Cuba
A 24 años del crimen del remolcador 13 de marzo

Es verano en La Habana y la brisa de la madrugada se corta con ráfagas de un calor tenso, casi insoportable. Es el 13 de julio de 1994. Son las 3 de la mañana y aunque en el Malecón hay quienes festejan, sin saber, la ciudad duerme, como de costumbre embriagada de sudor y resignación, mientras 72 cubanos se persignan antes de lanzarse al mar. Saben qué buscan. Pero no saben qué encontrarán esa madrugada.
Luego de varias maniobras para intentar no ser atrapados por la policía, ni delatados por informantes voluntarios, echan a andar el remolcador 13 de Marzo, de la Empresa de Servicios Marítimos del Ministerio de Transporte, con el que sueñan llegar a La Florida. Pero la esperanza, ese fantasma que como una eterna niebla envuelve a los cubanos, de pronto se tambalea, se difumina, se vuelve escalofrío, afrenta.
Congresista Mario Díaz-Balart por el aniversario 24 del remolcador 13 de marzo
Declaración del Congresista Mario Díaz-Balart por el aniversario 24 del hundimiento del remolcador 13 de marzo
“Hoy, marcamos veinticuatro años desde que el régimen en Cuba atacó brutalmente y asesinó a docenas de hombres, mujeres y niños que intentaban escapar de la isla esclavizada. Mientras sus seres queridos todavía lloran su pérdida, nosotros debemos continuar exigiendo que los autores de la masacre sean llevados ante la justicia por sus crímenes.
“Lamentablemente, el pueblo cubano sigue sufriendo a manos del asesino régimen en Cuba. Arrestos arbitrarios, encarcelamientos, golpizas y otras formas de opresión persisten en la isla. Miles han intentado el peligroso viaje a través del estrecho de Florida, eligiendo arriesgarse a perecer en el mar en lugar de languidecer otro día en la tiranía.
“Al recordar a las víctimas y rezar por sus seres queridos, también debemos fortalecer nuestra solidaridad con el pueblo cubano que lucha por la libertad para que la dictadura despiadada de Cuba no pueda apagar ninguna otra vida inocente.”
Apenas salen del puerto de La Habana, ven que hay dos barcos con las luces apagadas. Continúan la fuga. Descubren que los barcos les persiguen. No saben si los que bailan y beben en el muro del Malecón se dan cuenta de lo que sucede. Navegan lo más rápido que pueden. Se aferran a la fe, lo único que les queda, pero a los 45 minutos de haber zarpado, a unas siete millas de las costas de la isla, en un sitio conocido como La poceta, donde ya no hay testigos, otros dos barcos embisten al 13 de marzo, y el fantasma adquiere rostro de tragedia.
Polargo 2, perteneciente también a la Empresa de Servicios Marítimos, bloquea por delante al viejo remolcador, y Polargo 5 lo embiste por detrás, partiéndole la popa, buscando hundirlo. Las otras embarcaciones les lanzan fuertes chorros de agua a presión a los que están en cubierta.
Las mujeres y los niños gritan, suplican que paren, que los van a hundir, que tienen niños cargados en sus brazos. Pero los atacantes, todos vestidos de civil, no escuchan, no quieren escuchar, están programados para únicamente escuchar la orden de hundir del barco apenas se alejara de la costa y antes de llegar a aguas internacionales. Cumplen la orden. Asesinan fríamente a 41 personas, entre ellos 10 menores de edad. De las 72 personas, 31 logran sobrevivir. Desde entonces sus vidas no han sido las mismas.
Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Aunque las autoridades cubanas declaran que se trató de un accidente por culpa de gente sin escrúpulos alentados por el imperialismo yanqui, en un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), confeccionado a partir de testimonios de sobrevivientes, aflora todo lo contrario.
El texto relata que varias personas murieron porque se vieron obligadas a refugiarse en el cuarto de máquinas por la fuerte presión de los chorros de agua que les lanzaron. Y precisa que, a pesar de los gritos y las súplicas, los tripulantes de los cuatro barcos estatales no les prestaron auxilio. Al contrario, los ahogaron a consciencia.
Lanchas de las tropas guarda fronteras rescataron a los 31 sobrevivientes. Según la CIDH, primero los condujeron al puesto de guardacostas del pueblo de Jaimanitas, luego a Villa Marista, el temido cuartel general de la policía política. Las mujeres y los niños fueron liberados primero. Los hombres permanecieron detenidos. Todos quedaron marcados para siempre. Pero más que quedar en una lista negra de contrarrevolucionarios, traidores a la patria o culpables de tratar de escapar del paraíso comunista, las marcas que no desaparecerán son las de la muerte.
