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Bloomberg: relevo de mando en Cuba es más simbólico que sustancial


Una familia ve la transmisión del traspaso de poder en Cuba por la televisión cubana.
Una familia ve la transmisión del traspaso de poder en Cuba por la televisión cubana.

Sin embargo, al sucesor de Raúl Castro le sobran razones para aprovechar cualquier oportunidad de cambio, dice en un editorial el grupo mediático estadounidense especializado en temas económicos.

El grupo mediático especializado en temas económicos Bloomberg dice en un editorial acerca de la entrega del poder por Raúl Castro este jueves en Cuba, que el cambio es más simbólico que sustancial, dado que Castro, de 86 años, seguirá siendo el líder del partido comunista hasta 2021, y su sucesor escogido a dedo, Miguel Díaz-Canel, no lo fue porque estuviera determinado a desmantelar el estado policial cubano o a abandonar su sistema económico socialista.

Pero Bloomberg considera que el final de la era de los Castro es comoquiera una oportunidad para el cambio, y que a Díaz-Canel le sobrarían razones para tratar de aprovecharla, en vista del triste estado de la economía de Cuba.

Después de años de bajo rendimiento, la producción nacional cayó aún más en 2016 y continúa a la zaga de las de países vecinos y otros comparables. La ayuda y el petróleo de Venezuela (una economía aún más disfuncional) se han estado evaporando. Y los precios de las exportaciones de níquel y azúcar se mantienen bajos.

Mientras tanto, el huracán Irma dejó a la isla con daños valorados en más de $ 13 mil millones, cuya reparación ha drenado divisas que de otro modo podían haberse gastado en aliviar la escasez de bienes de consumo. Ante tal penosa distribución equitativa de la pobreza, más de los 11 millones de cubanos optan por emprender su búsqueda de la felicidad en otras coordenadas geográficas.

Los editores de Bloomberg admiten que el embargo estadounidense ha perjudicado al país, pero afirman que no se puede culpar por sus recientes problemas económicos a la decisión del presidente Donald Trump de reajustar ciertas restricciones a las inversiones estadounidenses y los viajes a la isla. Como ejemplo, recuerdan que en 2017 [el primer año de Trump en la presidencia] las remesas de los EE. UU. a Cuba, y también la cantidad de viajeros estadounidenses a la isla, alcanzaron cifras récord.

En lugar de ello, afirma el editorial, la debilidad económica de Cuba y la profunda frustración de su pueblo se deben a que Raúl Castro no cumplió con las reformas largo tiempo prometidas.

Recuerda que cuando Castro asumió oficialmente el poder en 2008, rompió con su hermano al reconocer la necesidad de inversión extranjera e iniciativa privada.

Pero los esfuerzos para estimular ambas cosas, (a un ritmo de "Pare" y "Siga") desembocaron en el puño cerrado del Partido Comunista. En agosto pasado, por ejemplo, el régimen suspendió la emisión de nuevas licencias para varias categorías de trabajo privado (el cual representa hoy hasta un 40 por ciento de la fuerza de trabajo, según el grupo de estudios Instituto Brookings).

Bloomberg considera particularmente oneroso el bizantino sistema de doble moneda. En vigencia desde 2004, establece el pago de los salarios estatales y la fijación de la mayoría de los precios internos en pesos cubanos. Mientras tanto, los turistas y las empresas multinacionales deben utilizar un peso convertible con una tasa de cambio aparejada al dólar estadounidense. Múltiples tipos cambiarios se emplean para mediar entre ambas monedas, y debido a la confusión resultante el sistema interno de precios se encuentra paralizado, añaden los editores.

El gobierno ha estado hablando de unificar las monedas desde 2011, solo para incumplir cada plazo fijado. Tomar este toro por los cuernos, opina la junta editorial, sigue siendo esencial para componer el funcionamiento cotidiano de la economía y abordar los desafíos a largo plazo.

El editorial ilustra lo anterior refiriéndose a la urgencia del uso de energías renovables: Cuba tiene abundancia de sol y viento y no debería depender como ahora del petróleo importado para casi toda su electricidad. También tiene el potencial para producir más alimentos que antes de la revolución. Pero ambas perspectivas dependen de atraer inversión extranjera, y para ello es imprescindible un sistema de precios funcional.

Los autores entienden que unificar las monedas puede resultar traumático, pero señalan que dar ese paso podría allanar el camino para otras reformas, como otorgar a los agricultores el derecho a poseer tierras; otorgar libre acceso a mercados mayoristas; ampliar la lista de empresas privadas autorizadas; permitir a las compañías extranjeras contratar directamente a sus trabajadores; y dejar que estos retengan una mayor cantidad de sus salarios en moneda fuerte. Tales medidas, dicen, ayudarían a impulsar la economía y a que los mejores y más brillantes de Cuba no piensen en abandonar su patria.

Al fomentar la libertad personal, tales transformaciones sin duda debilitarán el control del partido, admite el editorial. Sin embargo, apunta, el PCC tiene ahora menos que perder, pues su atractivo de todos modos se está desvaneciendo. A medida que las memorias de la revolución se destiñen, reciclar antiguas citas del Che Guevara no resolverá nada, termina diciendo Bloomberg.

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