Entre las reacciones internacionales al discurso que Bush pronunció el martes, el primer ministro interino de Australia, John Anderson, afirmó que Canberra coincide con el presidente de Estados Unidos en que valen la pena los sacrificios que se hacen por la democracia y la libertad en Iraq.
En Londres, el discurso de Bush fue muy criticado por legisladores que se oponen a la guerra en la nación árabe. El parlamentario laborista Lynne Jones calificó de “absoluta tontería” cualquier intento de vincular ese conflicto con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Otro parlamentario británico, George Galloway, que fue expulsado del Partido Laborista por sus críticas a la operación militar, manifestó que los grupos extremistas en Iraq son el resultado de la guerra, no su causa.