Los familiares de los ahogados pidieron al gobierno recuperar los cuerpos del fondo del mar. Pero les respondieron que "no contaban con buzos especializados para rescatar los cadáveres". La revolución no podía exhibir 41 asesinados por los gendarmes de la revolución. Las revoluciones no tienen asesinatos, sólo pequeños errores, accidentes.
Los crímenes de la revolución siempre son accidentes
Casi un año después, el Ministerio del Interior (MININT), hizo un comunicado oficial donde dice que las "investigaciones realizadas por las autoridades [cubanas] correspondientes con relación a los hechos ocurridos en la madrugada del 13 de julio [de 1994], en los cuales un barco-remolcador perteneciente a la Empresa de Servicios Marítimos del Ministerio de Transporte se hundió siete millas al norte del puerto de `La Habana', han revelado que el naufragio tuvo lugar debido a una colisión entre dicho remolcador y otro de la misma empresa que trataba de capturarlo".
El informe oficialista dice que "existía un reporte sobre el remolcador que indicaba la presencia de agujeros" y que "los autores de las acciones tenían conocimiento de ello e irresponsablemente no repararon la embarcación antes de continuar con el escape".
"En el intento de detener el robo, tres embarcaciones de la Empresa de Servicios Marítimos del Ministerio de Transportes (MITRANS) trataron de interceptar el remolcador. Así fue como tuvo lugar el desafortunado accidente que causó el hundimiento del barco-remolcador [13 de Marzo]. Dos unidades de los guardacostas que se encontraban patrullando la zona cerca del lugar de los hechos, acudieron inmediatamente junto a las tres embarcaciones MITRANS en una operación de rescate para salvar a las víctimas del naufragio", arguye el Estado cubano.
"Una vez más, este desafortunado incidente demuestra como elementos inescrupulosos arriesgan las vidas de muchas personas, incluyendo mujeres y niños, en el deseo de emigrar ilegalmente de nuestro país para ser recibidos en calidad de héroes por los Estados Unidos, a pesar de que las autoridades americanas --como todos sabemos-- les niegan las visas para viajar de una manera normal", concluye el MININT.
Testimonios de los sobrevivientes
Aunque el régimen cubano ha intentado adulterar los hechos y culpabilizar a las víctimas, los sobrevivientes han contado lo sucedido.
Arquímedes Lebrigio dijo que cuando zarpó el barco, él se "encontraba en la zona baja del mismo y pudo constatar que no hacía agua por ninguna parte" y "cuando subió a cubierta observó que eran embestidos por la proa y popa".
Jeanette Hernández Gutiérrez relató que vio "dos remolcadores apagados, en la boca de la Bahía. Ellos nos dejaron salir, pero después empiezan los chorros de las mangueras de agua, eran constantes, los chorros no nos los quitaban sabiendo que iban niños. Cuando estábamos a siete millas, nosotros vemos que ellos aceleran y se nos ponen al lado y como ya no se veían las costas cubanas, empiezan a darnos bandazos. Cogemos miedo por los niños, no por nosotros porque si hubiéramos sido nosotros no nos importa, pero eran niños, y niños de cinco meses en adelante. Levantamos los niños y ellos lo ven y empezamos a gritarles que por favor no hagan eso y ellos no hacen caso. En ningún momento nos dijeron con el altavoz que paráramos ni nada (...) Nos dejan salir de la bahía y nos atacan a siete millas, donde no hay testigos".
María Victoria García Suarez señaló que "en eso vemos que vienen dos remolcadores de bombero atrás de nosotros", "se pegan a los lados y entonces empiezan a tirarnos agua". "Entonces seguimos y les decíamos que no nos hicieran daño, que llevábamos niños allí y les enseñamos los niños y ellos seguían tirando agua". "Después vimos dos [barcos] más, como a siete millas, se pusieron uno por cada lado: uno al frente, otro por detrás y uno de cada lado" y "entonces, los cuatro empezaron a tirarnos agua y uno de los buques agarró a chocarnos (...) Nosotros les dijimos que nos salvaran, que nos subieran, que había niños, y lo que hacían era reírse".
