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Los cubanos de ultramar, el más fiel de los amigos


Fidel Castro habla de su celular.
Fidel Castro habla de su celular.

Creo que el papel más importante de la actual disidencia cubana es romper el cerco de la exclusión, e intentar fusionarse con el resto de la sociedad, y empoderarse económicamente.

Los más altos dirigentes del gobierno revolucionario, y del estado cubano, disfrutan de un extraño apartamiento donde viven apartados (valga la redundancia) del resto de la sociedad, así crean y manipulan ese morbo informativo, del que muchos desean saber si existe alguna diferencia entre magnate imperialista, y gran jefe comunista.

Aunque no es imposible, sí es muy difícil entrar a ese gueto protegido. Los dirigentes cubanos se visitan entre ellos, se divierten entre ellos, y se aparean entre ellos. Existen casos, y no aislados, en que la esposa de algún militar no en busca de placer sino de un mejor partido, termina como acompañante casual del compañero General que, aunque viudo, posee doctorado en marxismo y entiende perfectamente el significado de “Propiedad Común”.

Lo triste, aunque entendible, es que ciertos disidentes (y ahora dejamos a un lado el desparpajo indecoroso de la cúpula gobernante), por razones diferentes se auto marginan y viven en una suerte de burbuja. Y conste, no soy ajeno al peligro de lo real, ni a lo equívoco de lo emotivo; pero, estoy seguro que para lograr una real connotación en la vida política ese auto-confinamiento es un error, porque si bien los protege, también los invisibiliza.

No me cansaré de decir que el gobierno de Cuba, y lo ha demostrado por años, sabe actuar perfectamente en contra de grupos y partidos, refugiándose en su raída y exagerada posición de víctima con poder. Es cierto, ha tratado por muchos años y casi convence que enfrentarse a un gigante, enaltece; pero no sabe cómo actuar frente a la individualidad.

Al poder cubano se le está cuarteando el muro y dice estar abriendo espacios que únicamente son grietas. El escenario le es adverso; la fantasía prometida de un futuro luminoso se desvanece en una economía inexistente.

Las redes sociales y los teléfonos celulares dieron al traste y pusieron al descubierto aquello que por mucho tiempo le fue vedado al mundo, ayudaron a romper el santo velo de una virgen abusada, (por el aquello que está de moda la Iglesia). Pero quedarse estancado frente a la brillante pantalla de un ordenador, me parece una torpeza. No creo que sea el momento para confundir conceptos: la individualidad no es lo mismo que individualismo; ni heroísmo, es protagonismo.

En los albores de un verano que promete ser muy caliente, después de años de esperanza sin vislumbrar el mañana, pocos cubanos, gracias a Dios, están dispuestos a ser fieles penitentes de un nuevo semidiós, que intenta, y le queda fatal, con palabras insulsas y frases grandilocuentes hacer marketing con los derechos ciudadanos.

Creo que el papel más importante de la actual disidencia cubana es romper el cerco de la exclusión, e intentar fusionarse con el resto de la sociedad, y empoderarse económicamente.

Hoy, la desesperanza parece ser el más fuerte de los enemigos; los cubanos de ultramar, el más fiel de los amigos.
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    Juan Juan Almeida

    Licenciado en Ciencias Penales. Analista, escritor. Fue premiado en un concurso de cuentos cortos en Argentina. En el año 2009 publica “Memorias de un guerrillero desconocido cubano”, novela testimonio donde satiriza  la decadencia de la élite del poder en Cuba.

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