Ante un centenar de empresarios cubano-estadounidenses de Florida, Snow fustigó a Fidel Castro y nombró a las empresas que serán colocadas en una lista negra, la cual prohíbe a los estadounidenses comerciar con ellas.
Snow dijo que el régimen de Castro ha aplastado la libertad y ha frenado el avance de Cuba a partir de su enorme potencial económico y como amiga de los Estados Unidos, añadió que el gobierno de George W. Bush ha dicho abiertamente que desea apresurar la salida de Castro del poder, al que llegó con la revolución de 1959, y la nueva medida fue descrita como otro intento para acelerar la llegada de una nueva Cuba libre y democrática.
El Departamento del Tesoro declaró que las organizaciones nombradas por Snow son propiedad o controladas por el gobierno de Cuba o por nacionales cubanos, y en ellas se incluyen entidades que operan en Cuba, Argentina, Bahamas, Canadá, Chile, Holanda y Gran Bretaña.
Las propiedades de esas entidades que caigan bajo jurisdicción estadounidense, serán bloqueadas, y ningún ciudadano del país puede negociar con ellas, a menos que sea permitido por la oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro.
Interrumpido cuatro veces por los aplausos de representantes de organizaciones cubanas exiliadas, Snow les dijo que desde el año 2003, su secretaría había abierto 264 investigaciones sobre los viajes a Cuba, y había eliminado los permisos para los viajes educacionales.
Ninoska Pérez Castellón, una de las directoras del Consejo por la Libertad de Cuba, dijo que las palabras de Snow eran una demostración más del compromiso del presidente Bush con los cubanos, mientras Sylvia Iriondo, de la organización Mar por Cuba, señaló que las medidas tomadas son un estímulo a la lucha contra el tirano.