para muchos, porque conlleva a personas que viven solo de lo que de él reciben a tener que pedir limosnas.

Aunque existen muchas razones por las cuales las personas utilizan esta denigrante alternativa como medio de sobrevivencia, el no tener suficiente dinero para comer es el principal motivo.

Un ejemplo de ello es el señor Rolando Pérez Montero, un hombre de 71 años de edad, que recibe por seguridad social una chequera de 127.00 pesos nacionales mensuales (unos 5 dólares) y que, además, padece de problemas de los nervios.

Víctimas de la "actualización del modelo".
Víctimas de la "actualización del modelo".

Rolando cuenta que él se pone a mendigar porque no le alcanza lo poco que le dan para poder comer todos los días. Además, tiene que pagar la electricidad, el agua y el gas. Por lo que ha tomado esta forma de vida, como una fuente para sentirse un poco desahogado, ya que por su edad y sus condiciones de enfermo, no le dan trabajo.

Él todos los días recorre un gran trecho, desde el Reparto Párraga, donde vive, hasta la Habana Vieja, que es donde mendiga, en particular en la calle San Rafael entre Consulado y Prado.

Allí pide dinero lo mismo a extranjeros que a cubanos, a los que les explica la precaria situación que está viviendo, con el fin de que se puedan compadecer de él.

Rolando en varias ocasiones ha sido detenido por la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y lo llevan a un centro de rehabilitación conocido como: "La Colonia". Después de ser despojado por la PNR de sus pertenencias, lo "depositan!" allí, sin que le sean devueltas sus cosas cuando lo liberan.

Él cuenta que estar allí es una verdadera desgracia, porque algunos de los funcionarios del lugar maltratan a las personas que se supone deban cuidar, hasta tal punto que él ha visto cómo les dan golpizas a los recluidos.

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