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China, Estados Unidos y los derechos humanos


Varios medios han destacado que ha sido la mayor declaración de compromisos con la democracia de un presidente de China.

"Continuaremos nuestro esfuerzo por mejorar la vida de los chinos y mejorar la democracia y el imperio de la ley (...) Hemos hecho enormes progresos en derechos humanos, como ha reconocido todo el mundo, pero mucho más se tiene que hacer", precisó Hu.

El gobernante chino habló al respecto en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, después de que Obama manifestó que los estadounidenses creen que ciertos derechos son fundamentales y universales.

Hu, sin embargo, acotó que Beijing sólo debatirá sobre el tema en un marco de "respeto mutuo y no injerencia" en sus asuntos.

El mandatario asiático afirmó que "China es un país en desarrollo con una enorme población, y también un país en desarrollo en una etapa crucial de reforma", por lo que la situación de los derechos humanos debe considerarse en esas circunstancias.

Obama dijo a los periodistas que Estados Unidos promoverá la libertad de expresión, reunión y credo para el pueblo chino.

Agregó que determinados derechos son universales y "trascienden la cultura", y que las políticas chinas sobre derechos humanos han sido una fuente de tensión entre ambos países.

"También sabemos esto: La historia demuestra que las sociedades son más armoniosas, las naciones más prósperas y el mundo más justo cuando se protegen los derechos y responsabilidades de todas las naciones y todos los pueblos, incluidos los derechos universales de cada ser humano", dijo el presidente estadounidense.

En torno a los asuntos económicos y comerciales, la Casa Blanca anunció nuevos acuerdos con China que generarán exportaciones por cerca de 45 mil millones de dólares para Estados Unidos.

Esos convenios fueron concretados durante la reunión del miércoles entre los líderes de las dos economías más grandes del mundo. Obama dijo que los acuerdos ayudarán a crear 235 mil empleos.

Hu llegó a Washington el martes, pero la mañana siguiente fue el inicio oficial de su visita de dos días. Es su primera visita a Estados Unidos desde 2006, cuando la ceremonia de bienvenida se vio trastornada por torpezas protocolares y los gritos hostiles de un miembro del grupo espiritual Falun Gong. Nada de ello sucedió en esta ocasión.

No obstante, hubo protestas en una de las plazas céntricas de Washington, cerca de la Casa Blanca.

Activistas tocaron música tibetana por varias horas en la mañana mientras protestaban la ocupación de Tíbet. Grupos civilistas también denunciaron la represión desatada contra disidentes chinos y activistas tibetanos, uighurs y taiwaneses.

De 5 pm a 9 pm en la plaza Lafayette, hubo una vigilia a luz de vela en solidaridad con los opositores en China.

El arribo de Hu a la Casa Blanca el miércoles en la mañana siguió una coreografía estricta, con apretones de mano del presidente, el vicepresidente Joe Biden, las esposas de ambos y una larga hilera de dignatarios de Washington y Beijing.

Obama y Hu escucharon en posición de firmes la ejecución de los himnos nacionales por una banda militar. El himno chino fue anunciado correctamente como el de la "República Popular China", evitando una metedura de pata como la de 2006, cuando el anunciador usó el nombre oficial de Taiwán.

Obama y Biden se reunieron con Hu en la Oficina Oval antes de un encuentro ampliado al que asistieron sus colaboradores. El presidente recibió luego a Hu con una delegación de empresarios chinos y 14 empresarios estadounidenses.

Posteriormente, durante un almuerzo en el Departamento de Estado, Biden anunció que aceptó una invitación de su par chino, Xi Jinping, considerado el futuro líder del país, para reunirse con él en Beijing este verano.

En su brindis, Biden calificó la relación bilateral entre Washington y Beijing como "una de las más importantes del mundo".

Hu devolvió el brindis con una invocación en favor de la salud de su anfitrión, su esposa, Jill Biden, y la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, así como "la amistad entre nuestros pueblos".

El almuerzo contó entre los 260 invitados a la cantante y actriz Barbra Streisand, de quien se dice que el presidente chino es un gran admirador.

También se encontraba el violoncelista Yo-Yo Ma, el ex secretario de Estado Henry Kissinger y la diseñadora Vera Wang.

Yo-Yo Ma y el violoncelista Joshua Roman interpretaron varias piezas musicales durante el almuerzo.

En la noche se organizó una cena de gala en la Casa Blanca. La velada, según un vocero de Obama, ha sido "la quintaesencia de lo estadounidense" tanto en el menú como en la decoración y en el espectáculo.

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