Civiles y policías iraquíes que habían huído de la encarnizada lucha callejera en la ciudad de Faluya comenzaron a regresar el martes sometiendo a prueba un acuerdo entre Estados Unidos y los líderes locales para terminar el sitio americano de la ciudad rebelde.
Una radioemisora de las fuerzas armadas de Estados Unidos exhortó a los vecinos de Faluya para que entregaran sus armas pesadas, incluyendo ametralladoras, lanzagranadas y misiles, a las fuerzas de seguridad iraquíes.
No se sabía aún si los insurgentes aceptarían entregar sus armas. Los oficiales militares de Estados Unidos han advertido que podrían desatar un ataque a fondo para tomar la ciudad si los insurgentes no se desarman.
Al mediodía del martes, 200 miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes habían regresado a sus puestos de empleo.
También la tensión cedió el martes en Nayaf y las tropas americanas se dispusieron a marcharse de una base cercana a la ciudad donde el clérigo shiíta rebelde Moctada al-Sadr continuaba atrincherado.
"Estoy seguro de que los insurgentes entregarán sus armas de más grueso calibre siempre y cuando los americanos den las garantías que prometieron", dijo Fawzi Muthin, un ingeniero de 47 años que formó parte de la delegación que negoció en Faluya.
La Infantería de Marina de Estados Unidos desató el 5 de abril un fuerte ataque en Faluya después que el 31 de marzo cuatro guardias de seguridad privada americanos fueron asesinados y sus cadáveres profanados.