A pesar de una corta tregua que permitió evacuar víctimas de los enfrentamientos, los combates seguían produciéndose en contra de tropas estadounidenses y fuerzas del gobierno de Iraq.
Entretanto, en Basora, tropas británicas libraron batallas callejeras contra los milicianos de Sadr quienes incendiaron dos vehículos. Un soldado fue muerto y otros cinco militares británicos resultaron heridos.
Por otra parte, se reporta que por primera vez la industria petrolera iraquí podría ser afectada por las acciones armadas de los insurrectos. Un funcionario de la South Oil Company declaró que debido a amenazas de sabotaje se había detenido el bombeo de crudo desde los yacimientos del sur de Basora hacia los tanques de almacenamiento para exportación, pero se estimaba que las operaciones petroleras deberían reanudarse de nuevo el miércoles.
Cerca de 1.800.000 barriles por día (90% de la exportación iraquí) pasan por Basora, por lo que una interrupción en el flujo del crudo a través de esas instalaciones, podría poner en peligro los esfuerzos de reconstrucción del país. En adición, la línea de exportación al norte de Iraq hacia Turquía está actualmente fuera de servicio. Esto ha aumentado los temores sobre un sector esencial de la economía iraquí y sobre el efecto negativo adicional que se ejercería sobre los mercados internacionales ya golpeados por el aumento constante de los precios del petróleo.
Fuentes militares estadounidenses estimaban que 360 milicianos han muerto desde el pasado jueves cuando se acrecentó la insurrección en Najaf. La Casa Blanca dijo el lunes que las fuerzas de la coalición estaban progresando en su esfuerzo por estabilizar la situación en Najaf.
Los enfrentamientos armados en diferentes lugares con los insurgentes Shiítas y sus consecuencias, continúan poniendo a prueba al gobierno del Primer Ministro Iyad Allawi, quien se ha comprometido a llevar la estabilidad a Iraq y liderar la recuperación económica de su país.