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Cuba: la graduación de "maestros en droga", para combatirla


Archivo (2005) - Agente policial, junto a una agente de criminalística examinan la marihuana para ser quemada en un horno de una fábrica de acero en la provincia de Holguín, Cuba.
Archivo (2005) - Agente policial, junto a una agente de criminalística examinan la marihuana para ser quemada en un horno de una fábrica de acero en la provincia de Holguín, Cuba.

Con un poco de efedrina, amoníaco y otras sustancias difíciles de encontrar, muchos jóvenes cubanos suelen crean la más barata y adictiva, la versión más potente y peligrosa de todas las drogas, las metanfetaminas.

Nadie debe olvidar que durante años, las drogas y el dinero proveniente de ellas, jugaron un papel predominante en el financiamiento de las guerras, guerrillas, conflictos regionales, lobby internacionales y acciones subversivas que Cuba mantuvo en varias zonas del planeta; los culpables se encuentran visibles y los juicios no quieren llegar; pero hoy La Habana y Washington, pese al ancestral diferendo, mantienen protocolos de coordinación para combatir un asunto que es vital. La lucha contra el uso indebido y el tráfico de drogas ilegales, es un espacio común de coexistencia cooperativa entre Cuba y Estados Unidos.

Es cierto que la isla de Cuba, por posición geográfica, se encuentra ubicada en el centro de este contrabando; pero es difícil negar, incluso con argumentos legalmente convincentes, que en la actualidad el gobierno de Cuba aplica medidas efectivas para impedir el tráfico ilícito de alucinógenos. No obstante, la acometida es insuficiente, el fenómeno droga se abre paso entre los diferentes estratos de la sociedad cubana, destrozando lo que toca y convirtiéndose en una tragedia en espiral que en su expansión no discrimina ni sigue criterios políticos, de raza, sexo o religión.

El consumo de estupefacientes es el placentero suicidio que cada día gana adeptos. Con un poco de efedrina, amoníaco y otras sustancias difíciles de encontrar (pero aparecidas en los circuitos del mercado negro), muchos jóvenes cubanos suelen crean la más barata y adictiva, la versión más potente y peligrosa de todas las drogas, las metanfetaminas.

Llama poderosamente mi atención que al referirse al esfuerzo que realizan las instituciones cubanas para resolver los problemas sociales generados por el uso y abuso de este tipo de sustancias, el portal digital de Radio Cadena Agramonte haya publicado que el pasado 27 de junio Cuba graduó el primer grupo de investigadores de sustancias psicotrópicas y sus efectos nocivos.

Dicho como lo escriben y de acuerdo al título otorgado “Masters en Drogas”, prestado a equívocos, cualquiera entiende que el gobierno de la isla ejecuta una campaña anti droga mucho más bruta que brutal, articulada por la fuerza tenedora de un dudoso coeficiente intelectual que se empeña en superar la ilógica y decepcionante involución del ser humano.

Teniendo en cuenta que los ideólogos del gobierno cubano practican como ideología de preferencia el dinero, da la impresión que han creado un selecto batallón de expertos en el consumo de lo que intentan detener. Un grupo de conejillos de India que permanecen arrebatados y se esmeran en padecer la hiperactividad de la cocaína, las alucinaciones del LSD, la paranoia de la marihuana y la irracional violencia que provocan otras drogas.

Si no estuviera convencido de que se trata de un error, además de mi mala interpretación inicial, pensaría que es una de las tantas medidas trazadas por los lineamientos del Sexto Congreso del Partido para actualizar el modelo económico cubano, y la próxima implementación de una nueva modalidad laboral. Trabajador antinarcóticos por cuenta propia, en la que adictos y traficantes puedan sentir plena “realización” con el único objetivo de garantizar la continuidad irreversible del socialismo cubano.

Lamentablemente la droga acecha a todos, la vi en círculos intelectuales, juveniles, empresariales, contestatarios, oficialistas y en familiares de altos dirigentes.

Respeto y mucho, el trabajo de todas las instituciones que combaten tan endemoniado flagelo.

Por ello, pido disculpas si ofendí al frivolizar el problema, sépase que lo hago para llamar la atención sobre un tema que me ha tocado de cerca y me preocupa; son muchas las personas (desconocidos, amigos y no tan amigos) que son aplastados por esa terrible adicción que lleva a la destrucción personal, al caos familiar y a la catástrofe social. El consumo de drogas es como un elevador que mientras más sube, peor es la caída.

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    Juan Juan Almeida

    Licenciado en Ciencias Penales. Analista, escritor. Fue premiado en un concurso de cuentos cortos en Argentina. En el año 2009 publica “Memorias de un guerrillero desconocido cubano”, novela testimonio donde satiriza  la decadencia de la élite del poder en Cuba.

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