Según Hernández Gutiérrez, el remolcador "más grande se nos sube en popa y nos parte la mitad del barco de la parte de atrás. Entonces, en ese momento por poco caen dos hombres al agua, entre ellos mi esposo (Raúl). El barco queda a la deriva porque al patrón, que se llamaba Fidencio Ramel, lo tumban con los chorros de presión de agua. Él desapareció, así inesperadamente y cuando Raúl, a quien le están asumiendo toda la responsabilidad, ve que estamos a la deriva, sube y va corriendo para allá arriba. Él tenía noción de cómo se manejaba. Entonces con su noción, él trata de ayudarnos de salvarnos, porque ya el barco tenía tanta agua por los chorros de presión porque lo tiraban directamente a la bodega, directamente allí, a la cara de los niños. Los niños inclusive tenían que bajar la cara, porque eso no es fácil respirarlo ni tragarlo".
"Yo tenía presentimiento de que nos iban a matar, porque si no hubieran parado. Raúl para la máquina y cuando ellos ven que se detiene, no perdonaron eso, ni respetaron que Raúl hizo eso. Nos hundieron de la siguiente forma: el remolcador que nos parte la popa se pone por adelante y se sube en proa y la parte. Toda la gente que estaba en la bodega, éramos alrededor de setenta y dos personas. La mayoría niños y mujeres. Los que menos se murieron fueron hombres, pero qué no hicieron esos hombres pues para salvar a esa gente también. Mucha gente de la que iba arriba, cuando sucede este desastre que nos hundimos, flota, pero estos remolcadores se echan para atrás, desaparecen de allí por unos metros, pero no nos tiran ni salvavidas, no nos brindan ningún tipo de ayuda. Inclusive un solo remolcador tiraba los salvavidas y lejos de nosotros para que no los cogiéramos (...) Salimos a buscar al otro niño, pero cuando vamos a salir, yo siento que cuando me van a sacar del barco, el niño, el otro niño, el que falleció, me tenía el pie abrazado (...) y cuando me sacan que lo voy a coger se desprendió el tennis y todo se fue, no lo pude coger; eso fue terrible. Entonces cuando yo vi a mi cuñado que sale con Sergito, el niño más chiquito, ya sentí un alivio porque por lo menos uno me quedó. Entonces lo cogí y nos quedamos con él", recuerda la sobreviviente en uno de los más conmovedores testimonios de los crímenes castristas.
El Estado cubano, responsable
La CIDH, considera que "el Estado de Cuba es responsable de la violación del derecho a la vida (artículo I de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre).
A juicio de la CIDH, "los daños producidos como consecuencia de los actos ilícitos cometidos por el Estado cubano son los siguientes: a) el daño físico irreparable, consistente en la muerte de las 41 personas que naufragaron en el remolcador 13 de Marzo; b) el daño moral y sicológico causado a los familiares de las víctimas y sobrevivientes, consistente en el sufrimiento emocional por la pérdida de los seres queridos, el trauma resultante de los hechos, y la imposibilidad de recuperar los cadáveres para darles una adecuada sepultura, todo ello sumado al conocimiento de que no se les ha hecho justicia, es decir que la muerte ocasionada por funcionarios estatales cubanos se mantiene impune; y c) el daño material, consistente en el lucro cesante y daño emergente".
Hoy se cumplen 24 años de este crimen que permanece impune.
Las víctimas mortales y los sobrevivientes
Los fallecidos fueron: Leonardo Notario Góngora (de 27 años), Marta Tacoronte Vega (36), Caridad Leyva Tacoronte (36), Yausel Eugenio Pérez Tacoronte (11), Mayulis Méndez Tacoronte (17), Odalys Muñoz García (21), Pilar Almanza Romero (30), Yaser Perodín Almanza (11), Manuel Sánchez Callol (58), Juliana Enríquez Carrasana (23), Helen Martínez Enríquez (6 meses), Reynaldo Marrero (45), Joel García Suárez (24), Juan Mario Gutiérrez García (10), Ernesto Alfonso Joureiro (25), Amado González Raíces (50), Lázaro Borges Priel (34), Liset Álvarez Guerra (24), Yisel Borges Álvarez (4), Guillermo Cruz Martínez (46), Fidelio Ramel Prieto-Hernández (51), Rosa María Alcalde Preig (47), Yaltamira Anaya Carrasco (22), José Carlos Nicole Anaya (3), María Carrasco Anaya (44), Julia Caridad Ruiz Blanco (35), Ángel René Abreu Ruíz (3), Jorge Arquímides Lebrijio Flores (28), Eduardo Suárez Esquivel (39), Elicer Suárez Plascencia, Omar Rodríguez Suárez (33), Miralis Fernández Rodríguez (28), Cindy Rodríguez Fernández (2), José Gregorio Balmaceda Castillo (24), Rigoberto Feut González (31), Midalis Sanabria Cabrera (19) y cuatro víctimas más que no pudieron ser identificadas.
