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El control social del castrismo


Una pareja camina junto a un cartel con el emblema de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), en La Habana, Cuba.
Una pareja camina junto a un cartel con el emblema de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), en La Habana, Cuba.

Una de las singularidades del totalitarismo cubano fue vincular los organismos de masas que crearon (CDR, FMC, ANAP,etc) con la represión.

Según cubanos que residieron en diferentes estados sometidos al control de la Unión Soviética, el totalitarismo cubano fue más severo en lo que respecta a controles económicos y sociales, que en el resto de los países del bloque soviético, a excepción de Albania.

Consideran que tal vez en esos países durante los primeros cinco o diez años, las prácticas fueron similares a las de Cuba, pero que durante sus estancias en esas naciones, incluida la Unión Soviética, a partir de la década de 1960, se apreciaba que las leyes y su aplicación eran menos restrictivas que en la isla.

Una de las singularidades del totalitarismo cubano fue vincular los organismos de masa que rápidamente habían constituido, CDR, FMC, ANAP entre otras y la politizada Central de Trabajadores, a la represión más cruenta y letal, que cumplían fielmente los órganos de la seguridad del estado y las fuerzas armadas.

El apoyo de las masas legitimaba, en la opinión de la nomenclatura castrista, todos los actos del gobierno contra los sectores o individuos descontentos, por crueles e injustos que fueran esas manifestaciones.

En toda sociedad el número de ciudadanos pusilánimes e inseguros, que prefieren no ver ni escuchar y mucho menos protestar contra los abusos es elevado, y de esa realidad solo se pueden percatar los que han vivido en una sociedad de miedo como la vigente en Cuba, por eso es que el resto de la población de la isla, la mayoría silenciosa como alguien la identificó en su momento, calla y se hace cómplice de las actuaciones de las autoridades y sus instrumentos.

Situaciones tan distantes en el tiempo como el abuso de las mujeres que en febrero de 1959 marcharon por La Habana demandado el fin de los fusilamientos, el entierro del Diario de la Marina que simbólicamente sepultaba para siempre la libertad de prensa en la isla, los progroms del Mariel y los acosos y violaciones flagrantes que padecen en pleno Siglo XXI las Damas de Blanco y todo el que haga oposición a la dictadura, han sido constantes que caracterizan al gobierno de los hermanos Castro.

Asumir el manejo absoluto de la gestión económica fue fundamental para la dictadura. Impedir la independencia financiera de los ciudadanos y hacerlos exclusivamente dependiente del estado, son factores claves para la permanencia del poder, porque entre otras condicionantes una eventual oposición debe contar con recursos económicos propios para ser viable y al controlar el estado la producción y los servicios, es muy difícil que la oposición se pueda convertir en una alternativa de cambio.

El gobierno de Cuba ha sido capaz, a pesar del agotamiento real del sistema y de la ausencia de su principal gurú, Fidel Castro, de seguir ejerciendo un fuerte control sobre los organismos de masas y continuar movilizándolas de acuerdo a sus conveniencias, porque los dirigentes de esas entidades están conscientes que rápidamente pueden cambiar de represores a reprimidos.

Los valores que la dictadura inculcó entre sus partidarios no fueron asimilados en la medida que convenía al régimen.

Cierto que muchos de los elementos en el proceso de adoctrinamiento masivo, eran contrarios a la naturaleza humana, pero también el rotundo fracaso de la dictadura en la gestión económica y social ha conducido al desencanto de amplios sectores de la sociedad y en el presente, aunque todavía cuenta con suficientes gamberros para el acoso y el abuso, cada día son menos los que están dispuestos al atropello, en consecuencia, las presiones que ejercen sobre ellos las fuerzas represivas para que cumplan con el objetivo de legitimar los actos de la dictadura, cada vez son más severas.

La independencia ciudadana en Cuba está llegando. Cierto que es lenta. Apenas perceptible, pero indetenible.

Sin hacer referencia a la vanguardia de la sociedad que está integrada por quienes en contra de la voluntad oficial demandan espacios propios y enfrentan los riesgos de la cárcel o el exilio interno o externo, cada día más ciudadanos hacen conciencia de sus derechos y se percatan de lo alienada que es la sociedad en la que malviven.

Al principio el cambio de régimen no forma parte de las perspectivas de estas personas, pero el aislamiento que padecen y los ataques que sufren de inmediato, les conducen a una mayor independencia en su conducta hasta que concluyen que para alcanzar una plena realización ciudadana, hay que destruir el control social que el castrismo ejerce sobre uno y todos .
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