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Gorbachev cumple 80 años


Ya a esa edad se es patriarca, en obra y palabra. Pero el único presidente de la URSS sigue siendo el mismo político de siempre – ambivalente en sus juicios y hasta en sus recuerdos.

Mijail Serguievich Gorbachev cumple 80 años el 2 de marzo. No han faltado ni faltaran los actos conmemorativos. Ya tenemos una exposición de fotos en la Plaza Picadero de Moscú, y una conferencia de prensa en la sede de ITAR-TASS.

En Berlín hay otra muestra fotográfica titulada “Del álbum familiar” que inauguro la canciller alemana Ángela Merkel. El 30 de marzo próximo, durante una gala de etiqueta, se entregará en el Royal Albert Hall de Londres el Premio Gorbachev, a las personas que han hecho aportes al cambio del mundo. Para saber de esas actividades basta con visitar la página de Internet www.gorby80.com.

Ya a esa edad se es patriarca, en obra y palabra. Pero el único presidente de la URSS sigue siendo el mismo político de siempre – ambivalente en sus juicios y hasta en sus recuerdos. Bien podría poner énfasis, pero prefiere una cal y otra de arena.

Por el jubileo y a la espera de revelaciones históricas o actuales, toda la prensa rusa e internacional acreditada en Moscú acudió a la cita en la agencia de prensa rusa. Nada nuevo. Mejor dicho, eran declaraciones nuevas en los labios de Gorbachev. Arrojó dardos contra las pretensiones del primer ministro Vladimir V. Putin de sentarse con el presidente Dimitri A. Medvedev y los dos decidir quien se lanzará en la venidera campaña electoral.

Entre los dos, en una mesa y a sortear de nuevo las habitaciones del Kremlin, ignorando el pluralismo político. Exacto fue Gorbachev en la conferencia, a la que asistió acompañado de su hija Irina, en los epítetos de engreído, arrogante y vanidoso hacia Putin. Solamente que se olvida el ex mandatario soviético que de esa misma manera se resolvía en la URSS las cuestiones más importantes del Estado. Desde la invasión a Afganistán, boicotear las Olimpiadas de Los Ángeles en 1984, enviar tropas a Hungría, Checoslovaquia y hasta colocar y retirar cohetes nucleares en Cuba. Claro que el sistema ha cambiado, pero al parecer las personas no.

Para Gorbachev el partido Rusia Unida, creado en el 2000 a imagen y semejanza de Putin, es la peor copia del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Considera que la democracia en Rusia es ficticia, donde como en las aldeas de Potemkin, donde aquel príncipe ruso enseñaba falsas aldeas a su amante Catalina II, y la fachada es muy llamativa pero no hay contenido.

Meses atrás reconoció Gorbachev haber aprendido durante la perestroika que la transparencia informativa (glasnost) no es posible sin la democratización de los medios de prensa, sin la libertad de palabra. Hoy reconoce que el 70 por ciento de lo que se publicaba durante el auge de la perestroika y finales de la URSS sobre su persona no le agrada, pero tenía que aceptarlo. En Rusia, afirma, ni los tribunales ni la Duma funcionan como deben y la prensa es controlada. De nada vale tener un parlamento, un sistema judicial, presidente, primer ministro, cuando son imitaciones, dijo a los periodistas. En la conferencia mantuvo su opinión de que la momia de Lenin tiene que ser enterrada y dice ver con simpatía a los demócratas ucranianos, aunque riñan a golpes en el parlamento.

Haciendo un balance de su pasado hay que reconocer que cambió el mapa del mundo. Sus vecinos fueron los principales beneficiados. Aquel bloque socialista fue dejando sin resorte la defensa (Pacto de Varsovia) y la rigidez económica (CAME). En Polonia Solidaridad demostró la pujanza obrera en las urnas y las huelgas, mientras que los comunistas húngaros se transformaron ante la mirada encubridora de Gorbachev. En Praga echaban por la borda a los cómplices de la invasión soviética de 1968 y ponían en la presidencia a un opositor, mientras en Berlín el Muro se iba quebrando. Entendió el mensaje de Ronald Reagan de echar abajo aquella división de la capital alemana. Con los gobernantes de Cuba y Rumania fue explicito – construyan ustedes su paraíso que yo sigo por otro camino. Abrió definitivamente las puertas del Gulag y permitió el activismo político de los antiguos disidentes y opositores. El mismo académico Andrei D. Sajarov de estar desterrado en Gorki y liberado por Gorbachev en diciembre de 1986, se convirtió en marzo de 1989 en diputado al congreso de la URSS.

Gorbachev no es popular en Rusia, ni en las demás repúblicas de la ex Unión Soviética. Y no porque aceptó la desintegración de la URSS, ni porque decidió sacar las tropas soviéticas de Afganistán o porque haya permitido la investigación o publicación de los crímenes de Stalin. Mijail Serguievich por el contrario, se opuso ferozmente a la desaparición del imperio soviético, intentando hasta el último momento mantener aquella unidad artificial de quince naciones. Su mayor fiasco fue el que nunca supo activar en su plenitud las características democráticas de la perestroika y el glasnost.

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    Alvaro Alba

    Álvaro Alba. Subdirector de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB). Historiador y periodista especializado en temas de Europa del Este y la ex Unión Soviética. Máster en Historia por la Universidad Estatal de Odesa, Ucrania. Premio Emmy 2017 (Emmy Award) en la categoría de Documental Histórico y Premio David Burke a la excelencia periodística de USAGM (2020). Desde 1998 trabaja en OCB. Es frecuente panelista en programas de radio y televisión sobre esos temas. 
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