Los que lograron sobrevivir son: Mayda Tacoronte Verga (años 28), Milena Labrada Tacoronte (3), Román Lugo Martínez (30), Daysi Martínez Findore (26), Tacney Estévez Martínez (3), Susana Rojas Martínez (8), Raúl Muñoz García (23), Janette Hernández Gutiérrez (19), Modesto Almanza Romero (28), Frank González Vásquez (21), Daniel González Hernández (21), Sergio Perodín Pérez (38), Sergio Perodín Almanza (7), Gustavo Guillermo Martínez Gutiérrez (38), Yandi Gustavo Martínez Hidalgo (9), José Fabián Valdés (17), Eugenio Fuentes Díaz (36), Juan Gustavo Bargaza del Pino (42), Juan Fidel González Salinas (42), Reynaldo Marrero Canarana (16), Daniel Prieto Suárez (22), Iván Prieto Suárez (26), Jorge Luis Cuba Suárez (23), María Victoria García Suárez (28), Arquímides Venancio Lebrijio Gamboa (52), Yaussany Tuero Sierra (20), Pedro Francisco Garijo Galego (31), Julio César Domínguez Alcalde (33), Armando Morales Piloto (38), Juan Bernardo Varela Amaro y Jorge Alberto Hernández Ávila (33).
(Con información de la CIDH)
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Veinte años después de la Primavera Negra las Damas de Blanco siguen siendo reprimidas (VIDEO)

Durante una jornada dedicada a recordar la ola represiva de la Primavera Negra de 2003, al menos 10 Damas de Blanco fueron detenidas este domingo en las provincias de La Habana y Matanzas para impedirles asistir a misa.
El expreso político Ángel Moya Acosta, esposo de la líder de la agrupación Berta Soler, también fue detenido en el domingo número 44 de represión a la campaña por la libertad de los presos políticos en Cuba que realiza la organización femenina.
En declaraciones a Radio Martí, Berta Soler, líder de la agrupación y una de las arrestadas al salir de la sede de la organización en Lawton, La Habana, resumió lo ocurrido.
“En La Habana, dos Damas de Blanco fueron detenidas, una de ellas multada y tres Damas de Blanco pudieron participar en misa. En Santiago de Cuba, tres Damas de Blanco pudieron participar en Misa; en Matanzas, pudieron participar en misa 13 Damas de Blanco y fueron detenidas 8 Damas de Blanco en la provincia de Matanzas", detalló.
Este domingo fue dedicado al 30 aniversario de la ola represiva contra 75 activistas en la Primavera Negra de 2023, explicó la líder de las Damas de Blanco.
Soler relató que al salir de la sede de la organización junto a su esposo, el exprisionero político Ángel Moya, “ahí ya nos estaban esperando mujeres represoras del Departamento de la Seguridad del Estado y la Policía Nacional Revolucionaria vestidas de civil".
"Fuimos detenidos ambos, conducidos para la Unidad de Policía de Aguilera donde, por separado, nos estaba esperando un médico para realizarnos un chequeo médico y nosotros nos negamos", añadió.
Moya fue conducido, después de salir de Aguilera, para la Unidad de la Policía de Guanabacoa, donde estuvo retenido hasta las 6:05 de la mañana de este lunes. También fue multado con 30 pesos, moneda nacional, dijo Soler.
En el caso de la Dama de Blanco, fue trasladada a la Oncena Unidad de Policía, en San Miguel del Padrón, "hasta las 5: 30 de la mañana de hoy, lunes 20, que fui liberada y multada con 30 pesos, moneda nacional”.
Fundadas el 19 de marzo de 2003, en respuesta a la ola represiva desatada ese año contra activistas y opositores, en una jornada que pasaría a la historia como la Primavera Negra de Cuba, las Damas de Blanco, integradas por madres, esposas, hermanas e hijas de los presos políticos cubanos, fueron galardonadas en 2005 con el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia.
Reportan epidemia de varicela en Sancti Spíritus

La varicela o “china”, como habitualmente se la conoce en la isla, ha hecho saltar las alarmas en Sancti Spíritus, una de las provincias centrales de la isla, donde han sido atendidos al menos 120 casos por la enfermedad, en su mayoría niños, cuyas edades oscilan entre cinco y nueve años.
