Habló también sobre lo indispensable de que un gobernante tenga capacidad de relación con personas tan diferentes como Bush, Chirac, Kadafy y Castro.
En cuanto a este último, Aznar dice en su libro que Fidel Castro será recordado como un dictador cruel e inhumano que perjudicó los intereses de Cuba, y que mientras él estuvo en el poder, siempre tuvo especial cuidado en que Castro no pudiera utilizar sus relaciones personales con él ni las relaciones que mantiene con España.
Aznar confiesa que desaconsejó un viaje oficial de los Reyes de España a Cuba, porque estaba seguro de que sería utilizado por el régimen castrista en su provecho.
En una reunión de dos horas con Castro en La Moncloa, el gobernante cubano le dijo a Aznar que necesitaba el embargo de Estados Unidos para aquella generación y la siguiente, y al encontrarse con el hijo de Aznar, Castro dijo que el niño estaba saludando al demonio.