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Convencer a los votantes es la encrucijada de la oposición venezolana


Convencer a las personas que no confían en una vía electoral con el chavismo y favorecen la abstención es difícil, pero mas complicado aun es sacar de la frustración y el desencanto con los políticos y la política.

Venezuela se prepara para las elecciones más críticas de su historia, y la oposición que aspira a sacar del poder al presidente Hugo Chávez, ha preparado una fórmula que espera le conceda la victoria.

El instrumento en el que la oposición ha cifrado sus esperanzas son las primarias electorales, un ejercicio democrático muy difícil de cuestionar cuando se cumplen los principios de pluralidad y transparencia que hacen posible que todos los aspirantes a una posición, puedan presentarse en igualdad de oportunidades.

Si una elección primaria es conveniente para que un partido designe a sus aspirantes a posiciones electorales, es imprescindible cuando la selección tiene lugar en el marco de una coalición que reúne organizaciones y personas con diferentes proyectos, pero que se han asociados por un objetivo común.

Por eso son tan importante las primarias electorales en Venezuela. Su objetivo es fundamental para lograr de forma democrática, el fin del despotismo electoral del presidente Hugo Chávez.

Quizás varias de las agrupaciones que integran la Mesa de la Unidad Democrática, no estén ciento por ciento convencidas de que el comandante presidente va a respetar la voluntad popular si esta le es adversa, pero sin dudas consideran importante demostrar que la oposición está comprometida con una salida electoral, y en consecuencia se preparan para lograr la victoria en las urnas.

Los aspirantes a la candidatura presidencial representan en su conjunto el más amplio panorama del pensamiento político nacional identificado con el pluralismo y la democracia, por lo que aunque el escogido no cumpla con las expectativas de la totalidad de los electores, debe ser la persona más apta para representar la diversidad de criterios de un conglomerado plural en pensamiento, incluso, de diferentes orígenes y compromisos políticos.

Mas allá de los resultados y de las percepciones que cada quien pueda tener sobre el resultado de los comicios del año 2012 en Venezuela, es fácil apreciar que la Mesa de la Unidad Democrática está comprometida en procurar un cambio político en el país por medios pacíficos y para eso ha recurrido y promueve el único método que legitima cualquier autoridad pública: el voto ciudadano.

La Mesa de la Unidad, que coordina un político excepcional de sólidos valores morales, Ramón Guillermo Aveledo, está compuesta por diferentes sectores contrarios al chavismo. Individuos y organizaciones que en algún momento rivalizaron y hasta fueron enemigos, pero que en la actualidad se han coaligado para que el despotismo desaparezca del país.

Cierto que en esta sombrilla de la oposición no están representados todos los que rechazan el chavismo. Hay quienes están convencidos de que Hugo Chávez nunca respetará la voluntad popular y que por lo tanto no es necesario asistir a elecciones en las que el gobernante tiene un control que no cuenta con precedentes en el país.

El esfuerzo para encontrar un camino común, por encima de las diferencias genuinas que se generan en todo organismo pluralista, junto a los siempre presentes egos y ambiciones, parte de nuestra condición humana, deben haber demandado de parte de los directores de esta sombrilla estratégica, un talento y habilidad extrema para poder concertar las diferencias en pro de la meta que les une.

Si la Mesa logra que se seleccione al candidato que cuente con mayor respaldo popular, todo el apoyo de la oposición y que además sea capaz de llevar un mensaje a los indecisos, incluido aquellos que aunque simpatizan con Chávez como líder son capaces de apreciar que el país se desmorona bajo su administración, habrá vencido otro difícil reto, pero todavía le restarían más.

Otro reto es hacer que voten los que no integran la La Mesa de la Unidad, porque tienen el convencimiento de que el régimen no respetará la voluntad popular, ya sea porque ha establecido mecanismo que escamotearan el voto, o tiene una estrategia legislativa o desestabilizadora, para frustrar el triunfo de la oposición.

Convencer a las personas que no confían en una vía electoral con el chavismo y favorecen la abstención es difícil, pero mas complicado aun es sacar de la frustración y el desencanto con los políticos y la política, a los electores que no les importa quien gobierna ni quien aspira.

Ese es el gran reto. Convencer a los votantes a que vuelvan a creer en la política y los políticos, porque la mala gestión de los que nunca merecieron ser considerados servidores públicos, no sólo en Venezuela, ha generado una frustración tan grande entre los electores que la abstención se ha convertido en una amenaza a la democracia tan letal, como el más sangriento de los dictadores.

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