Según dio a conocer el diario Escambray, órgano oficial de la provincia, la alerta epidemiológica fue lanzada en los primeros días de marzo, advirtiendo al Ministerio de Educación sobre la necesidad de extremar las medidas higiénicas en los centros educacionales para frenar el contagio.
En circunstancias normales de higiene, con alimentación adecuada y los imprescindibles medicamentos tópicos que ayudan a calmar los síntomas, la varicela puede pasarse como una simple enfermedad estacional, no obstante, debe ser vigilada de cerca para evitar complicaciones mayores.
En medio de la crisis que atraviesan los cubanos, carentes de productos de higiene, medicamentos y alimentos, una epidemia de varicela puede acarrear serias consecuencias en el país.
En palabras de Leandro Castellanos, médico internista de origen cubano que reside en los Estados Unidos, “Las enfermedades por las que la gente recurre a hospitales (en Cuba) son enfermedades de tercer mundo. Hablamos de neumonía y otras enfermedades infectocontagiosas”, expresó la semana pasada el galeno a la emisora colombiana Blu Radio.
En respuesta a recientes declaraciones de la vicepresidente de Colombia, Francia Márquez, sobre las bondades del sistema de salud cubano, el Dr. Castellanos, afirmó que la medicina preventiva en Cuba no funciona.
Asistentes al juego en el LoanDepot Park podrán usar camisetas de "Patria y Vida" (VIDEO)

Los asistentes al juego de EEUU y Cuba en la semifinal del Clásico Mundial de Béisbol de este domingo, en el LoanDepot Park de Miami, podrán usar camisetas con la frase "Patria y Vida" y enarbolar pancartas en señal de protesta, anunció el alcalde de Miami, Francis Suárez.
En una conferencia de prensa convocada por la organización opositora en el exilio Asamblea de la Resistencia Cubana, Suárez dijo a Radio Televisión Martí que las pancartas podrán entrarse al estadio siempre y cuando no contengan vulgaridades y no bloqueen la vista a otros aficionados.
Súarez comentó que el derecho a la protesta de los asistentes al evento es una muestra de la diferencia entre una sociedad totalitaria, como la de Cuba, y las libertades que ofrecen a sus ciudadanos las leyes de los Estados Unidos.
El presidente de la Asamblea de la Resistencia Cuba, Orlando Gutiérrez, explicó que las protestas no están dirigidas a los atletas, sino al gobierno que representa la escuadra cubana en este torneo.
Activistas cubanos en el exilio señalaron que estas protestas constituyen un eslabón más en lo que ha sido una larga lucha contra el régimen de La Habana.
Antonio Díaz, exprisionero de la Primera Negra de Cuba de 2003, recordó que, precisamente un 19 de marzo, fue liberado tras cumplir siete años de prisión por su activismo político como miembro del opositor Movimiento Cristiano Liberación.
Díaz manifestó que ningún pelotero del equipo Cuba puede participar en un evento de esta magnitud en Estados Unidos sin mostrar su apoyo por el régimen cubano.
Cuba vs. EEUU, más allá de un simple juego de pelota (VIDEOS)

Cuando las selecciones Cuba y Estados Unidos disputen la primera semifinal del Clásico Mundial de Béisbol (WBC) este domingo, en Miami, será un día de muchas primeras veces.
Nunca antes ambos equipos se han enfrentado en las cuatro ediciones anteriores del WBC.
En el 2006, a los estadounidenses los eliminaron en segunda ronda, cuando Cuba llegó hasta la finl, mientras que en el 2009, 2013 y 2017, fueron los cubanos quienes no pasaron de esa fase.
Nunca antes, en más de seis décadas, una selección cubana jugó en Miami, la ciudad que alberga la mayor cantidad de exiliados de la isla.
Lo más cerca que estuvo alguna vez de jugar en Miami un equipo cubano fue en 2021, en el torneo clasificatorio para los Juegos Olímpicos, que se disputó en West Palm Beach, unas 80 millas al norte de la Capital del Sol, ocasión que tres jugadores aprovecharon para abandonar el equipo y quedarse en Estados Unidos.
Dos de ellos, el pitcher Andy Rodríguez y el segunda base César Prieto, ya tienen contratos profesionales y forman parte de las organizaciones de los Rangers de Texas y los Orioles, respectivamente.
En 1991, la selección hizo una breve escala en el Aeropuerto Internacional de Miami, cuando iba de Tennessee a La Habana, y el pitcher René Arocha se convirtió en el primero en 30 años en escapar del equipo.
