Enlaces de accesibilidad

Contar Cuba con guantes de seda


Muchas ideas equivocadas e inexactas de lo que es el castrismo son, en parte, responsabilidad de la prensa extranjera acreditada en la isla.

Escribe el periodista español Vicente Botín en Los funerales de Castro que el libro fue para él prácticamente una obligación moral. Lo escribió como una necesidad de soltar todo lo vivido en Cuba tras varios años de ocupar la corresponsalía de Televisión Española (TVE) en La Habana pero que jamás había podido narrar ante las cámaras sin aplicar, por un particular instinto de supervivencia, los filtros de la censura. Ciertamente no todos los corresponsales en la Isla han sentido esa necesidad y hoy mantienen una actitud entre la ambigüedad y la contradicción. Algunos siguen tratando algunos temas de la actualidad con unos delicados guantes de seda, con lo cual se les permite continuar renovando la confianza del régimen para que les sean concedidas las acreditaciones y así poder permanecer en la Isla. Si en cualquier parte del mundo el periodismo puede tener que hacer frente a algún que otro tipo de peaje político en Cuba no hay ninguna duda de que hay que pagarlo. Tanto es así que, en ocasiones, algunos corresponsales acaban falseando la realidad que deben describir.

No hay que ir muy lejos en el tiempo para comprobar este trato amable que reciben los asuntos más oscuros de la historia reciente de Cuba, provocando una distorsión de lo que realmente está sucediendo en el país. La excarcelación de presos políticos de la Primavera Negra y su posterior destierro a España, así como el destierro más actual y reciente, el de Reina Luisa Tamayo y su familia, que se produce por estos días, son narrados en algunos medios de comunicación como si dichos destierros fueran una bendición para sus protagonistas y no el resultado de una tortura, de una existencia mortificada. En el caso de Reina Luisa, un periódico madrileño ha descrito en sus páginas el proceso que la ha conducido a salir de Cuba obviando algunas razones importantes que demuestran cómo la mujer sale del país más bien expulsada por un régimen que no tolera opononentes que no por beneficiarse de la misericordia y la deferencia que con ella habría mostrado el gobierno, tal y como deja entender el corresponsal. El periódico hace una gran elipsis sobre el martirio de Reina Luisa, lo que le permite eludir y dejar de exponer ante sus lectores los hechos más sumamente violentos que, a lo largo de todos estos meses, ha venido denunciando la mujer desde Banes y que han obligado su partida. Esta salida no es una oportunidad sino una necesidad.

Los continuos actos de repudio, el acoso sostenido para que no se pudiera visitar la tumba en el cementerio donde yacían los restos de Zapata Tamayo, las agresiones múltiples para que Reina Luisa no pudiera salir a misa acompañada por otros disidentes, así como las múltiples denuncias que han llegado desde Banes son prácticamente hechos desconocidos por los lectores de la prensa extranjera que cuenta hoy con corresponsales en la Isla. La omisión de todos estos hechos en su tarea informativa expone una narración de la actualidad que no se corresponde al cien por cien con la realidad. No se puede menospreciar el papel que ha tenido la prensa extranjera a lo largo de la historia para transmitir una idea determinada de Cuba. Y en este terreno, el papel de los corresponsales de prensa internacional en la Isla no deja de ser un jugoso tema de estudio para el futuro al haber sido, en una Cuba cerrada a cal y canto, los ojos y oídos de millones de personas que han leído sus crónicas y que han dependido de ellas para conocer lo que sucedía en el país. Muchas ideas equivocadas e inexactas de lo que es el castrismo son, en parte, responsabilidad suya.

XS
SM
MD
LG