Las autoridades iraquíes dijeron que había sido el acto de un terrorista suicida, cometido en momentos en que numerosos civiles iraquíes esperaban turno en la posta de entrada al camino que conduce al centro de convenciones donde hay numerosas oficinas administrativas del gobierno y quioscos donde contratistas de Estados Unidos anuncian empleos disponibles.
La explosión sacudió los cristales de las ventanas en hoteles situados a más de dos kilómetros de distancia, derrumbó la argamasa del cielo raso de cercanos establecimientos comerciales y arrancó trozos de concreto de los muros que rodean la llamada "Zona Verde" donde se albergan la Embajada de Estados Unidos y las oficinas centrales del gobierno interino iraquí.
El Primer Ministro, Ayad Alaui, informó que la explosión mató a tres miembros de la Guardia Nacional de Iraq, que es la fuerza paramilitar que Estados Unidos ha entrenado para que se encargue de la mayor parte de las operaciones de seguridad pública desde el 28 de junio pasado, cuando se transfirió el poder político al gobierno interino iraquí.
También murieron siete civiles iraquíes y autoridades presentes en el lugar del ataque dijeron que probablemente la mayoría de ellos estaban empleados en la Zona Verde o buscaban empleo entre los anunciados en el centro de convenciones.
"Esta gente estaba aquí buscando trabajo", dijo Alaui, que llegó al lugar menos de una hora después de la explosión y mientras las ruinas todavía humeaban. "Esto es una agresión descarada contra el pueblo de Iraq. Nosotros los llevaremos (a los terroristas) ante la Justicia", agregó el funcionario.(Nota de Redacción: Esta información fue tomada del servicio de noticias internacionales del diario The Washington Post).