Arocha llegó a jugar en Grandes Ligas, y con ello abrió el camino a cientos de compatriotas que siguieron sus pasos.
Nunca antes una selección cubana enfrentó un trabuco compuesto por estrellas estadounidenses en las Grandes Ligas.
Lo más parecido fue cuando, en 1999, los cubanos celebraron dos partidos de exhibición ante los Orioles de Baltimore, y en 2016, durante el deshielo con Cuba propiciado por el presidente Barack Obama, los Rays de Tampa Bay disputaron un choque en La Habana.
Fuera de eso, Cuba dominó por décadas el escenario beisbolero mundial con un equipo de profesionales de Estado, disfrazados de amateurs, ante jugadores universitarios de Estados Unidos.
Cuando en 1962, el dictador Fidel Castro eliminó el profesionalismo en el deporte en Cuba, todo el talento beisbolero de la isla se concentró bajo el control estatal y sus triunfos, cada vez más fáciles en el ámbito internacional, eran usados como bandera para exponer la superioridad del deporte socialista en medio de la Guerra Fría.
Ganarle a los americanos se convirtió en un acto de propaganda política del régimen, que escondía a los fanáticos del béisbol la realidad cualitativa de sus rivales.
Este domingo, por primera vez, Cuba verá enfrente a una pléyade de estrellas como Mike Trout, Nolan Arenado, Paul Goldschmidt, J.T. Realmuto, Mookie Betts y Trea Turner, entre otros.
Nunca antes fueron llamados a filas por las autoridades de La Habana peloteros que juegan en las Grandes Ligas y no están bajo el control de la Federación Cubana de Béisbol (FCB).
No se trata de la primera vez que Cuba use profesionales en su selección nacional.
Hace años ya, con Fidel Castro fuera de escena, las autoridades desterraron el “amauterismo” que tanto defendía el dictador y, en busca de conseguir ingresos para sus arcas, el régimen comenzó a exportar peloteros a la Liga Profesional Japonesa (NPB), con contratos en los que la FCB se queda con una parte del dinero.
Esos profesionales de la NPB desde hace tiempo son convocados a la selección, prácticamente como un acto obligatorio.
Pero ahora, Luis Robert y Yoán Moncada, de los Medias Blancas de Chicago, se convirtieron en los primeros peloteros activos en MLB en vestir el uniforme de Cuba, junto a Roenis Elías, Yoenis Céspedes, Onelki García, Andy Ibáñez, Erisbel Arrebarruena, quienes han pasado por las Mayores, así como Miguel Romero, que se desempeña en Ligas Menores.
Por décadas, el régimen cubano llamó "desertores, traidores y apátridas" a estos peloteros que se iban del país en busca de perseguir sus sueños de jugar en Grandes Ligas.
Senadores de EEUU piden a Blinken "más esfuerzos" para desalentar a los países de la región de apoyar las misiones médicas cubanas

Los senadores estadounidenses Marco Rubio, republicano por la Florida, y Bob Menéndez, demócrata por New Jersey, enviaron una carta este viernes al Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, solicitando que se hagan más esfuerzos para desalentar a los países de la región de apoyar el tráfico humano del régimen cubano.
Específicamente, en la carta, los senadores pidieron al Secretario Blinken que inste a los gobiernos de la región a poner fin al uso de personal médico cubano en sus programas nacionales de salud.
El documento recuerda que "las misiones médicas internacionales de Cuba son una forma de trata de personas y esclavitud moderna", según el Informe anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre Trata de Personas.
Los legisladores aseguraron que el régimen cubano maneja un sistema en el que los médicos y el personal médico cubanos son obligados a trabajar en el extranjero bajo contratos opacos y cuando se encuentran realizando las misiones "el régimen cubano confisca los pasaportes, credenciales profesionales y salarios de las víctimas de estos programas", así como también acosa y amenaza a estos profesionales y sus familiares si intentan retirarse de las mismas.
Rubio y Menéndez expresaron su preocupación, pues a pesar de la extensa evidencia que documenta los perjuicios del programa de misiones médicas internacionales de Cuba, en las últimas semanas, los gobiernos de México, Brasil y Colombia han anunciado su intención de expandir o reiniciar su participación en estos programas coercitivos.
"La participación en estas misiones es una clara violación del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, y de las leyes de estas naciones que prohíben el trabajo forzado", resaltaron los senadores.
La misiva destacó que el apoyo de las misiones cubanas es inconsistente con el compromiso de Estados Unidos con las libertades fundamentales y los derechos humanos universales.
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